De la ganadora del Premio Cervantes

Para leer a Cristina Peri Rossi ajustando la perspectiva: treinta relatos de 1983 vuelven a librerías

Con narraciones teñidas de un humor escéptico, desencantado, algunas de ellas de tono melancólico.

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Cristina Peri Rossi
Cristina Peri Rossi
(EFE/Archivo El País)

por Juan de Marsilio
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Los premios literarios por toda una trayectoria —como el Nobel o el Cervantes— llaman la atención de las nuevas generaciones sobre autores valiosos, aunque no jóvenes, y sobre textos publicados por primera vez décadas atrás. Esto requiere del nuevo lector un ajuste en su perspectiva, so pena de desilusión. Tal es el caso de la obra de la poeta, narradora y ensayista Cristina Peri Rossi —nacida en Montevideo en 1941, exiliada desde 1972, Premio Cervantes 2021— y de los treinta cuentos reunidos en El museo de los esfuerzos inútiles, cuya primera edición data de 1983.

Antes de su exilio, debido al difícil clima previo a la dictadura —en “La ciudad”, penúltimo cuento de este volumen, un exiliado tiene angustiosos sueños recurrentes sobre su ciudad de origen— se había ganado un lugar entre los escritores jóvenes con los poemas eróticos de Evohé, los relatos de Los museos abandonados y la novela El libro de mis primos, entre otros títulos. Como narradora, puede ubicársela en la tradición uruguaya de narrativa “rara”, que se aleja del realismo y explora el relato fantástico, el absurdo y la narración en clave simbólica. Y eso es lo que hallará el lector, con alto nivel de calidad, en este libro. Que al lector de 2024 los textos le resulten tan provocadores, y sobre todo sorprendentes como reza en la contratapa —lo fueron en 1983—, ya es otra cosa.

Se trata de narraciones teñidas de un humor escéptico, desencantado, algunas de ellas de tono melancólico, como “Las bañistas”, “El museo de los esfuerzos inútiles” que abre el volumen y “Cuaderno de viaje”, el más bello de los textos del volumen, por su prosa precisa y su tono poético.

En casi todos los textos, Peri Rossi hace que los personajes y/o el narrador empleen en sentido literal expresiones que el habla cotidiana usa en sentido figurado. El mejor es “Darle margaritas a los cerdos”, en el que un granjero alimenta a sus porcinos con esas flores, porque en su campo no cultiva otra cosa y eso les ha dado de comer siempre. Hay algo de heroico en tanta tenacidad sin sentido, y el libro cierra su círculo, porque el esfuerzo de este granjero es digno de un lugar de honor en el museo de esfuerzos inútiles del cuento inicial. Son de lamentar unas pocas erratas, todas de tildes.

EL MUSEO DE LOS ESFUERZOS INÚTILES, de Cristina Peri Rossi. Hum, 2024. Montevideo, 204 págs.

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