Poesía argentina

Poemas que se desperdigan como al ras del suelo: el debut poético de Eleonora González Capria

El libro se titula "Revientacaballos"

Compartir esta noticia
Eleonora González Capria foto Gustavo Raña.jpg
Eleonora González Capria
(foto Gustavo Raña)

por Gera Ferreira
.
De María Rosa Oliver a Alejandra Pizarnik; de Silvina Bullrich a Aurora Venturini, no es casualidad encontrar en la rica literatura argentina casos donde la pasión y expertise por la escritura vayan acompañadas por las de la traducción, si bien la mayoría trascendió por su rol autoral. Eleonora González Capria (Buenos Aires, 1983) se suma a esta pléyade de bilingües experimentadas y políglotas, para quienes habitar y dominar una sola lengua no es suficiente. En su carrera ha traducido a escritoras canónicas como Lydia Davis y Katherine Mansfield, así como figuras nuevas como la italiana Francesca Manfredi (L’impero della polvere, 2023). En Uruguay puede rastrearse una camada igual de ocupada en ambas vetas (escritura-traducción) como es el caso de Ida Vitale, Idea Vilariño, Rosario Lázaro Igoa, Lalo Barrubia, Cristina Peri Rossi y la ineludible Susana Soca.

Revientacaballos es el debut poético de González Capria y en sus veinte poemas —“carozos verbales” dice María Negroni en contratapa— planta las raíces firmes de una voz selectiva y errante que se instala, mirona, al costado del camino, ese territorio de incertidumbres de donde también emergen libros. Como su condición de maleza indica, la planta homónima, estos poemas se desperdigan con pericia a ras del suelo. Hábil observadora, aprecia “la lista entera de la fauna terrestre” y se sienta al filo de la tarde a dormir “la siesta de las uvas”. Fueron llamados a criarse a baja altura estos poemas, en superficies movedizas donde el agua, o mejor, la conexión familiar con el signo marítimo inyecta a las palabras un frescor traído de otro lugar, tupido de significados, se podría decir traducidos, como si de repente no fueran textos sino recuerdos puros, pájaros mansos dentro de cajas, acumulando “el peso agregado de los meses” antes de lanzarse a cielo conocido. Hay poemas que habitan en la sierra, íntimos, circunstanciales, o cerca de donde descansan animales, y así como la planta (esta poesía) cautiva por su belleza, es temida por osos, lobos y zorros que caminan el poemario, por sus espinas/versos, si se la agrede, por su toxicidad/canto, si es ingerida, a peces y reses por igual: “cómo se cuenta/ un día así cuando termina”, dice, sin levantar la mirada verde de sus pies.

REVIENTACABALLOS, de Eleonora González Capria. Caleta Olivia, 2021. Buenos Aires, 47 págs.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar