Poéticas de Eduardo Milán
Porque el capitalismo te cobra cada segundo que tuvo que parar en el 2020.
Si no puedes estar a la altura de la significación. Si no puedes estar a la altura de la pérdida de significación. Ver cómo el objeto perdido detrás del cual íbamos todos al descender del barco, noche calma, uno que otro ladrido, ningún perro en presencia que molinee la cola —eso era escribir poesía. Caminar sobre la arena hundiendo la pisada —si vuelves con cuidado la cabeza antes que la tape un aluvión de granos o un puñado de arena para ser más gráficos— crea huella. Ella, la huella, es lo que habla. La pisada se pierde noche adentro o casa adentro. Lo que deja el pie ya es otra cosa y estoy hablando de pérdida. La crisis es de significación. ¿Buen momento de la poesía haber caído al fondo de uno mismo hasta dar con el murciélago que gotea como tortura china o llave del agua mal cerrada —canilla acá? Ciudad Gótica neblina sobre las capa del murciélago. Pero no hay novedad: neblina siempre. Lo que hay es filosofía mediática, pensadores del fast food capitalista que pusieron su deseo en la red como pelota con mano de Maradona. Unos pensadores se apropian del comunismo para sí —que no es lo mismo que el comunismo en sí. Entonces hablan a nombre del comunismo. Como si yo fuera el movimiento obrero. Entonces deciden que ellos reparten la riqueza. Y que todo es de todos. Entonces usan lo que pensaron unos filósofos que no pueden renacer para estar ahí o no son suficientemente rápidos —ah, medios de difusión, ah, mediocres de la especie intáctil, ah Medialuna de las Tierras Fértiles y, sobre todo: ah, Mediodía de Provenza en el siglo XII, Lengua del Sí, Arnaut Daniel, Gran Noigandres que resultó “El grano de alegría que protege del tedio”— como si el pensamiento fuera gratis. Y lo es. Pero no es valor de uso: es la capacidad de usar al otro para uso propio. Estos pensadores juraron que se acababa el capitalismo. A un año y pico —pico de buitre en hígado de Prometeo— de esas declaraciones heroicas, blogueras del día a día maniático como murciélago mediático colgando cabeza abajo del sueño, el capitalismo te cobra cada segundo que tuvo que parar en 2020. ¡Huelga decir la paradoja de un paro de capital!