Una colección valiosa
El libro trae 14 cuentos que son una buena síntesis del estilo que consagró a este grande olvidado del siglo XIX.
El escritor Benjamin Franklin Norris, nombre hiperpatriótico que redujo al más simple Frank Norris (1870-1902), comparte algunas características con otro autor del siglo XIX estadounidense, Stephen Crane. Ambos murieron jóvenes y escribieron mucho y bueno. La diferencia quizá estriba en que Crane ha sido revalorizado, en particular gracias al impresionante abordaje biográfico de Paul Auster —La llama inmortal de Stephen Crane— que solo menciona a Norris tres veces y es para citar palabras suyas sobre Crane. Los dos formaron parte de una corriente naturalista, con apego a las teorías de Darwin y una visión determinista de la vida.
Esta colección de sus mejores relatos contiene catorce piezas que sintetizan el estilo de Norris: una preocupación por dar el tono de los personajes, un manejo brillante del lenguaje coloquial, sentido del humor y un trasfondo pesimista sobre la naturaleza del hombre. Incluye relatos de corte sobrenatural; vidas de cuatreros, pugilistas, alambradores; variaciones pseudo románticas sobre modalidades de conquista y/o explotación sexual; historias de corte social y crítica a diversas modalidades de depredación económica; y relatos metaliterarios que podrían leerse como profecías autocumplidas. En este renglón último destacan “Fuegos que se extinguen”, ambientado en California, donde un escritor principiante se mete a todo el mundo en el bolsillo (primero), es comparado con Stevenson y Kipling (después) y aborrecido y olvidado (al final); y “Su hermana”, historia de un periodista sin tema en la que el autor desliza un buen consejo: “No son las cosas que han ocurrido de verdad las que contribuyen a crear una buena ficción, sino aquellas que parecen reales”.
La capacidad de Norris para mantener la tensión aventurera es notoria en relatos como “La doble personalidad de Slick Nick Dickerson” donde un grupo de marineros de avería se dedican al rescate y saqueo de barcos hundidos; o en “Informe de una muerte súbita” donde se cuenta el asedio hasta morir de unos jóvenes a manos de una pandilla fantasmal. Pero el relato que sobresale es de naturaleza crítica. En “El negocio del trigo” muestra a un granjero trabajador que lo pierde todo cuando el precio del trigo varía en la Bolsa, al albur de rencillas entre brokers, y sin que el trigo real tenga nada que ver. Sin salirse de la historia, Norris explica con claridad lo que pasa, y deja al lector en el punto que quiere: pensando.
LOS MEJORES RELATOS, de Frank Norris. Gatopardo, 2018. Tr. de Ramón de España. Barcelona, 259 págs.