De la mesa de saldos

Rescatando una autobiografía reciente de Kamala Harris: los datos públicos y privados de una vida

La lucha marcada por los derechos civiles y contra la segregación negra

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Kamala Harris
Kamala Harris
(foto Andrew Harnik/ Getty Images via AFP)

por László Erdélyi
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La instalación de Kamala Harris como candidata a presidente de los Estados Unidos —dejando atrás el relativo anonimato de la vicepresidencia— ha revelado hasta qué punto el público promedio ignoraba aspectos básicos de su vida. Lo cual, claro, alimentó a los inefables trolls, con sus fake news y estereotipos, incluso en Uruguay. Frases del tipo “Kamala Harris es el mal fruto de un padre comunista que...”, en sus numerosas variantes, fueron replicadas con total frivolidad en un ambiente donde abunda la pereza, el chisme y el poco interés por saber datos concretos, pero mucho por opinar.

La autobiografía de Kamala Harris, Nuestra verdad, que publicó la editorial Planeta en castellano en 2021, llegó a librerías sin pena ni gloria. De hecho hoy ya está en mesas de saldo. Publicada en Estados Unidos como The Truth We Hold. An American Journey en 2019, recorre su vida privada y pública hasta las primeras acciones ejecutivas del gobierno de Donald Trump, destacando aquellas que buscaron desmantelar las conquistas civiles del gobierno de Barack Obama. El libro se inicia cuando niña, recorre toda su vida y hacia el final la entonces senadora electa por el populoso y rico Estado de California cuenta cómo hizo sus primeras armas políticas dentro del Beltway, la autopista interestatal 495 que rodea a Washington DC, el lugar donde se ejerce la política nacional de la gran democracia del norte.

Vínculos cercanos. Su padre Donald Harris nació en Jamaica, y su madre Shyamala Gopalán era de la India. Ambos llegaron a Estados Unidos para realizar estudios superiores de posgrado, y allí se conocieron. Kamala nace en California en 1964, y gran parte de su infancia transcurre en un sector de Berkeley que era “un barrio unido de familias trabajadoras centradas en hacer bien las cosas, pagar las facturas y estar disponibles para los demás”. Este estar “para los demás” no es mera retórica, es parte de la cultura política de servicio que sobrevive en los Estados Unidos entre la gente común. El mensaje es claro desde el comienzo: lo que importa son las relaciones cercanas, los afectos, los amigos, el barrio, esa matriz ciudadana del vínculo cara a cara que permite sentir, confiar, y también reclamar, juntos, sin renunciar a la individualidad. El eje barrial de su formación cívica fue el centro cultural Rainbow Sign, de Grove Street y Derby, un lugar para las artes y la cultura en el más amplio sentido. Allí Kamala toma conciencia de su negritud y el significado de la lucha por los derechos civiles de su comunidad negra. Nombres como el escritor, dramaturgo y poeta James Baldwin, invitado habitual al club, también Alice Walker (autora de la novela El color púrpura y Premio Pulitzer), o Nina Simone, que llegó a cantar allí, van formando su universo intelectual. Cuando siente que su vocación es la abogacía, opta por la Universidad Howard, un campus históricamente negro con referentes como Thurgood Marshall, el primer juez negro del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Kamala recuerda “la belleza de Howard”, pues “todo indicaba que los estudiantes podíamos ser lo que quisiéramos, que éramos jóvenes, talentosos y negros, y que no debíamos dejar que nada se interpusiera en nuestro camino hacia el éxito”.

Esa forma de sentir las metas, de la necesidad del “primero siempre”, autoexigente y feroz, permea todo el resto de los capítulos del libro. Su ascenso en el servicio público se dio como fiscal electa en diversas instancias, sintiendo siempre que había una justicia para los pobres, dejándolos casi al borde de la indefensión, y otra para los ricos, donde los abogados caros imponían otras condiciones. Pero la injusticia es más amplia y Kamala la expone con datos: en 2015 se sabía que el 95% de los fiscales electos eran blancos, y el 79% hombres blancos. También cuenta detalles de casos que le tocaron como fiscal, desde asesinatos y violencia doméstica hasta aquellos que la enfrentaron a grandes corporaciones. Cobran especial vuelo las historias sobre la guerra contra las drogas y el crimen organizado, el hacinamiento en las prisiones, y el programa Back on Track que buscó por diversos medios reinsertar a los liberados para que no reincidan, de buen éxito.

El que trata la crisis del 2008 que dejó a tantos sin hogar posee una fuerte épica porque afectó a la hipoteca de la casa de su madre (no entra en detalles), como a cientos de miles. Debió enfrentar a los bancos para sacarles la mayor cantidad de dinero posible y resarcir así a los afectados en California. Le ofrecían la suma de 2 mil a 4 mil millones de dólares para todos. Kamala les sacó 22 mil luego de una lucha relatada al detalle, lo que alivió en parte el desastre, aunque no todo.

Manual ciudadano. El libro es también una declaración de principios. Sin el cinismo que trajo aquella formidable novela sobre la intimidad de la política norteamericana, Colores primarios de Joe Klein (1996), que retrató la campaña política de un gobernador sureño que bien podía ser Bill Clinton, Nuestra verdad destila optimismo, a pesar de la avalancha de racismo, reclamo enojoso, paranoia y mentira que hoy prevalece en la política. No le teme a los bandos, a las dicotomías en apariencia irresolubles. Kamala declaró hace poco que mientras Trump heredó más de 400 millones de dólares de su padre, ella trabajó en un McDonalds para financiar sus estudios universitarios, instalando así dos universos que parecen paralelos e irreconciliables. Pero lo que el libro transpira entre líneas es una profunda fe en la política democrática, en esa que —como establecieron los griegos clásicos hace 23 siglos— permite a los diferentes sentarse en paz, llegar a acuerdos, y construir comunidad.

Nuestra verdad es, entonces, un manual ciudadano sobre cómo hacer buena política en un país complejo con sus brillos y oscuridades, en particular sobre la segregación racial y la realidad de aquellos que quedan por el camino sin poder subirse al tren del american dream. El fotógrafo Robert Frank los retrató hace años en el libro The Americans, y Kamala Harris vuelve a darles protagonismo.

NUESTRA VERDAD, de Kamala Harris. Planeta, 2021. Santiago de Chile, 368 págs. Traducción de María Eugenia Santa Coloma y Ana González Corcho.

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