por Mercedes Estramil
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A veces (muchas) la expresión “tenés la vida por delante” no es más que un eufemismo destinado a compensar un dolor, una pérdida, un fracaso, sean de quien la emite o de quien la recibe. El último libro de Magalí Etchebarne (Buenos Aires, 1983) juega con esa sentencia en cuatro absorbentes relatos, dos de ellos interconectados por personajes comunes y todos partícipes de una atmósfera oscura y angustiante. La vida por delante ganó el Premio Ribera del Duero (en edición presidida por Mariana Enriquez) con un material cotidiano, y por ello mismo, inquietante, que en plan de igualdad dialoga con un premiado anterior de Samanta Schweblin (Siete casas vacías, 2015). Dialoga también, a través del epígrafe, con una de las más luminosas poetas vivas de Brasil, Adélia Prado. De su poema “Tiempo” elige los versos finales, rebeldes y tristes. Es lo que hay también en los relatos de Etchebarne.
Los retratos femeninos de “Piedras que usan las mujeres” abren el libro a verdades de la realidad que de tan sencillas suelen ignorarse: cómo los desengaños pueden enfermar, cómo la obsesión corporal (dietas, gimnasia, prótesis, etc.) obnubila la mente, cómo la vejez de los padres atenta contra los años de juventud de los hijos. Con un manejo seguro de los flashbacks, Etchebarne va y viene trazando el mapa de vida de mujeres que vivieron la vida de los otros. La protagonista de este relato se continúa en el tercero, “Temporada de cenizas”, con una madre muerta y una vida propia que podría recomenzar si quedara fe en ese mantra de la “vida por delante”. Pero no queda. Tampoco le queda a la correctora editorial de “Un amor como el nuestro”, viuda de un novio lejano, que viaja a las cataratas de Iguazú acompañando a una escritora yanqui de novelas eróticas. Ni a la actriz alterada de “Casi siempre desesperados”, que juega a ser infiel y no le sale.
Los personajes de Etchebarne perciben el error y el momento en que todo se tuerce, pero son abanderados de la inercia y sumisos a la oscuridad. La autora los delinea con precisión y sin juicio, los vemos, y vemos la magnitud absurda y a la vez lógica de sus dramas. Le bastan algunas definiciones, como cuando habla de la belleza de las actrices o la juventud de las amantes, para hacer estallar la verdad cruda y pura de la vida.
LA VIDA POR DELANTE, de Magalí Etchebarne. Páginas de Espuma, 2024. Montevideo, 113 págs.