Poesía uruguaya
Qué más se le puede pedir a la poesía sino una llave hacia un extraño lugar.
Hoski es el seudónimo de José Luis Gadea (Montevideo, 1988), escritor activo, performer inquieto y músico entusiasta que se mueve en nuestra escena cultural. Tal vez se podría decir al revés, que José Luis Gadea es su verdadero seudónimo ya que como tal no ha firmado ninguno de sus libros. En poesía publicó Poemas de Amor (2010) y Poemas de la pija (2015, bajo la sardónica firma de Martín Uruguay Martínez), ambos en edición de autor; en narrativa sacó la novela Hacia Ítaca (2011, Yaugurú) y la colección de cuentos Ningún Lugar (2018, Estuario). Por otra parte es fundador y editor del colectivo de poetas ultrajóvenes En el camino de los perros, proyecto que desde 2015 ha editado a más de 40 autores (de 15 a 20 años) en su plataforma virtual y muchos de ellos están reunidos en la Antología crítica de poesía uruguaya ultrajoven (2018, Estuario), publicación de la cual Hoski es coordinador.
Goes to Goes es su nuevo trabajo poético, un texto híbrido —ambicioso y complejo a la vez—, donde la palabra adquiere dimensiones insospechadas, hilvanando recursos desde un plano ambivalente de la voz. Suena pomposo, pero para entrar en un libro de estas características hay que abandonar los prejuicios de lectura que se traen desde la narrativa hacia la poesía y viceversa. Hay mucho en el medio. Ese juego con la escritura, operación que implica involucrarse en el terreno de la experimentación, se ha vuelto un rasgo identitario y de estilo en este autor, confirmándolo de nuevo en este libro.
Variedad de registros
Conviven en Goes to Goes un yo poético junto a un narrador personaje: impronta que también se aprecia en varios textos previos de matriz narrativa, como en Ningún Lugar (por tomar un antecedente inmediato), donde los límites expresivos del hablante se borran, así como las nociones de género literario, gracias al uso escurridizo y hasta conveniente de la autoficción. Ese parapeto en el que acaso hoy muchas escrituras se cobijan, no solo por encontrar allí terreno fértil para (re)crear una personalidad literaria desde la escritura del yo, sino también para disimular otras falencias de ejecución o incluso temáticas que tal vez requieran de más elaboración o pericia. No sería el caso de Hoski, quien ha logrado acoplar muy bien su variedad de registros para potenciar un proyecto literario que viene albañileando desde hace una década atrás.
En Goes to Goes se aprecia el grosor de varias capas de significado: para empezar, desde el título (agramatical si lo leemos en inglés, pero cumpliendo una función lúdica si lo decodificamos en español). Se apela allí al topónimo barrial (Goes) como el escenario de una historia ¿de amor?; también como un destino (im)posible hacia el que orbita el sujeto poético, un ir y venir aferrado a la cotidianeidad solitaria, vibrante, que se vuelve apocalíptica, como si estos personajes escenificados habitaran en un insilio existencial o extrañamiento continuo, tópicos muy caros, por cierto, a la escritura de Hoski.
Desde este enfoque, Goes to Goes también puede ser leído como parte/producto/consecuencia de la pandemia, donde el encierro hace que el cuerpo sea reemplazado por la voz para que viaje de forma inmaterial (ante la imposibilidad del traslado, llamémosle real), impulsada por la voluntad de vivir otro tipo de peripecias imaginarias, acaso más rebuscadas pero no menos ricas. Para reforzar lo conceptual, el libro está construido sobre la base de una polifonía de voces, recurso que potencia el trabajo con la ruptura y la fragmentación del lenguaje. Así, el lector/escucha/espectador asiste al encuentro de las escenas (son doce) bajo la clave de narración poética. Esta noción, si la observamos desde el punto de vista teatral, habilita también el convivio que se activa en la lectura del texto, un canto que finalmente deja entrever por debajo —en otra dimensión del hablante—, al poemario, donde los pensamientos, diálogos, citas o formas parafraseadas de canciones de Arcade Fire y otras referencias cinematográficas, literarias, filosóficas, permite leer el libro con fluidez y prestancia.
Ahora bien, desde el punto de vista formal, y examinando de cerca este tipo de verso “narrado”, si bien la propuesta se nutre y crece gracias a la multirreferencialidad temática y a los cruces disciplinarios, también sufre una palpable sobrecarga, dado que todo el peso de la voluntad creativa recae sobre el lomo del verso, castigando no solo su extensión, sino su sentido, su cadencia, su independencia, aspectos cruciales que por momentos son descuidados en función de un trabajo más general o estructural del poema o bien, del libro en su conjunto. Esta precisión se basa, además, sobre el entendido de que el verso no es prosa cortada, algo que parece muy simple de acordar en la teoría pero que en la práctica cuesta ver plasmado con efectividad —sin perder fuerza o énfasis en otros rasgos—, incluso en escritores cuya veta fuerte parecería ser la poesía, como es el caso de Hoski. Por eso la prosa poética es un buen punto intermedio para la experimentación y hay en Uruguay una interesante tradición en este género que vale la pena visitar.
Epígrafe de astrofísico
En Goes to Goes hay un llamativo e interesante uso del lenguaje poético, más allá del contenido, dado que el autor apela a los signos convencionales (guiones, comillas, paréntesis) de una manera flexible y arriesgada para dar cuenta de esa multiplicidad de voces y estados mencionados. La estrategia se combina con la intención expresa de combatir el discurso lógico, poniendo énfasis en las percepciones fragmentarias, en las metáforas puras que la coloquialidad ofrece, al tiempo que se acumulan con simultaneidad y velocidad en las imágenes —incluso con la presencia de poemas visuales—, dejando entrever la ya conocida adhesión del autor a los procedimientos ultraístas.
El epígrafe inicial del astrofísico y espiritista Johann Zöllner, quien a través de médiums trató de demostrar (sin éxito) que los espíritus son cuatridimensionales, convive en la primera página con uno de Virgilio. Una paradoja posible reside en que el libro IV de Las Geórgicas hace referencia a la alabanza de la vida sencilla y desprendida del campo frente a la vida desenfrenada de la ciudad. Son paratextos de extraña elección para un libro de este estilo; o quizá no, ya que desde el pórtico principal sus voces ponen en alerta a los lectores, pues se encuentran ante las puertas de una zona inquietante, como bien se anuncia en la contratapa. Qué más puede ser un libro de poemas sino una llave hacia ese extraño lugar.
GOES TO GOES, de Hoski. Pez en el hielo, 2021. Montevideo, 77 págs.