A dormir la siesta, que hay que vivir y trabajar mejor

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CIENCIA

La siesta tiene beneficios para los adultos. Hace poco se descubrió que también es de ayuda para niños y niñas. Acá, un repaso por lo que se ha sabido sobre abrazar a la almohada durante el día.

“Comida sin siesta, campana sin badajo”. El refrán es uno de los tantos que durante tiempo ilustró lo placentero que resultaba echarse un rato luego de comer. Pero esa costumbre no era compatible con lo que se viene presentando como virtud desde la primera Revolución Industrial, en el siglo XIX: la productividad y su hermana melliza, la competencia. Nada de dormir, gente. Hay que tra-ba-jar, porque si no los “otros” nos van a superar.

Con ese imperativo, no extraña que la siesta haya desaparecido casi por completo de las rutinas y costumbres. Y el acto de dormir un rato durante el día pasó a ser tan denostado como elogiada la fábula de la hormiguita y la cigarra, atribuida a Esopo.

Sin embargo, la ciencia ha afirmado más de una vez que un rato de sueño durante el día no solo es placentero, sino también beneficioso para la salud y las habilidades cognitivas.

En 2018 se publicó un estudio titulado “El impacto de siestas frecuentes en la memoria dependiente del sueño en humanos”. El trabajo estuvo a cargo de 10 investigadores de diferentes instituciones estadounidenses —entre ellas las universidades de Princeton y California— y la Universidad de Padova (Italia) y puede consultarse en la web de la National Library of Medicine.

En ese estudio, se afirma en el sumario que “dormir la siesta beneficia la formación de la memoria a largo plazo y es una herramienta que muchos individuos usan para mejorar su funcionamiento cotidiano”. En la introducción, en tanto, se lee que “siestas durante el día pueden llegar a ser, a veces, tan eficaces como el sueño nocturno en cuanto a facilitar los ya mencionados procesos de la memoria (...) Mejoras en el desempeño derivadas de la siesta se han constatado en una amplia lista de habilidades cognitivas, entre ellas memoria episódica, regulación de emociones, destrezas procesales (en inglés, procedural skills, que designan actos como observar, clasificar, comunicar y medir, entre otros) y concentración”.

Hasta ahora, el actual sistema de organización social en esta y muchas otras partes del mundo ha mayoritariamente ignorado los beneficios de una siesta durante la jornada laboral, en parte porque proponerlo tendría un probable alto costo político. Con tanto discurso de muchedumbre enojada por “vagos”, “despilfarro” y otros vocablos convertidos en armas retóricas, es difícil imaginar que alguien del sistema político proponga algo en ese sentido. Le saltarían a la yugular. Y más en este país, donde hay quienes promueven el “deslomarse” como sinónimo de rectitud moral.

Sin embargo, hay señales de que se empieza a comprender la importancia de cortar por un rato el desempeño laboral y charlar con la almohada.

Hace cuatro años, el actual editor del suplemento El Empresario de este mismo medio, Diego Ferreira, viajó a China a informar in situ sobre la multinacional de tecnología Huawei, en ese momento valorizada en cerca de US$ 100.000 millones.

En su artículo, Ferreira contaba que dormir la siesta en Huawei era la norma. “El descanso hace a una mejor productividad. Así lo practican en la sede central de Shenzhen, donde los empleados tienen permiso para dormir la siesta durante el receso del mediodía. En la planta de Beijing, el personal cumple turnos de ocho horas con descansos obligatorios de 10 minutos cada dos horas y tiene un corte de hora y media para almorzar”.

Quien firma vio algo similar en la sede de la empresa Pixar, en las afueras de San Francisco, donde los animadores y otros integrantes del staff tenían una sala acondicionada para descansar y ser masajeados durante ciertos períodos de la jornada laboral.

Chicos

Recientemente se divulgó otro estudio científico que expone los beneficios de la siesta para los más pequeños. De acuerdo a un hilo en Twitter publicado por el periodista y escritor argentino Federico Kukso, “las siestas son cruciales para el aprendizaje temprano y para consolidar los recuerdos de los bebés en un momento en que están aprendiendo una gran cantidad de información”.

El paper citado por Kukso se publicó este año (también puede ser consultado en la ya mencionada web), se titula “La memoria se beneficia de dos siestas por día durante la infancia. Una investigación piloto”, y fue realizado por tres investigadoras: Gina Mason, Laura Kurdziel y Rebecca Spencer. De acuerdo al sumario del estudio, “aunque hay estudios que sugieren que la memoria en infantes se beneficia de una siesta al día, ningún trabajo hasta el momento ha evaluado los beneficios relativos de más de una siesta durante el día”.

Otra investigación citada por Kukso señala que más de una siesta por día en la primera infancia parecen ayudar a la formación de palabras.

Parte del sistema educativo chino también parece haber asimilado que dormir durante el día arroja resultados positivos. En su hilo, Kukso también se refiere al fenómeno wujiao, frecuente en las escuelas chinas: después del almuerzo, media hora de siesta.

Para la nueva superpotencia económica global, la siesta es un tema que se toma muy en serio, y medios occidentales vienen informando sobre esta costumbre desde hace bastante.

He aquí parte de un artículo publicado en 2015 por el medio Global Times, a cargo de la periodista Tiara Lin. “En Occidente, mucha gente piensa que dormir la siesta es algo infantil, y que hay que dejar de hacerlo luego de haber cumplido 5 años. Pero en China, la siesta es como un deporte nacional. Luego del almuerzo, se puede ver a la gente durmiendo por todas partes. En sus escritorios, en el banco de un parque, en un restaurante o en el pasto. La siesta vespertina, conocida como wujiao es una tradición escolar, y se alienta a los alumnos a dormir luego del almuerzo. Pero dormir la siesta también es parte de la cultura de oficina. El almuerzo puede durar hasta dos horas en China, y también a los empleados se los alienta para que duerman una media hora luego del almuerzo, ya que se cree que eso estimula la productividad. En algunos lugares de trabajo dormir una siesta es hasta obligatorio. Hay fábricas en donde directamente se les ordena a los trabajadores a siestear”.

Todo parece indicar que el modelo impuesto por los barones industriales del siglo antepasado, continuado después por el modelo fordista de producción masiva, podría estar llegando a agotarse. El futuro, aparentemente, debería tener más descanso durante la jornada laboral, no solo para estimular la productividad y la concentración, sino también para el bienestar mental.

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