Por Nicolás Dovat, especial para Domingo
"Yo también soy uruguayo”, explica con una sonrisa a Domingo mientras muestra su cédula, y aclara que de no ser ciudadano uruguayo de nacimiento se vería obligado a prescindir de la nacionalidad alemana. Su abuela se escapó de Europa por el Holocausto y llegó a Montevideo en barco desde España. Tiempo después, su familia retornó a Europa y Meier (1987) nació en la ciudad más antigua de Alemania, Tréveris, a unos kilómetros de la frontera con Luxemburgo.
“Cuando yo era chico mi madre me traía casi todos los años a Uruguay por un mes, por eso hablo español, nunca tuve una clase”, da cuenta Meier, que desde 2021 juega con bandera uruguaya y, si bien reside en Alemania —donde trabaja en una empresa estatal que financia proyectos para países subdesarrollados—, su pasión por Uruguay lo llevó a realizar un fuerte movimiento para cambiar de federación. Actualmente, el ajedrecistase encuentra en un buen momento deportivo, aunque no considera estar en una etapa total de “jugador profesional”, como sí lo estuvo una década atrás cuando alcanzó el pico de su carrera y se situó entre los mejores 100 ajedrecistas del mundo.
A partir del día que comenzó a competir con bandera uruguaya, el jugador invita al público a que lo llamen Jorge, como muestra de su arraigo a la cultura local. En 2022 disputó la Olimpíada de Ajedrez en India como primer tablero uruguayo y el año pasado obtuvo el mayor logro de su carrera al consagrarse campeón del Continental Absoluto de las Américas. Este año hace su debut en la VII Copa Duchamp —que se juega entre el 1° y el 9 de febrero en la Intendencia de Montevideo — como el jugador mejor sembrado del torneo.
Los orígenes del jugador.
“Este chico juega bien”, le dijeron a su madre cuando tenía 10 años. El futuro Gran Maestro fue captado a fines de los años 90 por ojeadores locales y así disputó por primera vez el campeonato de la ciudad. A partir de ahí comenzó a jugar con mayor regularidad.
Sus primeros jaques los dio jugando con su madre cuando tenía 3 años. Después se animó a desafiar a los entusiastas que se le iban cruzando en el camino. “¿Usted juega al ajedrez?”, recuerda Meier que le preguntaba a los posibles contrincantes, una manera natural de trascender el entorno familiar para medir su temprana fuerza ajedrecística. No tenía intención de ser un jugador profesional, pero el oficio se le anticipó por causa de su talento y su afán de “perfeccionismo”, una de sus fortalezas cuando se enfrenta al tablero.
Fue campeón alemán sub-16 en 2003 y cuatro años más tarde obtuvo la norma necesaria para convertirse en Gran Maestro, el título más prestigioso que puede obtener un ajedrecista. Durante esa época lo llamaron para integrar la Selección sub-20, que contaba con entrenadores de la talla de Artur Yusupov y Zoltan Ribli. En 2008 integró la Selección de Alemania que disputó la Olimpíada de Ajedrez en Dresde, donde logró cinco triunfos y tres tablas (una de las tablas fue ante el futuro pentacampeón del mundo y actual número uno del ranking mundial, el noruego Magnus Carlsen).
“No estoy cómodo con un logro, siempre veo las partes malas de mi juego”, expresa Meier como parte de su filosofía de vida.
El día que te llama Karpov.
Tras alcanzar un nivel cercano a la élite del ajedrez, a Meier se le abrieron puertas que suelen ser muy difíciles de abrir para el 99% de los jugadores, como estar cara a cara con el campeón del mundo ruso Anatoli Karpov, en sesiones especiales de entrenamiento que recuerda como “algo alucinante”. Gracias a estas instancias pudo comprender mejor el ajedrez. Curiosamente, años más tarde el ruso Gari Kasparov, también campeón del mundo y archirrival de Karpov, contrataría a Meier como asesor, ya que el alemán-uruguayo se destacaba como experto en finales.
“En 2010 trabajé con Magnus [Carlsen] durante una temporada corta. Luego [Gari] Kasparov me eligió a través de Carlsen. Cuando entrenaba con Carlsen podía ver que él era muy bueno en cualquier posición. Con Kasparov fue muy intenso, tenía que enfocarme 110% para no perder el hilo. Yo tuve mucha suerte de encontrar a Karpov, Kasparov y Carlsen”, destaca Meier, al tiempo que reconoce haber caído en una “pequeña depresión” luego de trabajar con los mejores de la historia: le quedó “completamente claro” que nunca podría alcanzar un nivel de juego tan alto.
Los mejores ajedrecistas de la historia, según Meier, son el estadounidense Robert “Bobby” Fischer, Kasparov y Carlsen. Sin embargo, su único ídolo en la historia del ajedrez es el ruso Vasili Smyslov, campeón mundial y barítono.
- ¿Se necesita una inteligencia especial para llegar lejos en el ajedrez?
-Creo que la inteligencia en ajedrez está sobrevalorada. Carslen y Kasparov son muy inteligentes , pero no es algo mecánico. Puedes ser un top 10 mundial sin tener una inteligencia muy alta. Si quieres desarrollar tu potencial en ajedrez, tienes que enfocarte en ajedrez al máximo, pero si haces esto, tu inteligencia no se desarrolla en otros temas.
La llegada de Meier a Uruguay trae algunos movimientos en la escena local y muchos quieren aprovechar para compartir con el experimentado jugador. El domingo 11 de febrero se realizará una sesión magistral en la Academia de ajedrez Nau64, que es dirigida por José Riverol, Maestro FIDE y difusor online de toda la actividad ajedrecística nacional. En diálogo con Domingo, Riverol adelantó que la cita es abierta a todo público aunque es necesario inscribirse con anticipación, ya que los cupos son limitados.
“Meier va a quedar abierto a las preguntas de la gente. ¿Cuál es su forma de entrenar? ¿Cómo encara el ajedrez un profesional?”, deslizó Riverol los posibles rompehielos para la actividad ajedrecística que tiene al número uno uruguayo en contacto directo con la gente.
Todos los socios de Nau64 pueden participar de la sesión sin costo, mientras que el resto de las personas deberán abonar $300. Las inscripciones pueden realizarse al 092 321 600 o en el Instagram nau64ajedrez.
No con la misma piedra.
En el Mundial sub-20 disputado en Armenia (2007), el alemán-uruguayo llegó invicto a la última partida con posibilidades de salir campeón. Estuvo muy cerca de la gloria, pero el torneo consumió toda su energía —explica, con cierto pesar— y no pudo mantener la presión.
“Jugué mal”, afirma sin vueltas. Sobre las consecuencias psicológicas que pueden derivar de este tipo de derrotas, el ajedrecista reflexiona que “con el tiempo duelen menos”.
Cuatro años después de aquella derrota, en otra instancia decisiva, el aprendizaje le sirvió de base para estar mejor enfocado y jugar así una de las mejores partidas de su carrera. Fue en el Campeonato Europeo de 2011 que Meier definió ante Armenia y le dio la medalla de oro a Alemania, su logro principal a nivel de equipos.
En cuanto a sus logros a nivel individual —si bien cuenta con títulos en importantes torneos en España y Suecia— el jugador destaca el obtenido en el Continental disputado en República Dominicana el año pasado en la etapa uruguaya de su carrera. Se trata de uno de los torneos más difíciles del continente. En la última edición de este torneo participaron cerca de 20 jugadores que poseen el título de Gran Maestro y alrededor de 80 titulados (Maestro Internacional, Maestro FIDE y Candidato a Maestro).
- ¿Te sentís cómodo jugando en otro contexto como el latinoamericano?
- Para mí es mejor jugar en América Latina. En toda mi carrera tengo muy malos resultados en invierno. Cuando jugaba en Rusia con -20 °C perdía una partida tras otra. Mis buenos resultados son en épocas de verano”.
En la cima de su carrera ajedrecística, Meier logró triunfos en partidas clásicas ante campeones del mundo como el ruso Vladimir Kramnik y el indio Viswanathan Anand. Contra Kramnik tenía “muchas dificultades”, pero contra Anand “era distinto”, recuerda Meier. En una ocasión, preparó una Defensa Rusa para enfrentar a Anand en el Grenke Chess Classic de 2019. Momentos antes de comenzar la partida siente que no sería una buena idea, ya que es “bastante claro” —pensó el jugador— que Anand encontraría algo sobre el tablero para ganar la partida. “Entonces me digo, ¿cómo puedo hacer esto? Voy a jugar mi Defensa Francesa, variante Rubinstein, y así terminé ganando una muy buena partida de negras”, recuerda con emoción y reflexiona: “Yo tenía muchas dificultades con esa apertura a ese nivel, pero también si conoces muy bien lo que haces puedes lograr algo bueno también”.
Meier diversificó su actividad también porque le resultaba una “decepción” la vida social de los ajedrecistas que solo hablaban de ajedrez. “Yo era como la mayoría de esos ajedrecistas pero yo no quería ser así”, reconoce, y por esta motivación amplió su espectro. Trabajó como “controlador de riesgo” en un banco y actualmente lo hace con gran pasión -según dice- en la Sociedad Alemana para el Cooperación Internacional, una empresa del estado alemán con 26 mil empleados.
“Lo que es lindo de mi trabajo es que aporta algo positivo, los proyectos que hacemos están financiados por el Estado, no tenemos fines de lucro, sino mejorar las condiciones de vida de los países”, da cuenta, y detalla: “tenemos proyectos en 120 países. En América del Sur hay proyectos en muchos lugares pero no en Uruguay porque es un poco más desarrollado que el resto”. De acuerdo al ranking sobre Índice de Desarrollo Humano (IDH) que realiza las Naciones Unidas, Uruguay se encuentra en el puesto 58, muy lejos del puesto 175 que ocupa Etiopía.
Gracias a su trabajo, Meier viaja con frecuencia a países de África. Su último destino fue Etiopía. De regreso a Alemania, reflexionó sobre la diferencia en la calidad de la vida que hay entre los países. “La vida en parte de Europa es muy privilegiada, no tiene que ver con el 90% del mundo. El único problema que tengo con los alemanes es que muchos no entienden la buena vida que tienen”, sostuvo.
Meier se afianza como jugador uruguayo y tras su conquista del Continental se perfila como candidato de la VII Copa Duchamp, que a su vez cuenta con fuertes maestros de Uruguay, Argentina, Chile, Brasil y otros países de la región y del mundo. Con la mirada puesta en la Olimpíada de Budapest 2024, que se realizará en setiembre de este año, Meier dijo que espera conocer mejor a su equipo para lograr una mayor integración, lo que influirá en el buen desempeño general. También señaló que se reunirá con el equipo femenino antes de la cita olímpica. “Me gustaría encontrar la manera de apoyarnos entre nosotros”, cerró el número uno uruguayo.