NOMBRES
Es la persona más rica de África. Es ingeniero y fue pionero en la industrialización de su país y la región, un escenario de innovación donde hoy muchos ponen fichas.
Es el hombre más rico de África, el continente que promete un fuerte despegue en crecimiento e innovación en el siglo XXI. Aliko Dangote soñó con eso mucho antes. Este apasionado de la industrialización —como él mismo se define— transformó a su país, Nigeria, que solía depender de la importación de cemento y alimentos. Tanto creció el conglomerado Dangote Industries que alcanzó a una decena de países vecinos y ahora busca expandirse a Europa y América del Norte.
Este magnate es propietario de la mayor productora de cemento de África subsahariana (Obajana Cement Plant) y, más recientemente, expandió su negocio al combustible, el azúcar, la sal, la harina, la comida empacada y los fertilizantes.
Dangote se crió en el Norte, en Kano, la tercera mayor ciudad de Nigeria. Cursó su carrera universitaria en negocios en Egipto, en la Al-Azhar University y al regresar se instaló en la ciudad portuaria de Lagos para iniciar con 21 años de edad su propio negocio de comercio de cemento.
Era 1978 y lo hizo como la mayoría de los emprendedores hasta el día de hoy: con ayuda financiera de su familia. Su tío le prestó tres camiones y 500.000 naira (al cambio actual serían unos US$ 1.400), que logró devolverle en seis meses. Mucho de su éxito lo debe a lo aprendido junto a su abuelo, quien lo crió y se dedicaba al comercio de commodities.
Hoy, a sus 62 años, Dangote es una de las 100 personas más ricas del mundo: amasa una fortuna cercana a US$ 14.800 millones, según el índice Bloomberg Billionaires. Es poco en comparación con los US$ 116.000 millones del líder del ranking, Jezz Bezos —fundador del imperio Amazon—, pero son más ceros de los que muchos de los mortales jamás podrán escribir en un cheque.
Esa abstracción le resultó algo desconcertante a Dangote hace muchos años, cuando sus millones comenzaban a crecer. Un día, cuando ya habia acumulado 12 de los «verdes», decidió ir al banco.
“En ese momento no había restricciones, así que escribí un cheque, saqué US$ 10 millones y me los llevé en el baúl de mi auto. Llegué a casa, los puse en mi habitación, los miré y ahí sí finalmente me convencí de que tenía ese dinero. Al día siguiente los deposité de nuevo en el banco”, reveló en abril del año pasado al ser entrevistado por el multimillonario sudanés-británico Mo Ibrahim en una actividad en Costa de Marfil.
Entiende que en la mesura en los gastos personales radica una de las claves del éxito y suele advertir a otros emprendedores para que no caigan pronto en esa tentación. “Uno de los grandes problemas que tenemos los africanos es que gastamos según los ingresos proyectados. Cuando el negocio empieza a ir bien, en lugar de seguir invirtiendo, empezamos a gastar pensando en que las ganancias seguirán. Hay altos y bajos en los negocios y hay que estar muy enfocados en el trabajo”, dijo ante la consulta de un joven emprendedor de 21 años que lo escuchaba en Costa de Marfil.
Aunque tiene sus berretines (ver recuadro al centro), este magnate no rinde culto al lujo. “No tengo casa en el exterior. Me quedo en hoteles. Tranquilo. Simple”, reveló hace dos años en entrevista con Bloomberg. En Lagos, no tiene chofer los fines de semana; prefiere conducir él y dice que también suele visitar a amigos de su infancia: “Mi casa está abierta 24 horas para ellos”.
Industrialización
En los inicios de su negocio solo compraba y vendía cemento, pero en 1996 decidió viajar a Brasil para aprender a convertirse en industrial. Visitó la compañía Arisco, que producía 500 artículos diferentes: “No podías despertarte sin usar uno de sus productos”, recuerda Dangote. Esa fue la primera vez que vio más de 600 personas trabajando en una sola fábrica.
Los dolores de cabeza de la refinería
El megaproyecto de construir en Nigeria la mayor refinería de petróleo del mundo implicó importar casi todos los insumos y enfrentó varios escollos. Uno, que los puertos no están diseñados para recibir equipamiento pesado y 75% de los insumos no podían ser descargados en el puerto de Lagos. “¡Una pieza de un equipo pesaba 2.870 toneladas! Ningún puerto en Nigeria está diseñado para algo tan pesado”, dijo Dangote a Bloomberg. Eso llevó a que diseñaran su propio muelle, un kilómetro dentro del oceáno, lo que en sí mismo fue un proyecto enorme. “No podíamos conseguir grúas locales para alquilar tampoco. Tuvimos que comprar 300. Y llevar mano de obra del extranjero, casi 30.000 personas, porque no había suficiente personal calificado para estos proyectos masivos”, explicó el magnate, quien en su oficina tiene un cartel que reza: “nada es imposible”.
Así germinó su primera jugada de riesgo en Lagos: crear una fábrica de cemento con capacidad para producir 5 millones de toneladas al año, en tiempos en que Nigeria producía en total solo 2 millones. El sueño que materializó fue aún más grande: “empoderar a África”, ya que la mayoría de los países importaban cemento. Le pareció que la mejor manera de que se pudieran cubrir las necesidades de infrestructura era siendo más autosfucientes. Dangote también creó en 1999 refinerías de azúcar y sal, molinos de harina y una fábrica de pasta.
Al magnate aún le preocupa la seguridad alimentaria de África: “Tenemos tierra, tenemos el clima; no deberiamos ser importadores masivos de alimentos”, reflexiona quien es dueño de una planta de fertilizantes que produce 2,8 millones de toneladas de urea al año.
Esa apuesta a la soberanía llevó a que las principales empresas de Dangote Group —Dangote Cement, Dangote Sugar, Dangote Flour Mills and Nascon Allied Industries— representen un tercio del total en la Bolsa de Nigeria por su capitalización de mercado. El magnate conserva un 85% de las acciones de Dangote Cement. De allí proviene gran parte de su riqueza.
Ambición y legado
África ganó reputación como escenario para la innovación (ver recuadro inferior), al punto que el CEO de Twitter, Jack Dorsey, anunció que este año vivirá algunos meses en Nigeria para impulsar sus proyectos. Hacer negocios en este continente puede ser muy promisorio, pero el camino es empinado.
Para empezar, están las fluctuaciones de la moneda, que pueden hacer ganar mucho en pocos años y luego perder igual de rápido. Luego están las restricciones de infraestructura (ver recuadro superior). Hay que ser audaz y perseverante como Dangote. “Nigeria es uno de los secretos mejor guardados. Un montón de extranjeros no invierten porque esperan a que sea el momento adecuado. No hay un momento adecuado”, asegura.
En África, hace unos 30 años, la mayoría de los negocios eran estatales. El impulso de actores privados abrió mucho el camino. La mayor ambición de Dangote es crear en Nigeria una de las refinerías de petróleo más grandes del mundo, para la que invertirá US$ 12.000 millones de sus propios recursos (lo que con seguridad no es problema, ya que es dueño del United Bank for Africa).
“Es el proyecto de mi vida. Tengo que apoyarlo con mi propia vida para asegurarme de que se concrete. Sé que muchos han intentado crear refinerías en el pasado, en su mayoría gobiernos y no pudieron”, dijo Dangote a Bloomberg. Pero él desoye las críticas y hace años está embarcado en ese proyecto, convencido de que transformará Nigeria. Según él mismo define, “no todo pasa por hacer dinero” y ahora busca “dejar el mayor impacto posible en el mundo antes de partir”.
Compraba azúcar e iba al estadio
Aunque ahora prioriza su megaproyecto de refinería de petróleo, Dangote expresó interés en comprar el equipo británico de fútbol Arsenal en mayo de 2015. No le interesan otros: “Incluso cuando a Arsenal no le va bien, lo apoyo. Es un gran equipo”, dijo en entrevista con Bloomberg en 2017. Su amor por el club comenzó en los años ochenta, cuando empezaba su negocio de importación de azúcar y conoció al entonces vicepresidente, David Dein, a través de un amigo de su tío. “Le empecé a comprar azúcar y él comenzó a llevarme al estadio”.
África, gran promesa emergente
¿Cuántas compañías en África tienen ingresos anuales por US$ 1.000 millones o más? Contrario a lo que muchos imaginan, existen unas 400, según una columna publicada en la Harvard Business Review en noviembre de 2018 por los analistas de la consultora McKinsey Acha Leke y Saf Yeboah-Amankwah. Los expertos sostienen que existe “tremenda innovación” en seis áreas emergentes: servicios financieros, desarrollo de infraestructura, industria, producción de alimentos, educación y productos de consumo asequibles.