NOMBRES
Tiene 27,5 millones de seguidores en su canal principal y 10,8 millones en otro secundario.
No importa si llego a casa a la noche pensando en que tuve uno de los peores días de mi vida. O si lloré. O si me dolía algo. Me saco los zapatos, me estiro en el sillón y abro YouTube en el televisor. Veo cualquier video de AuronPlay (32 años) y es como tomarme el tónico milagroso: me empiezo a reír como no lo hice hasta ese momento. Raúl Álvarez, como es su nombre verdadero, es una de las pocas personas en la industria del entretenimiento que me roba con más facilidad carcajadas. Y, es por eso, que este perfil no es solamente un perfil: es mi declaración de amor platónico.
A pesar de que tiene 27,5 millones de seguidores en AuronPlay, su canal principal, 10,8 millones en el secundario, Auron, y 7,9 millones en Twitch, es posible que todavía haya gente que no conozca a este youtuber y streamer nacido en Badalona (Cataluña, España), quien se hizo conocido por sus críticas mordaces a videos y a sus protagonistas que no pretenden ser descacharrantes pero que justamente tienen ese resultado. Si lo conocés, seguro que te viene a la mente la serie de Leticia Sabater, Las Supremas de Dios o los clasificados de apartamentos o vehículos. Pero es posible que te haya llegado un sticker por WhatsApp con las frases más reconocidas de Auronplay, algunas que se me han pegado tanto que las uso diariamente (muchas veces grito ¡abduzcan! o ¡walapope! en casa solo para que mi hija se ría).
Amo -sí, amo, dije que estaba enamorada platónicamente de AuronPlay- porque es inteligente. Todo su humor es inteligente. No es un humor de tontos hechos para tontos. Es para quien lo puede entender. Por su puesto, en esto hay una gran cuota de humor negro y ácido, de crítica irreverente, de cruzar los límites de lo que se puede decir, de lo que se debería decir y de cómo se puede y debe decir. Y, por tal motivo, puede ser agresivo para muchos. Para mí no hay nada más catártico que escuchar una puteada de Auronplay y pensar en que yo reaccionaría de la misma forma si pierdo la diplomacia.
“A mis padres les agradezco los valores que me inculcaron desde pequeño, para tener la cabeza bastante amueblada. No he hecho locuras en mi vida”, ha dicho en alguna de las pocas entrevistas que ha concedido desde que saltó a la fama. Esta declaración, en realidad, se la ha hecho a un sacerdote que tiene su propio canal en YouTube.
Eso es otra cosa que se le nota y que me gusta de él. AuronPlay es un tipo humilde. Siempre es él en su habitación. Nunca se lo ve ostentando lo que se ha comprado con sus ganancias. Ha dicho que tiene solo un auto de gama media y ni siquiera es dueño de un piso. Eso sí, siempre cuenta que prefiere gastar dinero en buenos restaurantes.
Empezó a trabajar a los 16 años en una imprenta que dejó nueve años después. Por lo tanto tiene un antecedente que tienen pocos youtubers de moda: ha trabajado, digamos, en el mundo real.
“Vengo de una típica familia que para llegar a fin de mes lo pasaba francamente mal. La juventud que está ahora en YouTube y gana una pasta no sabe el valor del dinero. No saben lo que cuesta ganar mil euros. Para ellos solo es dinero”, ha cuestionado.
Esta crítica la ha llevado a muchos de sus videos, cuestionando a diversos influencers que no aportan más que su propia petulancia (es un opositor, por ejemplo, de Nordeltus, un niño argentino youtuber que me daría vergüenza que fuera mi hijo). En muchas ocasiones parece que AuronPlay tuviera muchos más años de los que tiene porque hasta ha dicho que la juventud está perdida.
AuronPlay casi ya no sube videos a su canal principal. Lo ha hecho en parte como reacción a las políticas de YouTube y en parte porque ha confesado sentirse presionado. Por lo primero, él y otros se han quejado públicamente sobre los cambios continuos en las condiciones del servicio, modificaciones sin previo aviso en el algoritmo de recomendación y, sobre todo, por la desmonetización de cualquier video que exprese opiniones controvertidas (a juicio de Google). Así se han pasado a Twitch -propiedad de Amazon- donde la monetización es un poco más sencilla.
Pero, por lo segundo, AuronPlay ha reconocido que se ha sentido avasallado por la exigencia de subir videos de forma permanente. Ha manifestado que ha hasta llorado por lo mal que se sentía por tener que cumplir obligatoriamente con patrocinadores. Sentía que había perdido libertad. Que empezaba a preguntarse qué hacía, para qué y para quién cuando el objetivo de su canal siempre había sido la risa. “Me falta hacerme reír a mí. Yo hago reír, ¿pero quién me hace reír a mí. Me falta eso”, comentó en una entrevista en 2019.
Un año después, Twitch vino a calmar esa ansiedad. Ahí hace directos casi todos los días (que pueden durar hasta tres horas por día, aunque el acuerdo inicial con la plataforma era por seis horas semanales), maneja sus tiempos y tiene más decisión sobre su contenido. Es más, ha sacado de su panel de control las estadísticas de los viewers para hacer solo lo que le gusta y no lo que le pide la gente. “Acá puedo hacer lo que quiera, puedo jugar; la comunidad es muy agradable y dije: pues me quedo”, le contó a Ibai, otro de los grandes streamers del momento, en un directo en febrero de este año. Se lo ve mucho más cómodo en Twitch. Y, al fin y al cabo, se ve que siente él mismo lo que siempre ha dicho al final de los videos: “Espero que te hayas reído que eso es lo importante”.
Seis cosas sobre Raúl Álvarez ?
AuronPlay es autor de tres libros: De lo peor, lo mejor: Los consejos de Auron (2015), AuronPlay, el libro (2016) y El juego del Hater (2017).
Ha realizado más de 300 shows por toda España con otros youtubers antes de la pandemia. Ha dicho que no quiere volver a subirse a un escenario en el corto plazo.
Empezó a trabajar en una imprenta a los 16 años, donde permaneció por nueve años. Ahí manejaba máquinas de corte y ha sufrido varios accidentes. Tiene varias cicatrices por ello.
Se nombró Auron por un personaje de su videojuego favorito, Final Fantasy X. Cuando creó su canal, el nombre ya estaba tomado, por lo que le agregó Play.
Aunque siempre diga que sus canales son cristianos y grite: “¡Te quiero Jesucristo, nene!” (una de sus frases típicas), AuronPlay es, en verdad, ateo.
En 2019, María Fernanda Cabal, senadora de Colombia, publicó en Twitter una foto en la que salía AuronPlay y otros youtubers (como Luisito Comunica y Germán Garmendia) con un rótulo en el que ponía “Guerrilleros de las FARC buscados por la policía boliviana”.