VIAJES
La ciudad está ubicada entre bosques milenarios, picos nevados, lagos cristalinos y fábricas de chocolate en la provincia de Río Negro. Es una de las mejores postales de la Patagonia.
Una advertencia: una semana en Bariloche queda muy corta para poder ver todo lo bello que ofrece este lugar. Su Centro Cívico, los cerros Campanario y Otto, el lago Nahuel Huapi y más. Bariloche brinda muchas opciones y no es necesario caer en excursiones caras. El paisaje en algunos paseos, siempre imponente, es gratis. Se pueden realizar circuitos donde a cada paso aparecen vistas increíbles de las montañas y de los lagos.
El Centro Cívico fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1987. Su arquitectura, influida por el estilo imperante en las regiones montañosas y boscosas de Europa y Estados Unidos, y con el magnífico paisaje del Nahuel Huapi como escenario de fondo, lo convierte en un paseo obligado.
En sus cercanías se destaca el monumento del cuestionado general Julio Argentino Roca. Siempre aparecen intervenciones y carteles señalando sus matanzas y asesinatos de indígenas en la llamada “campaña del desierto”, entre 1876 y 1879.
Otra actividad obligada es probar los más diversos cafés y chocolates. Toda la ciudad está inundada por un inconfundible aroma a chocolate.
También cerca del Centro Cívico se encuentra la Catedral. Este monumental edificio fue concluido en 1947 y tiene un estilo neogótico. Sus grandes muros y su enorme cúpula decorada sorprenden por su majestuosidad.
Muy equivocadas están las personas que vinculan este hermoso lugar exclusivamente con los deportes de nieve y los viajes de egresados. Bariloche es disfrutable y bella todo el año. Esta ciudad, turística por excelencia, tiene visitantes de todas partes del mundo y se adapta perfectamente a todos ellos.
Un poco de historia
Bariloche recibe visitantes en todas las estaciones y en sus calles se ve gente de todas las nacionalidades. En invierno llegan los amantes de los deportes de nieve, pero puede ser disfrutada en cualquier momento del año.
La ciudad de San Carlos de Bariloche fue fundada oficialmente en 1902. Su nombre proviene del idioma mapuche y es un derivado de la palabra vuriloche, que puede traducirse como “gente del otro lado de la montaña”, en referencia al nombre que le daban los mapuches del otro lado de la cordillera a los habitantes del lado Este de la misma.
Bariloche se originó a partir del almacén de ramos generales de Carlos Wiederhold, un inmigrante chileno de origen alemán instalado en 1895 en lo que hoy es el centro de la ciudad. Fue él quien le dio nombre a la urbanización. Tras la fundación, el nombre de Don Carlos se convirtió en San Carlos.
Bariloche siempre aparece con la justa etiqueta de un destino paradisíaco y con un aura de encanto y placer. Pero, de la misma manera, carga con ser el refugio perfecto, discreto y cómodo para muchos nazis escapados de Europa tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Todas las librerías tienen una sección dedicada al nazismo y a sus estrechos vínculos con Bariloche. Esta relación es un punto fuerte del turismo en la región. No faltan las personas e investigaciones que señalan que el mismo Adolf Hitler vivió en la Patagonia tras su derrota en 1945. Dicen que huyó y se instaló en una alejada y despoblada Bariloche con la contención de la fuerte comunidad alemana asentada en la zona.
Otros criminales vivieron aquí y se tienen testimonios y documentos que muestran que uno de ellos fue Josef Mengele, uno de los nazis más repugnantes y conocido por sus experimentos científicos con los prisioneros en los campos de concentración.
Cerros
El Cerro Otto es uno de los símbolos indiscutibles de Bariloche. Nosotros subimos hasta su cima a pie por un camino alternativo y solitario. Esquivamos el teleférico y apelamos a nuestros bastones de trekking. Desde arriba se tiene una vista extraordinaria: hacia el Norte se divisa la ciudad de Bariloche y el lago Nahuel Huapi, hacia el Este se pueden observar los cerros Leones y Villegas y parte de la estepa patagónica, al Sur podrás ver el lago Gutiérrez y otros cerros cercanos; y hacia el Oeste están el Cerro Catedral, el lago Moreno y la cordillera de los Andes.
En lo alto está ubicada una de las atracciones de la ciudad: la famosa confitería giratoria que permite apreciar vistas de 360 grados y que es única en el país.
El otro emblema de la ciudad es el Cerro Campanario. Claramente, su cima ofrece la mejor vista panorámica. Muchos diarios de viajes la destacan como “de las mejores del mundo”. Se pueden observar los lagos Nahuel Huapi y Moreno, la laguna El Trébol, la península San Pedro, la isla Victoria, los cerros Otto, López, Goye, Bellavista, Catedral, Capilla, el hotel Llao Llao y las arboledas de Colonia Suiza.
Se puede subir mediante aerosilla (el viaje dura siete minutos), aunque existe la opción de hacerlo a través de un prolijo camino en pendiente. La cumbre está a unos 1.050 metros sobre el nivel del mar. El ascenso se hace en menos de una hora. Nosotros elegimos la segunda opción.
Además, el cerro Catedral es el centro de esquí más grande de todo el hemisferio sur y ofrece 120 kilómetros de pistas.
Paisajes
Es muy recomendable hacer el conocido “Circuito Chico”, un paseo clásico donde se pueden apreciar postales únicas de esta hermosa región de la Patagonia. Parte de la ciudad bordea el lago hasta llegar a lugares como Bahía Serena, Playa Bonita, Cerro Campanario, Lago Escondido, Península San Pedro, Hotel Llao Llao, Puerto Pañuelo, Bahía López, entre otros. Son unos 60 kilómetros y se pueden hacer en auto. También hay muchos valientes que lo hacen en bicicleta.
En la vida de Bariloche, el lago Nahuel Huapi ocupa un rol central. Un protagonista tan fuerte no está exento de leyendas. Al parecer tiene un gran monstruo que vive en sus aguas. Al mejor estilo del Lago Ness en Escocia, Bariloche tiene a Nahuelito. No parece asustar mucho si nos dejamos llevar por lo cálido de su nombre. Esta historia tiene sus orígenes en los tehuelches y mapuches, pueblos originarios de la Patagonia.
Otra leyenda es que Bambi nació en Bariloche. Sí, Bambi. El pequeño ciervo de Disney. Para entender esto tenemos que ir al Parque Nacional de Arrayanes y adentrarnos en ese espeso bosque con su árbol típico, el arrayán. La historia cuenta que el famoso dibujante y creador Walt Disney estuvo en Bariloche y conoció en 1941 dicho bosque. Al año siguiente se estrenó la película.
Visitar los arrayanes es una de las excursiones más típicas. Hay que dirigirse a la Isla Victoria sobre la Península Quetrihue. Se parte en barco desde Puerto Pañuelos, bien cerca del Hotel Llao Llao, icono de Bariloche.
Una hermosa actividad para hacer aquí es rafting. En el recorrido hay momentos de gran tranquilidad y otros donde la adrenalina y la aventura dominan la escena. Las caídas son fuertes. A nosotros, incluso, se nos dio vuelta la balsa.
Luego de una semana en Bariloche llegamos a esta conclusión: es un gran cofre cargado de hermosos tesoros.