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Carlos Villagrán: el “niño eterno”, Quico, llegó a los 80 años

El éxito de su personaje en El Chavo del 8 lo llevó a enfrentarse con el creador de la serie, Chespirito. Es uno de los últimos sobrevivientes de la famosa vecindad.

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Carlos Villagrán.
Foto: Captura de Instagram @carlos_kiko.

El tiempo pasa para todos, incluso para el “niño eterno”, Quico, que la semana pasada cumplió 80 años. Este personaje atrapó de por vida a Carlos Villagrán y marcó los enfrentamientos que el actor mexicano tuvo con el creador de El Chavo del 8, Roberto Gómez Bolaños (“Chespirito”).

El Chavo del 8 fue una serie producida por Televisión Independiente de México (más tarde, Televisa), que se transformó en un verdadero fenómeno cultural en Latinoamérica y permeó a varias generaciones. Aunque esta comedia situacional fue pensada para toda la familia, incluía un mensaje fuerte de fondo: la niñez abandonada y el humor como refugio.

El Chavo del 8 comenzó a emitirse como serie independiente el 26 de febrero de 1973 por Canal 2 de México y finalizó sus transmisiones el 7 de enero de 1980. La serie se reprodujo luego de forma incansable en muchos países hasta que, en julio de 2020, fue suspendida por desacuerdos entre Televisa y el Grupo Chespirito.

Sin embargo, hasta el presente es reconocida y consumida por las nuevas generaciones a través de distintas plataformas. En cierta medida, ello se debe a que los actores que salieron de aquella humilde vecindad mantuvieron vivos los personajes que les dieron fama y dinero.

Carlos Villagrán -al igual que María Antonieta de las Nieves (La Chilindrina)- es uno de los que mantuvo durante décadas un litigio con Roberto Gómez Bolaños por los derechos del personaje Quico. Ambos tenían razón: aquel niño ingenuo, consentido y pretencioso, fue una creación de Chespirito, aunque, justo es decirlo, Villagrán le dio su cuerpo y alma.

El enfrentamiento con Gómez Bolaños le costó muy caro en su momento. El actor dijo que Chespirito comenzó a alertar a los canales y productores de los 17 países en donde se emitía El Chavo para que no lo contrataran para hacer el personaje de Quico, advirtiendo que los demandaría en caso de que ello ocurriera.

“Me pasé más de un año sin trabajar. Tuve que cambiarle el nombre, tuve que cambiarle la vestimenta; pero yo considero que Dios es muy grande y que hay caminos para todos y puertas abiertas para todos”, dijo en una entrevista de prensa.

Celos y derechos de autor

Invitado al programa argentino La peña de Morfi, Carlos Villagrán recordó, con humor, sus orígenes humildes. “Vengo de una familia muy pobre. Éramos cuatro hermanos tan pobres que los pobres no se juntaban con nosotros por pobres, aunque siempre tuvimos la oportunidad de tener un regalo de los Reyes Magos y una infancia muy bonita”, dijo. Y aseguró que su disputa con Chespirito fue por “celos”, por la trascendencia que había alcanzado su personaje.

“El programa tenía un popularidad total y absoluta. Hacíamos giras e íbamos a muchos países con sus conferencias de prensa, todo lleno de micrófonos y grabadores. Pero el 70% de las preguntas eran para Quico, porque estaba de moda. Entonces se empezó a despertar un poquito la ira, el egoísmo, el celo profesional y artístico. Poco a poco fue trepando más Quico en popularidad que el Chavo y me sacaron del programa”, confesó el actor mexicano, explicando que su personaje se suponía que era el de un niño malvado, aunque terminó conquistando al público.

A dos semanas de la partida de Villagrán, por solidaridad, Ramón Valdés se salió del programa. Así que Doña Florinda se quedó sin hijo para consentirlo, La Bruja del 71 perdió a su querido Don Ramón y La Chilindrina pasó a ser huérfana. En otras palabras, se descalabró por completo la vecindad que tan bien funcionaba para los televidentes y que tantos dividendos dejaba al canal y al dueño de los personajes. Y todo esto cuando existía un negocio que no se podía descuidar: El Chavo del 8 había multiplicado exponencialmente sus fuentes de ingresos con el merchandising (muñecos, álbumes de figuritas, remeras, etcétera) y la realización de giras internacionales. Se estima que hacia 1975 el programa era visto por más de 350 millones de televidentes cada semana.

Tras abandonar el elenco, Villagrán no podía volver a encarnar a Quico, porque los derechos del personaje eran propiedad de Gómez Bolaños, por lo que decidió rebautizarlo como Kiko. Con este pequeño ardid, evadió una posible demanda, ya que los derechos de autor no contemplaban “el uso de palabras similares que suenen igual a la palabra registrada”.

Desde 1981 a 1986 pudo trabajar en tres proyectos con el personaje de Kiko en Venezuela, incluso con la participación de Don Ramón.

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Quico o Kiko.

El vínculo con Doña Florinda

Además de los “celos” por el personaje que -según Villagrán- era el que más facturaba, al parecer otro sentimiento pudo distanciarlo de Chespirito: una truncada historia de amor con Florinda Meza, previa a que esta se casara con Gómez Bolaños.

“Hubo un tiempo que anduvimos como amigos, amigos íntimos, sin pasar a mayores. Pero estuvo muy fuerte el hecho de que ella quería pasar de amigos a otra cosa. Yo no soportaba eso”, contó Villagrán. Luego fue más específico y dijo que Meza intentó conquistarlo cuando le pidió en una oportunidad que la acompañara a buscar su auto a un taller. “Fuimos a tomar una copa y surgió una cosa un poquito más íntima que ser amigos, pero no pasó a mayores, no me gustaba a mí”, aseguró.

Corría la década de 1970 y Villagrán se encontraba casado, por lo que le pidió consejos a un amigo que, probablemente, ya había puesto sus ojos en ella. “Le llegué a pedir ayuda a Chespirito. Le dije: ‘Mira hermano, esta cosa está así’. Y él me respondió: ‘Dale un cortón tremendo, absoluto’”. Finalmente, Meza comenzó a salir con Gómez Bolaños, en una relación que no estuvo exenta de escándalos: Chespirito le llevaba 20 años, estaba casado y tenía seis hijos.

Siempre en los medios

Hacia fines del año pasado Villagrán fue noticia cuando una periodista mexicana dijo que tenía cáncer de próstata. Él mismo confirmó que se había operado y que “gracias a Dios” salió bien de la intervención.

También fue protagonista hace no demasiado tiempo de un polémico spot de la embajada estadounidense en México, cuyo objetivo era desalentar el cruce ilegal de fronteras. En el anuncio, de menos de un minuto, se dirige a sus compatriotas: “Hola cuates, primero que nada ¡ya cállense, cállense, cállense que me desesperan! Tengo algo muy importante que decirles, no crucen la frontera de los Estados Unidos, porque puede estar en peligro tu papá, tu mamá, tu tío, el perro, el gato, el perico, todo el mundo, mejor cruza legal. Si lo haces, sí me simpatizas”, decía el actor en las ropas de su mítico personaje.

Varias veces Villagrán anunció que dejaría de hacer a Kiko, entre otras cosas por su avanzada edad para interpretar a un niño que se supone tiene menos de 10 años, pero la realidad es que los regresos del personaje a la pantalla y las tablas no fueron pocos. Y que hasta hoy, en cualquier programa o sitio al que va, todos le piden que hable e infle los cachetes como aquel entrañable niñito de El Chavo del 8.

El marinerito de los cachetes inflados

Gómez Bolaños necesitaba un actor que interpretara a un niño consentido por su mamá para famosa vecindad del Chavo. “En ese entonces se alquilaba el vestuario dentro de la empresa. Así que fui allí y encontré el traje de marinerito y la gorrita. Saqué mi propio pelo por el agujero de la gorrita y le hice como unos cuernitos. Me encontré con Chespirito y le dije: ‘¿Quieres que te hable así como niño o que te hable así (con la característica voz del personaje)?’ Y me respondió: ‘Así, con los cachetes’. Y de esta manera nació Quico”, recordó una vez Villagrán.

Este es uno de los motivos por los cuales el actor siempre ha defendido su derecho a explotar el personaje, porque si bien Quico es una creación de Chespirito, fue él quien terminó de moldearlo, dándole su cuerpo y alma.

El personaje viste traje de marinero como referencia a las ropas que los niños de clase alta solían usar desde principios hasta mediados del siglo XX.

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