EL PERSONAJE
Es nutricionista y aprendió a cocinar de forma autodidacta porque cree que es esencial para enseñar cómo comer. Desde 2014 está al frente de La Receta, por Teledoce.
El miércoles 8 de abril a las 12.00 en punto Catalina De Palleja se lava las manos. Mira a cámara y dice que es importante que todos lo hagan: en las palmas, entre los dedos, las uñas, las muñecas, la parte de arriba. Tiene el pelo negro sujeto en una cola tirante, una camisa rayada blanca y celeste con las mangas dobladas sobre el codo y un delantal blanco. “Hoy vamos a dejar un poquito de lado el almuerzo, la cena y vamos a dedicar nuestra cocina a un plato que voy a repetir aunque ya lo he hecho acá, porque ha sido de las recetas más pedidas de las últimas dos o tres semanas. Es una receta tan tradicional, tan popular… ¿De qué estoy hablando? De esto”, dice y señala a la cámara y en la pantalla aparece la imagen de una pasta frola de membrillo brillante y perfecta.
Catalina (40) es nutricionista y cocinera y desde 2014 está al frente de La Receta, el programa de cocina que emite Teledoce de lunes a viernes. Desde que llegó el coronavirus a Uruguay, dice, las personas se quedaron en casa y empezaron a llenarla de preguntas y dudas y pedidos de recetas a través de sus redes sociales, sobre todo en Instagram, donde tiene más de 92 mil seguidores en su cuenta personal. Siempre le consultan, le mandan fotos de los platos con las recetas que todos los días hace en el programa, le preguntan si pueden reemplazar la manteca por aceite y si se puede usar otro tipo de harina. Pero ahora, dice desde el teléfono, la gente le pregunta mucho más y todo el tiempo. Y eso, a Catalina, le gusta.
“Yo creo que algo positivo de toda esta situación, que tiene muchos aspectos negativos, es que pudimos volver a la cocina y dedicarle el tiempo que muchas veces decimos no tener. Creo que, al principio, con todo esto de no saber cuánto iba a durar, la gente cocinaba algo para la merienda, por ejemplo. Después, con los días, empezaron a ampliar eso y cocinan todo el tiempo, para todos los días”.
Lo que más le piden son esas recetas que creemos saber, esas que pareciera que todo el mundo hace, esas que vienen desde nuestros abuelos y abuelas, esas que son parte de nosotros. Una de ellas es, claro, la pasta frola. Y Catalina escucha a las personas que la siguen y un día va y la hace, aunque ya la haya hecho antes. Y dice, mirando siempre a la cámara: “Es muy sencilla. Si vos tenés las proporciones de los ingredientes, te va a quedar bien. Solo tenés que respetar unas cositas pero no muy diferente a cualquier masa de manteca, así que tranquilo que si nunca hiciste pasta frola, hoy es el día para hacerla”. Después, mezcla 100 gramos de manteca con 100 gramos de azúcar y empieza a hacer la masa. Veintisiete minutos después saca del horno una pasta frola de membrillo brillante y perfecta.
Que las personas cocinen lo que ella cocina —incluso quienes no son demasiado amantes de meter las manos en la masa— es uno de sus objetivos. “Mi rol sin dudas es apoyar la cocina casera y dar soluciones o ideas que puedan resultar prácticas, ricas, saludables y nutricionalmente adecuadas para que pueda hacer cualquier persona, es decir, para que cualquier persona que intente hacerlo, le salga. Ese es mi rol al frente de La Receta”.
Por eso, en estos días cocina recetas que se puedan hacer con pocos ingredientes. “Estas últimas semanas han sido enfocadas más bien a productos que tenemos usualmente en nuestras casas o que podemos comprar y guardar, para ayudar eso de no ir tantas veces al súper. Todo eso lo estoy re teniendo en cuenta en estos días. Y creo que ha dado resultado porque la gente se siente reflejada, identificada con las recetas. Sería ridículo plantear una receta que por más que esté buenísima tenga ingredientes que no podés conseguir fácil o que no tengas en tu casa. En otras circunstancias lo planteo, pero en estas me parece que no. Tengo que tener en cuenta las circunstancias porque si no mi trabajo dejaría de tener sentido. Hay muchas personas que miran el programa para entretenerse, pero hay muchas que de verdad lo miran porque sacan la idea de lo que van a cocinar ese día”.
Del interior
Nunca pensó en ser cocinera. Nunca la cocina fue una opción de futuro ni algo que le apasionara ni mucho menos la idea de una profesión.
Nació en Florida. Allí vivió la infancia y parte de la adolescencia. Catalina es la segunda de seis hermanos y todos casi siempre llevaban amigos y amigas a jugar. Creció en una casa que siempre estaba en movimiento, llena de gente, andando en bicicleta, con sus abuelos siempre cerca, jugando en la vereda, con sus amigas que todavía mantiene, con el tiempo para hacer lo que quisiera, porque, en el interior, el tiempo casi siempre pasa más lento.
Alguna vez pensó en ser médica pero que fuera una carrera tan larga la desmotivó. Así que, cuando terminó el liceo, empezó a investigar sobre carreras que estuvieran relacionadas pero no tanto. Y se encontró con nutrición y con las materias que tenía y con lo que implicaba.
A los 18 años se fue a vivir a Montevideo con una amiga que no era de Florida, pero también era del interior. Y como vivían solas empezó a cocinar y a aprender, por su cuenta, de cocina. En el medio de las clases, el estudio y algún trabajo freelance que agarraba cada tanto, hacía algún curso o taller de cocina. Así hasta que se dio cuenta de que todo tenía que ver con todo.
“Siempre fui muy mandada. Se ve que tenía también cierta facilidad porque agarraba una receta y la hacía de una. Empecé a hacer cursos, empecé a tratar de aprender cosas nuevas, pero siempre con el afán de aprender para mí. Nunca me planteé hacer la carrera entera de cocinero o de chef porque, en realidad, yo tenía claro que lo que quería hacer era nutrición. Y después, cuando avancé en la carrera y entendí lo importante que era la manipulación de alimentos y todo lo que eso implica para poder trasladar de la teoría a la práctica a tu paciente, o sea el concepto que querés enseñarle, me cerró todo, porque era fundamental saber cocinar para poder enseñarle al otro lo que tiene que comer. Yo entendí eso y fue un antes y un después”.
Todo lo que sabe de cocina lo aprendió en cursos, haciendo, cocinando, aprendiendo de otros. “Me enfoqué en cursos de cosas que me podían servir también para poder complementar mi carrera. Y para poder aprender más, distintas técnicas y cosas nuevas. En definitiva, soy autodidacta. Y tengo mucha práctica porque lo hago, cocino todo el tiempo, entonces me doy el espacio para experimentar y aprender. Yo estoy abierta a aprender de todos lados, de los amateurs y de los profesionales. Porque se trata de aprender siempre”.
A los medios llegó de casualidad. O sin quererlo. Cocinar delante de una cámara tampoco había estado nunca, dice, sus planes.
Todavía no había terminado la carrera en la Escuela de Nutrición cuando se cruzó a una conocida amiga de una amiga. Era María Estela Moreno, productora de televisión que estaba planeando el programa Tu bebé, por Canal 10, destinado a padres y madres de bebés y niños. Le dijo que necesitaban a alguien que se encargara de la cocina y Catalina aceptó. Era 2005. Tenía cinco minutos para preparar una receta para niños y todavía se acuerda lo que hizo la primera vez que cocinó para la tele: barquitos de carne, que, en definitiva, eran papas rellenas con carne en forma de barco, con una vela de queso.
En septiembre de 2014 comenzó a estar al frente de La Receta. Desde entonces, todos los días, de lunes a viernes cocina ante la cámara y acompaña el mediodía de los uruguayos y las uruguayas que la siguen con devoción.
Cree, Catalina, que el Uruguay no se queda atrás en la tendencia mundial hacia la comida saludable, casera, preparada con alimentos naturales. “Me parece que ahora estamos queriendo volver un poco a lo casero, volver a la esencia de la preparación. Creo que falta mucho todavía, pero estamos en ese camino. Hay muchos aspectos que están sobre la mesa hoy día que antes no estaban”.
Por eso sigue, porque ella, su carrera y sus recetas son parte de ese camino, porque muchos la miran cocinar cada día.