COMPORTAMIENTO
Cada Semana Santa muchos uruguayos se lanzan a probar suerte y salen de cacería; este año las autoridades harán un control severo de estas actividades. Profesionales cuentan a Domingo algunos de sus trucos.
La caza es la actividad humana más antigua. Durante siglos fue la única forma de supervivencia y reunió a los primeros hombres en grupos cooperativos, luego en tribus y más tarde en naciones. Hoy continúa despertando pasiones, aunque pasó de ser un acto de primera necesidad a un deporte. No en todos los casos, ya que la cacería del jabalí tiene un valor agregado: la eliminación de un plaga que amenaza cultivos, ganados y a veces vidas.
Pablo Rivero es un cazador profesional con años de experiencia. "Me dedico en un cien por ciento a la caza de jabalíes, tengo todos los permisos para hacerlo y actúo generalmente por pedido de los propios hacendados que tienen problemas con estos bichos", advierte.
Se dedica profesionalmente al rubro de la seguridad, es instalador de cámaras de videovigilancia y tiene un amplio conocimiento en materia de armas de fuego. "Prácticamente no cazo otras especies, podría ir por el ciervo axis que es la otra especie que está permitida, pero es un bicho tan lindo que me parece una picardía matarlo", dice.
Aunque parezca paradójico en un cazador, Rivero es un amante de los animales. Si bien tiene claro que el jabalí es un gran predador, lo respeta. Se niega a utilizar perros en la cacería, ya que entiende que los animales quedan expuestos a grandes riesgos, y también pueden resultar peligrosos para otros animales de la rica fauna local.
La cacería del jabalí es sacrificada, implica salir por la noche y moverse con extremo sigilo por el campo y en medio de una oscuridad casi absoluta.
"Para salir a buscar el jabalí hay que andar en la madrugada, que es cuando ellos salen a buscar comida", explica. Rivero utiliza un monocular con visión nocturna que le permite detectar al animal entre los arbustos a cierta distancia. "Es ideal para el tipo de cacería que yo practico, que se llama a la espera", señala.
Esta modalidad implica que el cazador deberá pasar cierto tiempo apostado, lo más oculto posible y en silencio. Lo ideal es que un baqueano o conocedor del lugar le indique el sitio por donde suelen ingresar los animales al campo, generalmente cerca de cursos de agua.
"Tienen un oído increíble y un olfato superior", destaca Rivero. Por ello toda precaución es poca.
Armamento.
La elección del arma es otra de las claves en este tipo de cacería, una actividad cada vez más cuestionada. Rivero confía en su rifle calibre 300 Winchester Magnum, una munición que los expertos consideran ideal para la caza y que incluso es utilizada por los tiradores de elite. Aunque en opinión de Rivero la distancia ideal para disparar oscila entre los 80 y los 150 metros, el arma es efectiva hasta una distancia de 600 metros.
"Las leyes actuales, que yo creo están erradas, te obligan a usar munición de punta dura, lo que se llama full metal jacket, que es un tipo de proyectil que puede perforar el blindaje de un vehículo. Para los animales de este tipo es totalmente innecesaria, incluso hasta para animales de mayor porte, la bala es capaz de atravesarlo e impactar en otro cercano que no es el que querés cazar", cuestiona.
En opinión del experto cazador el uso de esta munición reforzada aumenta enormemente el riesgo de los desgraciados accidentes de caza que cada año suelen alimentar las noticias durante la temporada franca de Semana de Turismo.
"Lo que yo recomiendo es tirar de tal manera que le pegues en el hueso para neutralizarlo rápidamente y evitar que huya para terminar desangrándose solo", sugiere Rivero. Una perspectiva que, añade el cazador, no tiene nada de "humanitaria" respecto del animal.
El poder de las armas es objeto de cuestionamientos para los cazadores experimentados.
Daniel Cabrera, de Laguna del Sauce, es miembro de la Unión Nacional de Coleccionistas, Cazadores y Tiradores del Uruguay (Unaccyt), coincide en ello. "Se está saliendo a cazar con armas que tienen un poder de alcance enorme, es una locura", conviene.
De hecho, ni él ni Rivero son partidarios de salir de cacería durante la Semana Santa por la proliferación de personas inexpertas en el manejo de armas.
"Yo exhorto a la gente que sale conmigo a extremar las precauciones, a no arriesgarnos a cosas que no hacíamos antes, a meter los vehículos en lugares que no conocemos", señala Cabrera.
Cabrera suele organizar partidas de caza, en grupos reducidos, y con conocimiento previo del lugar donde se va a actuar. "El Ministerio de Ganadería llevaba una estadística de los lugares que tenían problemas con el jabalí, eso nos servía de guía a nosotros", explica el cazador que, no obstante, señala que el organismo dejó de hacerlo.
La estadística fue sustituida por el conocimiento previo con algunos hacendados que suelen recurrir a los servicios de cazadores como Cabrera para "limpiar" sus campos de la plaga.
Fiscalización.
Este año las autoridades lanzaron una coordinación a nivel nacional para controlar las actividades de caza durante la próxima semana.
En tal sentido el director Nacional de Medio Ambiente, Alejandro Nario, señaló: "Es un momento del año en que se da un pico en la actividad de caza y nos parece importante que los actores que intervienen en el territorio coordinen, de manera de ser más eficientes en el uso de los recursos públicos".
Personal de las Jefaturas de Policía del país, intendencias, guardaparques de áreas protegidas, junto a inspectores de fauna de la Dinama son los encargados de llevar adelante la fiscalización.
A tales efectos conviene saber que las autoridades clasificaron las especies protegidas y autorizadas para la casa en tres categorías: especies de caza deportiva; especies de caza comercial y especies libres de caza.
En el primer grupo se encuentran: perdiz, torcaza, paloma alas manchadas, paloma de monte, pato maicero, pato picaso, pato cara blanca, ciervo axis.
En la categoría de caza comercial se encuentran: la nutria y la liebre. Existen respectivas zafras anuales de caza para ambas especies. Se requiere Permiso de Caza. Abonan los permisos para nutria los propietarios de campos donde vive la especie, informan las autoridades.
Por último en las especies libres se cuentan: el jabalí, la cotorra y el garibaldino, o "pájaro negro del arroz". El calificativo "libre" se aplica a que se permite todo el año, sin límite de ejemplares, se explica en la página de la Dirección Nacional de Medioambiente. También se cuentan en esta categoría los ofidios: crucera, yarará, coral. En este caso el Estado no promueve su caza, pese a ser consideradas como peligrosas para los seres humanos, ya que se consideran parte de las cadenas tróficas.
Las temporadas de caza habilitadas para especies como las palomas, torcazas, perdices y patos silvestres no coinciden este año con la fecha de Semana de Turismo, del 25 de marzo al 1° de abril. En todos los casos son necesarios permisos de caza, cuyo valor oscila entre las dos y las cuatro UR ($ 2.134 y $ 4268). Para el caso del ciervo axis o el jabalí no hay fechas concretas, pero también son necesarios los permisos.
Hay que recordar que en ningún caso es permitida la caza de ninguna especie en ciudades y centros urbanos, por elementales razones de seguridad. También hay que tener en cuenta que son necesarios los permisos de porte y tenencia de armas, el T.H.A.T.A., que expide el Ministerio del Interior.
Los seis consejos de cazadores expertos
Llevar un chaleco fluorescente o cualquier prenda de colores vivos. La idea es ser un 100% visibles a cierta distancia.
Portar el arma con el seguro colocado, quitárselo solo en el momento en que el cazador va a efectuar el disparo.
Evitar llevar el arma aprovisionada, es decir con un proyectil en la recámara en las armas automáticas y semiautomáticas. Con el cargador lleno y la recámara vacía.
La cacería del jabalí implica salir en horarios nocturnos, lo cual hace necesario contar con los elementos de necesarios. Los cazadores deben desplazarse en dirección contraria al viento.
Llevar celular con buena cobertura, también se recomienda ir con equipos handy para casos de accidentes. Y, por supuesto, un botiquín de primeros auxilios completo.