Su nombre proviene del Cementerio Central, porque fue justamente en Palermo donde se originó, aunque tenga su sede desde hace mucho tiempo en Parque Batlle. El Central Español Fútbol Club está cumpliendo hoy domingo 120 años de existencia, habiendo nacido de la fusión de los clubes Solís y Central.

“No tenemos nada previsto como festejo, porque el campeonato se nos hizo muy largo y no pudimos organizar nada para el 5 de enero”, comenta a Domingo Hebert Porro, presidente de la Comisión Civil del club que el lunes pasado ascendió de Tercera a Segunda División.

El club tomó su nombre tras un partido en el que se enfrentaron los equipos a fusionarse, en el cual el ganador daría su nombre a la nueva institución. Central obtuvo la victoria por 2-0, por lo que el equipo pasó a denominarse Central Football Club. Los colores tradicionales (rojo, azul y blanco) provienen de un famoso grupo de negros lubolos del barrio: “Los Esclavos del Nyanza”.

Central se caracterizó por ser un equipo nómade. Su primera cancha estaba en Punta Carretas, por entonces un barrio de pescadores con una cárcel en el medio, y muchos jugadores e hinchas iban en lancha. Luego jugaron en Maroñas y en el Parque Ricci y más asiduamente en el Parque Fraternidad, de Garibaldi y 8 de Octubre. Pero su gente pertenecía a Palermo. Y hasta el día de hoy mantiene vínculos con ese barrio. Décadas después se instaló en el Parque Batlle, donde permanece su estadio hasta nuestros días.

El club militó en Primera B desde 1954 hasta 1961. Y en 1971, por la fusión con una entidad social, pasó a ser Central Español.

Posee un récord inigualado en el fútbol uruguayo, siendo el primer equipo en ganar el campeonato de la B en 1983, ascendiendo y conquistando de inmediato la Copa Uruguaya de Primera en 1984. Este 2025, además de los 120 años de su fundación, está cumpliendo 40 años de aquella gesta deportiva.

Para 2025, la institución tiene algunos proyectos: “Tenemos pensado llamar a elecciones y queremos mejorar la parte edilicia, estamos intentando quedarnos con una porción del Palermo como sede social; está en una nebulosa entre la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) y nosotros. Estamos armando con ellos un plan para que quede ahí la sede, lo cual va a ser un buen punto de partida para empezar a reunirnos de forma más asidua”, destacó Porro.

La formación de jugadores en el descampado de la bajadita que unía al Cementerio Central con la costa los hizo gente de Palermo y concomitantemente del carnaval que todavía hoy late y anida en ese barrio.

El “Negro” Juan Delgado fue su primer gran ídolo auténtico, así como el “Pata de Hacha” Medina, quien se dice que dormía escondido entre los nichos del camposanto cuando hacía alguna bandideada en aquel barrio de “guapos”.

Las mejores actuaciones iniciales de Central fueron en 1913 y 1920, finalizando esos años tercero en la Copa Uruguaya. En 1922, junto a Peñarol y otros clubes, fue partícipe de la fundación de la Federación Uruguaya de Fútbol,

Con su crack Venancio Bartibás, en 1932, inauguró el profesionalismo, siendo el primer club chico que ganó el Torneo Competencia local, campeonato de preparación que obtuvo en 1944.

En la foto bajo estas líneas hay tres jugadores de Central que salieron campeones del mundo con el seleccionado nacional: Luis A. Risso, Juan López y Víctor Rodríguez Andrade.

Rodríguez Andrade nació en el Barrio Sur en 1927 y jugaba de lateral por ambas bandas, consagrándose campeón del mundo en Maracaná. Era sobrino por vía materna del exfutbolista José Leandro Andrade.

En tanto, Juan López fue profesor de educación física y gimnasia, cualidades que lo llevaron a ser designado en 1949 como entrenador de la selección uruguaya. Después del triunfo de 1950, López pasó a entrenar a Peñarol, con el que fue campeón nacional en los años 1953 y 1954.