Cerebro, maravilloso y misterioso

| Pese a los recientes avances en el estudio de la mente, se conoce apenas una fracciónde su funcionamiento, sus enfermedades y cómo genera recuerdos.

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LORENA GUZMÁN *

En algún momento de la evolución, el cerebro de un primate creció lo suficiente para volverse más inteligente que el resto. Así, el cerebro humano se convirtió en el órgano más complejo que existe y el más difícil de estudiar. Solo en Estados Unidos se reúnen cada año unos 40 mil especialistas en neurociencias para debatir sus hallazgos. Aun así, es mínima la fracción de conocimiento que se tiene sobre nuestra cabeza.

"No conocemos más que el 5% del funcionamiento del cerebro", asegura Pedro Maldonado, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. "Lo que más se ha estudiado es la corteza visual primaria, la responsable de procesar los estímulos visuales básicos y el conocimiento de ella llega solo hasta el 15%".

En los últimos años ha habido importantes avances al pasar de estudiar las funciones más básicas del cerebro -como ver, escuchar u oler- a analizar conductas más complejas, como emociones, la conciencia, la memoria e incluso la toma de decisiones.

"Sin nuestros recuerdos somos simplemente zombis", dijo a la revista Science György Buzsáki, especialista en neurociencias de la Universidad de Nueva York. Eso explica por qué una de las líneas de investigación más de moda en el área es, justamente, la memoria.

"Aún no se entiende cómo se adquiere memoria a partir de experiencias que se almacenan y luego se consolidan, para perdurar mucho tiempo, en una estructura biológica como el cerebro", explica José Luis Valdés, del Núcleo Milenio Centro de Estudios de la Memoria, dedicado a estudiar cómo se arraigan los recuerdos en el cerebro.

Se conoce bastante bien que el mismo circuito neuronal que se activa al generar un recuerdo -como la lectura de este diario, por ejemplo- se vuelve a activar cuando se "trae a colación" el evento.

"La consolidación de los recuerdos implica una reactivación de la actividad neuronal del cerebro, específicamente en el hipocampo. Esta se repite durante el sueño, reverbera mientras se duerme y el cerebro vuelve a pasar la película una y otra vez para fijarlo", cuenta Valdés.

"El hipocampo es como un bibliotecario", explica en Science Buzsáki. Su trabajo es guardar las nuevas experiencias, ayudar a archivarlas en la corteza cerebral para luego recuperarlas según se necesite.

Incluso, los recuerdos tendrían el equivalente a un código de barra, como el de la solapa de un libro de biblioteca, que identificaría en qué parte de la corteza estarían almacenados. Pero otros grupos de investigación no están tan de acuerdo. Algunos pregonan que nuestro repositorio de recuerdos sería más como Wikipedia, porque cada entrada para recuperar un recuerdo permitiría actualizarlo al mismo tiempo. Esta idea continúa en discusión.

TRATAMIENTOS. "Simplemente no sabemos lo suficiente", dijo a Science Thomas Insel, director del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, refiriéndose al tratamiento de enfermedades mentales como la depresión y la esquizofrenia, entre otras. "La investigación y los avances en los medicamentos para esta área se han hecho casi en su totalidad de forma fortuita. Desde el principio, ninguno de ellos estuvo basado en el entendimiento del mecanismo que produce la enfermedad".

Francisco Aboitiz, neurobiólogo del Departamento de Psiquiatría y del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad Católica de Chile, asegura que le gustaría poder decir que el déficit atencional, la esquizofrenia y el autismo son las expresiones de la falla de un mismo mecanismo pero, aclara, aún no se puede afirmar con certeza.

Hasta hace un tiempo, la tendencia era pensar que el cerebro estaba divido en zonas y que cada una de ellas tenía una o varias funciones específicas. Hoy se sabe que no es así. Son redes neuronales que trabajan en distintos niveles con un mismo fin.

Una de las líneas de investigación que sigue Maldonado es tratar de entender cómo "conversan" los distintos mecanismos para realizar acciones. Sus objetos de estudio son las ratas. "Tocan el mundo a través de los bigotes, así como nosotros lo hacemos con las manos. Estudiamos qué pasa, cómo se coordinan los bigotes con el mecanismo que hace que se muevan y con su visión", dice. Y agrega: "Mientras más grande el cerebro, más neuronas tiene y, a la vez, permite el despliegue de un rango de conductas mucho más amplio. Una cucaracha tiene movimientos estereotipados porque su cerebro es pequeño. En cambio, para mover una mano requerimos muchos mecanismos del cerebro".

Aboitiz agrega que el crecimiento tan rápido del órgano (pensando en la evolución humana) produjo probablemente desbalances y desequilibrios que lo pueden dejar más expuesto a enfermedades. Pero, a su vez, eso también permitió que el hombre se volviera tremendamente social, teniendo que adaptarse constantemente. *El Mercurio/GDA

LOS ANIMALES SON MODELO

"El cerebro de los animales es un modelo muy valioso porque las cosas que experimentan se asemejan mucho a lo que le pasa al ser humano", explica el científico Pedro Maldonado. Los primates tienen estados de conciencia complejos, como, por ejemplo, ser capaces de evaluar el trabajo remunerado justo, pero incluso las ratas han mostrado conductas de altruismo, ayudando a otras ratas en problemas.

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