FELIPE RODRÍGUEZ | EL MERCURIO/GDA
Carlos Alberto García Moreno tenía tres años cuando, por primera vez, llamó la atención. Sus padres, Carlos García, profesor de química y física, y Carmen Moreno, una dueña de casa y amante de la música, eran de clase media bonaerense y con inquietudes artísticas. Le habían regalado un piano de juguete y el niño hizo lo que correspondía: comenzó a jugar con él. A los pocos días, Carmen, escuchó unos sonidos que parecían sacados de una cajita de música. Cuando llegó al lugar de donde salía el ruido se encontró con una sorpresa: Carlitos, su hijo, estaba tocando las teclas y extraía una hermosa y sorprendente melodía.
Asombrada, le contó a su marido pero éste no le creyó. Segura del milagro que había presenciado, la mujer recordó que su vecino tenía un piano. Y junto a su esposo, llevó a Carlitos a la casa contigua. El niño se sentó, inspeccionó el piano y comenzó a tocar una melodía. Como si fuera un consagrado.
Ese fue el primer indicio de talento de Charly García. A los cinco años ya interpretaba a Chopin y Bach en clases particulares de piano. Charly era el orgullo de la familia. Tanto que, con apenas doce años, se graduó de profesor -sí, profesor- de teoría y solfeo.
El periodista Sergio Marchi, el autor de la biografía de Charly García No Digas Nada conoce como pocos al músico. Su primer encuentro data de diciembre de 1984. "Era un tipo muy luminoso y de conversación grata", recuerda Marchi. Luego los encuentros se repitieron. Primero en la casa de Andrés Calamaro y, posteriormente, en entrevistas. Hasta que García le realiza un ofrecimiento: escribir su biografía.
El periodista dice que la primera revelación de Charly fue conocer la música de The Beatles cuando tenía doce años. "Hasta antes de ese encuentro, la música para Charly era en blanco y negro. Fue una verdadera revolución. Su madre tenía un programa radial que se llamaba Folclorísimo y por su casa pasaron figuras como Mercedes Sosa o Eduardo Falú. De hecho, con él tiene una anécdota. Falú comenzó a tocar y Charly le dice a su madre que `el maestro tiene una cuerda desafinada`. Falú le pregunta qué ha dicho y Charly le dice, ante el nerviosismo de su mamá. El tipo toca y claro, tenía una cuerda desafinada", cuenta.
El periodista afirma que Charly es un genio. Y para ello, cita ejemplos. En una de sus primeras entrevistas, el músico abrió la ventana de su departamento que da a la calle bonaerense de Santa Fe y le espetó a Marchi. "Mirá, el 80% de los autos está afinado en si bemol". Otra vez, tenía una botella de whisky en la mano y la golpeaba. "Esto es un fa sostenido".
¿Pero en qué momento comienzan sus desórdenes mentales? Para Marchi hay dos instantes: "Primero, la muerte de su padre. Era un tipo muy inteligente y muy cercano a él. Pero lo más duro fue cuando en 1986 murió su hermano menor, Enrique. Charly siempre fue un tipo muy sensible y eso lo mató". El hermano menor de Charly había llegado a trabajar como manager del grupo Púrpura y, tras una actuación de la banda, tuvo un accidente en auto y falleció instantáneamente. "Enrique trabajaba en la misma agencia de artistas donde estaba Charly y se sintió culpable de esa tragedia. Además, creía que estar trabajando en el mismo lugar había provocado la muerte de su hermano", sostiene. El músico no se lo perdonó. Y comenzó a consumir más drogas y alcohol como una forma de autocastigo.
La triste imagen actual de Charly García tiene, según Marchi, a los argentinos en el suelo. El biógrafo asegura que sus hábitos no han sido saludables. Y los detalla. "Una etapa de experimentación se puede tolerar. Pero beber demasiado whisky te quema neuronas. Todo lo que le pasa me da mucha bronca. Porque te aseguro que con una mano atada, Charly es mejor que la mayoría de los músicos argentinos", indica.
-Se dice que Charly consume una botella de whisky diaria...
-Charly nunca está seco. Todas las mañanas se toma una taza de café con leche, luego una Coca Cola y bueno...de ahí arranca.
-¿Qué te ha sorprendido?
-Siempre me sorprendió su inteligencia. Hasta en sus peores momentos tiene una lucidez formidable. El problema es que no escucha. En una de sus crisis en 1994, me pidió ser su mánager. `Quiero alguien de absoluta confianza`, me dijo. Acepté y me dice `¿cuáles son tus planes?` `Que te vayas a dormir`, porque llevaba tres días sin dormir y me responde `estás despedido`. Otra vez, cuando grababa El aguante hizo unas notas de piano magistrales. Cuando celebramos su trabajo, borró todo. Sólo porque nos gustaba.
-¿Cómo es su relación con su hijo Miguel que también se dedicó al rock?
-Tenía una buena relación. Pero cuando su hijo quiso dedicarse a la música, le agarraron unos celos tremendos. También creo que es porque se imagina que a su hijo, si se dedica al rock and roll, le puede suceder lo mismo que a su hermano Enrique.
- ¿Qué viene para Charly?
-Hay dos futuros posibles: la recuperación o la muerte. Ojalá que sea lo primero. No sé si vuelva a ser el genio que fue, pero debería tener una vida tranquila. Aunque, la verdad, no sé si podrá hacerlo o va a querer hacerlo.
Despúes de Sui Generis llegaron las primeras crisis
¿Cómo era el Charly de Sui Generis? "Era un tipo muy sensible, muy apoyado por su madre que lo alentó siempre en su carrera artística. Y muy sano. Ni siquiera bebía ni fumaba. Estaba muy influido por la música británica tipo The Byrds, The Who. Le encantaba el cine también. Kurosawa y Fellini", asegura su biógrafo, Sergio Marchi.
Fue tras la disolución en 1975 de Sui Generis, que el músico experimentó el preámbulo de las crisis que vendrían. Formó La máquina de hacer pájaros, una banda inspirada en Yes y vivió en el anonimato con la llegada de la dictadura en 1976. "Trataba de salir el menor tiempo de casa. Y cuando salía se envolvía una frazada en la cabeza. Eran tantos los jóvenes desaparecidos que Charly tenía miedo de sumarse a esa lista". Esos oscuros días, sin embargo, le regalaron una de sus grandes alegrías: en octubre de 1977 nació su hijo Miguel Ángel. Pero al poco tiempo, le vino una depresión. Se separó de su mujer, María Rosa Yorio, y ésta buscó afecto y comprensión en Nito Mestre, su ex compañero de colegio y de Sui Generis. Sin embargo, García y Mestre siguen siendo amigos hasta hoy. "Estuvo mal hasta que conoció a Zoca, una brasileña que fue el amor de su vida".