Tilda Swinton vio Mujeres al borde de un ataque de nervios en la década de 1980 y fue una especie de flechazo. Se obsesionó con Pedro Almodóvar. Años después logró conocerlo y le confesó que estaba dispuesta a aprender español para trabajar a sus órdenes. “¡O quizás podría escribir un personaje mudo en su próximo guion!”, recuerda que le dijo.
Pasaron más años y un monje benedictino del que era amiga por vivir muy cerca de él en las Highlands, Escocia, le dijo que iba a rezar para que ella pudiera filmar con el director manchego. Al parecer fue escuchado porque finalmente consiguió rodar La voz humana (2020), un corto basado en un texto de Jean Cocteau. El largometraje se dio tiempo después y se estrenó este año, siendo galardonado con el León de Oro en Venecia: La habitación de al lado.
En este film, Tilda es una reportera de guerra enferma de un cáncer terminal que se ha propuesto morir con dignidad. Para ello le pide ayuda a Ingrid (Julianne Moore), una amiga que hace mucho tiempo que no ve.
La actriz contó a Fotograma que, en los últimos años, ella ha sido Ingrid en muchas oportunidades.
“He tenido el privilegio de acompañar a varias personas queridas a hacer el mismo viaje que Martha”, dijo al explicar por qué no le ha sido difícil representar este papel. “No es producto de mi imaginación”, señaló.
Es entonces cuando se le aparece la figura de Derek Jarman, un director con el que trabajó en muchas películas en los años 80 (Blue, Eduardo III, El fin de Inglaterra, entre otras) y con el que entabló un lazo muy estrecho. “Él enfermó de sida en el 89 y yo fui, durante toda su agonía, la persona que estuvo a su lado, en la habitación de al lado”, relató a diario El Mundo.
Versátil
Nacida en Londres el 5 de noviembre de 1960, hija de un mayor general del ejército británico, Tilda ha dicho que fue su abuela la que la convirtió en actriz gracias a la forma cómo le leía los cuentos. “Más que simplemente leer, te hacía sentir las historias. Le ponía cortinas a las habitaciones que el autor había dejado sin decorar, cambiaba las voces de los personajes y coloreaba el aire de los bosques a su antojo. Luego leías a solas el mismo libro que ella acababa de interpretar y ya no era lo mismo”, recordó la actriz en diálogo con El Mundo.
Quizás por eso esta británica siempre estuvo dispuesta a cualquier transformación física al servicio del personaje. Ha tenido el cabello de todos los colores y cortes posibles, incluso ha llegado a estar completamente pelada. También se ha transformado en un hombre de 82 años (ver recuadro).
De Tilda se dice en broma que colecciona directores. “Hay un grupo de cineastas con los que me siento mucho más que una simple actriz. Los considero parte de mi familia, son mis hermanos o hermanas”, ha señalado al referirse a nombres como Luca Guadagnino, Joanna Hogg, Wes Anderson o George Miller, entre otros.
En sus más de 30 años de carrera solo ha ganado un Oscar a Actriz de Reparto y fue por el thriller y drama legal Michael Clayton, protagonizado por George Clooney. También se llevó el BAFTA por este trabajo. Ha trabajado con actores como Tom Cruise, Leonardo Di Caprio, Keanu Reeves y Ewan McGregor. Fue la Bruja Blanca de la saga de Narnia y no ha faltado su incursión por el mundo de los superhéroes de Marvel en el rol de Ancestral (en Doctor Strange y Avengers: Endgame).
La anécdota graciosa es que tiene guardada una colección de las dentaduras de algunos de los personajes que ha interpretado, todas ellas realizadas por el técnico dental Chris Lyons. Incluso ha bromeado con que podrían estar expuestas en el Museo de la Academia de Hollywood.
Si bien actuar es su vocación, Tilda tiene un título en Ciencias Políticas y Sociales y un pasado por tres escuelas privadas y exclusivas, una de ellas nada menos que el West Heath Girls’ School, el internado en el que se hizo amiga de Diana Spencer, luego princesa de Gales. También ha tenido militancia política, primero con el Partido Comunista de Gran Bretaña y después afiliándose al Partido Socialista.
Y tiene de esas cosas que la hacen llamar la atención por motivos extra actuación (o actuación no ortodoxa), como su protagonismo en la exposición viviente Serpentine Gallery de Londres en 1995. En esa oportunidad estuvo dormida o aparentemente dormida en una caja de cristal durante una semana como parte de la instalación The Maybe, de Cornelia Parker, que luego fue al Museo Barracco de Roma y al MoMA de Nueva York.
Recientemente codirigió un documental sobre inteligencia artificial y nuevas formas de aprendizaje y estuvo en Taipéi realizando una performance artística.
Además ha dado su apoyo a iniciativas tales como Women Writers Network, un programa anual en colaboración con el Festival Internacional de Cine de Toronto para impulsar las trayectorias literarias de las mujeres y de las personas no binarias.
Tilda es madre de mellizos nacidos en 1997, Honor y Xavier, que tuvo con el dramaturgo y artista John Byrne. Desde 2004 está en pareja con el pintor alemán Sandro Kopp, con el que vive junto a sus hijos en el norte de Escocia.
En 2020, cuando recibió el León de Oro Honorífico en el Festival de Venecia, remarcó que el cine es su verdadera patria y que quienes han recibido ese premio son sus maestros: “Los ancianos de mi tribu son los poetas del lenguaje que amo más y canto sus canciones en el baño”, dijo. En ese momento se definió como “la chica punk obsesionada con el cine que hace autostop en las estaciones para tomar un tren. Y, por cierto, solo estoy empezando”.
Parecía que iba a haber muchos años más de la Tilda Swinton actriz, pero en el último tiempo eso ha cambiado un poco y la idea del retiro ha rondado su cabeza. La habitación de al lado contribuyó al respecto. “Martha (su personaje) me regaló algo a lo que llevaba dándole vueltas un tiempo: mi posible última película. Estoy en un momento vital donde me gustaría que cada proyecto que escojo pudiera ser el último. No porque me haya cansado del cine, cosa imposible, sino porque soy perezosa y quiero pasar más tiempo en el jardín de mi casa rodeada de mis animales”, confesó a GQ quien por ahora solo tiene un estreno pendiente: el thriller The ballad of a small player, junto a Collin Farrell y Jason Tobin.
¿Será finalmente su despedida?
La vez que fue un hombre de 82 años
En Suspiria, remake del clásico de terror de 1977 de Darío Argento, Tilda Swinton aparece en los créditos con el personaje de Madame Blanc, pero investigando un poco el público terminó por descubrir que también encarnaba al doctor Josef Klemperer, un psicoanalista de 82 años.
El cambio es sorprendente y es gran responsabilidad del maquillador Mark Coullier, nominado a cinco premios Oscar de los que ganó tres (Pobres criaturas, El Gran Hotel Budapest y La Dama de Hierro).
Coullier, quien ya había convertido a Swinton en una persona mayor en El Gran Hotel Budapest, engrosó el cuello de la actriz con prótesis, le construyó una mandíbula para que pareciera más pesada y masculina, le puso nuevas orejas y creó una textura específica para su piel.
Cuatro horas le insumía este camuflaje. Como además Swinton es muy detallista y profesional, le pidió que le fabricara un órgano reproductor masculino.
El film fue dirigido por Luca Guadagnino, uno de los preferidos de la actriz.