Christian Font: "Soy un bicho analógico"

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Christian Font

EL PERSONAJE

El conductor y murguista reflexiona sobre sus múltiples pasiones, todas ellas nacidas en una época en la que no había redes sociales y sí videoclubes en todos los barrios.

Christian Font habla rápido. No es que sea atolondrado y se tropiece sobre sus propias palabras. Simplemente la verborragia se le da de una manera natural. Lo más fácil es pensar que siempre fue así. Pero también cabe la posibilidad de que esa facilidad para hablar se haya construido durante la infancia, cuando él y su hermano menor Xavier hacían de todo un poco para entretenerse en el barrio Malvín o en Pinamar Norte, a donde los padres los mandaban durante el verano: grababan voces inventadas entre ellos, parodiaban cosas que veían en la televisión o escuchaban en la radio y experimentaban con grabadores y cintas. Curiosos y creativos, los hermanos Font iban construyendo sus futuros profesionales —Xavier es profesor de música, comediante y director coral— jugando y probando.

De esa infancia de pruebas y experimentos, de ir saltando de una cosa a otra —la radio, la televisión, las películas en VHS, las idas al tablado a ver carnaval-—parece haber quedado bastante en el actual Font, que viene haciendo de todo un poco desde hace años: radio, televisión, periodismo escrito, participación en murgas y, ahora, también en películas. Como él mismo adelanta, tendrá un papel en la próxima película de Diego Fernández —"El Rincón de Darwin," "La mujer del padre"—, que se llamará "La teoría de los vidrios rotos". También apareció en algunos capítulos de "Todos detrás de Momo", la serie policial ambientada en el mundo del carnaval.

De la infancia queda, también, un gusto por lo concreto, por lo que se puede agarrar y sentir, en contraposición a lo virtual y digital que domina el presente. No es que Font reniegue de la tecnología. “No, para nada. Todo bien con el streaming. Pero soy un bicho analógico. Hace poco fui con mis hijos a una sala de maquinitas en Piriápolis y luego de comprarle fichas para ellos, me compré una para mí y enfilé para los flippers. En casa tengo un VHS, un casetero, una compactera, todo funcionando. Y me gusta que mis hijos puedan escuchar un cassette. O mirar una película con la textura del VHS”, dice y añade que siempre anda en busca de nuevos títulos para agregar a su colección. No cualquier película, aclara. No es un coleccionista compulsivo. Más bien, busca cosas específicas. La última película que adquirió en VHS fue "Papillon", la de 1973 con Steve McQueen y Dustin Hoffman.

Afiche Papillon
"Papillon", de 1973.

Con 41 años y tres hijos, Font divide su tiempo entre la televisión, la cobertura de carnaval (hace poco empezó a escribir sobre eso en la diaria), su familia y el softbol, un deporte en el cual entró gracias a su hijo Lorenzo. “Vi que miraba muchos videos de béisbol en YouTube y lo llevé a la escuela de béisbol y softbol que impulsan algunos inmigrantes. Y le gustó. Al poco tiempo me compré un guante yo y empecé a jugar”, cuenta sobre su nueva actividad de fin de semana.

Hasta hace un par de años, el carnaval hubiese sido parte de su agenda, pero esta vez la fiesta lo tendrá como testigo y documentando las distintas instancias mediante crónicas. “No podía estar ajeno”, afirma. Sin embargo, no saldrá en ninguna murga aunque haya tenido ofertas para la edición de este año y tenga ofertas para futuros carnavales. El tiempo no le da, explica. Para salir en una murga hay que ensayar, hay que comprometerse, hay que estar. “Y quiero conservar mi matrimonio”, comenta entre risas.

Aún así, el carnaval se mete en la charla porque la relación que Font mantiene con él viene desde hace mucho. Primero fueron los parodistas, comediantes que no solo le hicieron reír sino que también le enseñaron que en el carnaval uruguayo pueden coexistir, sin mucho problema, la cultura popular y la de elite. “Un espectáculo podía mezclar una parodia de Los Intocables con Macbeth. Gracias al parodismo también conocí a Molière. Y mucho más”, comenta como para desarticular prejuicios.

Luego del parodismo, la murga lo agarró y no lo soltó más. Estuvo en varias, tanto escribiendo como cantando. En total, ya lleva como 20 años acumulados en distintas agrupaciones.

Justo cuando se da la charla con Revista Domingo, un tuit random volvía a poner en debate un tópico recurrente. Palabras más, palabras menos, el tuit decía algo así: las murgas son todas de izquierda y cantan a favor del Frente Amplio. “Hay murgas que sí, y otras que no. Generalizar así no corresponde, me parece. Que una murga tenga una postura política me parece esperable. El tema es si esa postura condiciona todo tu discurso y te hace dejar de lado el hecho de que el carnaval es —al menos para mí— una expresión transversal a toda la sociedad, no una red social donde vos cantás para gente que ya es afín a tu manera de pensar. Eso para mí no es ningún desafío, no es interesante. Se puede tener una postura política, pero lo que no me parece que se puede ser es oficialista”, afirma.

Font no ignora las posibilidades de “bajar línea” que tiene una murga. Analizando la realidad carnavalera —probablemente ya esté redactando mentalmente alguna de sus próximas columnas— dice que la lógica de las redes sociales ha permeado el ánimo de los creadores. “Creemos que la realidad equivale a lo que leemos de nuestros contactos en tal o cual red. Se corre el riesgo de pensar que la ‘realidad’ es así, que es esa. Y nada que ver, claro”.

—¿Has llegado a pelearte con otros carnavaleros por esto?

—No. Pero sí a tener muchas diferencias a la hora de concebir un espectáculo. En algún momento se corre el riesgo de establecer, a través del repertorio, cierta posverdad. Al querer conectar con una barra o tipo de público, tirás juicios y conceptos que el espectador no va a poder chequear. Te pongo un ejemplo, mínimo: un cuplé sobre la tenencia de perros y el chip que le querían poner a los animales. El letrista había interpretado el tema del chip como algo invasivo, un mecanismo de control que le remitía a cosas turbias, como ‘¿Qué sigue después de esto?’ Cuando empezamos a ensayar la canción, fui y leí la Ley de Bienestar Animal, averigué con veterinarios, me informé. Un día llegué y me reuní con el letrista: ‘Mirá, el chip permite todos estos beneficios’. Al final, toda esa parte crítica salió y quedó algo mucho más liviano y ameno. Como esa de los perros hay un montón”.

—¿Y de qué lado te parás en la polémica sobre si se puede hacer humor criticando a un colectivo como los homosexuales, por ejemplo?

—Entiendo que el ecosistema del carnaval se autorregule, porque hoy te hacen saber instantáneamente lo que gusta y lo que no. ¿Pero cuál es el riesgo de eso? Que lo que ofende a una parte, no ofende a otra. Estoy hablando de algo que no sea explícitamente denigrante, eso no lo avalo. Pero todos somos pasibles de ser caricaturizados. También es cierto que el humor de estereotipo quedó perimido.

Entre tanto carnaval es fácil pasar por alto las otras pasiones de Font como el rock y el cine, por ejemplo. Lo curioso es que para él todo forma parte de un mismo fenómeno, que se dio en simultáneo durante su infancia. “Todo me llegó más o menos al mismo tiempo. Tanto mi padre como mi madre eran melómanos, y mi padre además de tocar en una banda tenía muchas revistas de rock. Ya de niño estaba expuesto, a través de esas revistas, a Led Zeppelin, Rolling Stones, Beatles, Jethro Tull... Y la cinefilia lo mismo: más o menos en esa misma época peregrinaba al videoclub en el barrio. Todo junto y en paralelo”, rememora.

De ahí, de ese origen, que la frase con la que él resume su perfil en Twitter (“Obrero del entretenimiento”) le calce bastante bien. Sus gustos a menudo coinciden con las expresiones más populares y masivas del arte. Y que siga deambulando por distintas facetas del entretenimiento (guionista, cantante, conductor, actor) y sea —en definitiva— un “sieteoficios”, lo lleva directamente a la clase obrera. Un obrero que hoy parece haberse mudado para instalarse entre una clase media más acomodada y privilegiada.

Sus cosas

Una actriz
Sissy Spacek
Sissy Spacek

“Sissy Spacek. Veo todo en lo que ella esté, me parece extraordinaria”, comenta Font sobre la intérprete que saltó a la fama gracias a películas como "Carrie" de Brian De Palma, "La hija del minero" de Michael Apted o "Badlands" de Terrence Malick. A lo largo de los años, Spacek acumuló cinco nominaciones a los Oscar y ganó uno, por "La hija del minero".

Un productor de discos
Jaime Roos
Jaime Roos

“Jaime Roos. Primero como productor de su propia música y como curador de su obra discográfica. Y, segundo, porque además ha producido muy buenos discos de música popular uruguaya o rioplatense para otros artistas. Como "Todo a Momo" del Canario Luna, "Esa tristeza" de Laura Canoura, "Cuando el río suena" de Adriana Varela”, dice Font.

Un solista de carnaval
Ricardo Villalba
Ricardo "Canario" Villalba

Este año, va a estar en Nos Obligan A Salir. Para mí es la voz más extraordinaria que tiene la murga en la actualidad y eso que hay un montón de cantantes que son increíbles. Salí cuatro años con él en Los Diablos Verdes y me pasó de oírlo cantar mientras me cambiaba y que se me erizara la piel”.

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