Cinco sitios imprescindibles para conocer en Estambul, la ciudad turca que hace un puente entre dos mundos

Del barrio de Balat al Gran Bazar, un pequeño listado de lugares para explorar en la ciudad de los gatos callejeros, de las mezquitas más bonitas del mundo y que, además, permite conocer un poco de Asia y Europa.

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Mezquita azul de Estambul.
Mezquita azul de Estambul.
Foto: La Nación/GDA

Claudia Gutiérrez/EFE

Estambul es un lugar donde Oriente y Occidente se encuentran, no solo en el mapa, sino en la vida cotidiana. A medida que se navega por el Bósforo, cualquier persona se da cuenta de que Estambul es más que una ciudad, es un puente entre dos mundos: Asia y Europa. A un lado, los majestuosos palacios otomanos y, al otro, los modernos rascacielos.

En esta ciudad de contrastes, de historia y de mucha vibra, el viajero está rodeado de una sociedad masificada donde prima cada vez más el turismo, que lucha por no caer en los timos de los turcos o en las famosas bromas de los heladeros.

Imagínese perderse por rincones donde el caos y la belleza coexisten en perfecta armonía. Cierre los ojos y escuche la llamada a la oración sonando desde las mezquitas, mientras se pierde por un laberinto de bazares siguiendo los olores de las especias.

Si tiene la oportunidad de explorar esta ciudad, estos lugares le permitirán descubrir la esencia de Estambul.

El Gran Bazar

El Gran Bazar de Estambul es uno de los mercados cubiertos más grandes y antiguos del mundo. Con más de 4.000 tiendas, ofrece joyas, alfombras, especias, artesanías y las últimas tendencias de ropa tiradas de precio. Los colores, los olores y los sonidos envuelven al visitante, mientras los comerciantes le invitan a descubrir sus tesoros.

Lo que marca la diferencia son las personas: el joyero que le cuenta la historia de una alfombra antigua, el vendedor de especias que comparte una receta familiar, o el artesano que muestra su habilidad con orgullo. Regatear es una parte esencial del viaje. Para ello se recomienda mantener una actitud amable y ofrecer en un inicio un precio de compra bajo.

Para aquellos más curiosos, por la noche, las calles que rodean el Bazar se convierten en pasadizos infinitos donde la única luz visible es aquella de los rótulos de las tiendas y la única compañía serán gatos en busca de comida. Por si no lo sabe, Estambul es la ciudad de los gatos callejeros.

Obra maestra bizantina

La mezquita de Santa Sofía es el símbolo de Estambul, el epicentro de la ciudad. Construida entre los años 532 y 537 por el emperador bizantino Justiniano I, ha funcionado como catedral, mezquita y museo a lo largo de los siglos hasta que fue reconvertida como mezquita en el año 2020.

Santa Sofía destaca por la fusión de elementos cristianos e islámicos, mostrando cómo estas culturas se han mezclado a lo largo del tiempo. Desde las galerías superiores, tendrá vistas panorámicas de su interior y del barrio de Sultanahmet.

El problema contemporáneo está relacionado con el elevado flujo de turistas. Se calcula que la Gran Mezquita recibió más de 6,5 millones de visitas en 2022, lo que confirma que el aspecto religioso queda eclipsado por el enfoque turístico. Por lo tanto, se han adoptado medidas para gestionar el elevado número de visitantes: los turistas y no musulmanes no podrán entrar en la planta baja de la mezquita (destinada al rezo) y tendrán que pagar una entrada de 32,50 euros. Esta tarifa le incluye una audioguía para descubrir mejor este templo declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Para ingresar, tanto hombres como mujeres deben tener el pecho, las rodillas y los hombros cubiertos. Además, las mujeres tendrán que cubrirse el cabello parcialmente con una pashmina. Aunque lo recomendable es llevar un pañuelo consigo, en la entrada puede comprar uno por unos 3 euros.

A menos de 200 metros de la mezquita se encuentra la Basílica Cisterna o Palacio Sumergido. Este emplazamiento subterráneo se convirtió en el depósito de agua del Palacio Bizantino en la época de Justiniano I. Esta construcción cuenta con 336 columnas de 9 metros de altura, dos de esas columnas tienen como base el rostro de medusa. Este lugar es un espacio para contemplar la luz, el agua y la arquitectura subterránea.

La Mezquita Azul

Considerada una de las mezquitas más bonitas del mundo, la Mezquita Azul recibe este nombre por los azulejos de cerámica azul que decoran su interior. A diferencia de Santa Sofía, la entrada es gratuita y está abierta al público, aunque se deben respetar las normas de vestimenta y comportamiento.

Visitarla le permitirá conocer una parte esencial de la vida religiosa y cultural de la ciudad sin costo alguno. Ubicada en el barrio de Sultanahmet, frente a la Santa Sofía, fue construida por el sultán Ahmed I para rivalizar con la mezquita bizantina.

Al entrar, se encontrará con un amplio espacio de oración que sigue siendo un lugar activo de culto. Su ubicación le permite explorar otros puntos históricos cercanos como el Palacio de Topkapi y el Gran Bazar. Es recomendable dedicar un día para hacer un tour por todas las mezquitas de Estambul.

Barrio de Balat

El barrio de Balat baja por las colinas hasta la costa del Cuerno del Oro. También conocido como el barrio de los judíos, hace años se estableció la comunidad judía y se construyeron sinagogas, aún vigentes en la actualidad.

Hacer una ruta por estos barrios supone salir de la zona turística de Estambul para sumergirse en la vida cotidiana de familias turcas. Las calles se asemejan a un laberinto de callejones y escaleras, lugares frecuentados por artistas y fotógrafos. Encontrará las famosas casas de colores, se podrá tomar un café en la zona hippie o podrá aprender de costumbres religiosas.

Para conocer una ciudad, es esencial recorrerla a pie, acumulando kilómetros y sumergiéndose en su cotidianidad. Al visitar los comercios familiares y charlar con sus dueños, los viajeros se sumergen en la vida local y absorben sus tradiciones. Las historias de los habitantes, sus anécdotas y vivencias van mucho más allá de lo que las guías turísticas pueden mostrar.

Paseo inolvidable entre continentes

Estambul se encuentra entre dos continentes separados por un estrecho llamado Bósforo. Se recomienda el paseo en ferry público. El trayecto solo cuesta 2.5 liras turcas (menos de un euro). Hay opciones privadas en cruceros por trayectos más largos y con guía en español. Simplemente el paseo merece la pena: vistas panorámicas, atardeceres increíbles y los famosos pescadores furtivos.

El Bósforo está rodeado de numerosos monumentos históricos, incluidos palacios, fortalezas y mezquitas, que reflejan la rica historia de la región. No suelte la cámara, será su mejor compañera. En la parte asiática las vistas ofrecen uno de los barrios más modernos de la ciudad.

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