COMPORTAMIENTO
Volver a planificar para el futuro puede parecer una tarea abrumadora, incluso si somos optimistas respecto al final de la pandemia. Una guía para lograr hacerlo sin estresarse.
Poder planificar tu vida te hace sentir que tienes control sobre ella. Es reconfortante trazar cómo quieres que sea tu existencia en un año o en cinco. Pero enmarzo de 2020, cuando la pandemia envió a la gente a su casa y se esfumó gran parte de lo que parecía ser una certeza sobre el mundo, quedó claro que este control era una ilusión.
No importa cuánto planeemos, la vida puede ser contundente e inesperada y poner todo de cabeza. Es por eso que ahora, incluso siendo optimistas, planificar el futuro puede parecer abrumador o algo casi imposible.
Melanie Deziel, de 30 años, tuvo su primer hijo en septiembre de 2019 y planeaba tener un segundo poco después, ya que tanto a ella como a su esposo les encanta tener hermanos. Pero cuando las reuniones en persona fueron restringidas, Deziel vio cómo sus ingresos de conferencista de marketing se evaporaron y ella y sus familiares se mudaron de improviso de Jersey City, Nueva Jersey, pues ya no necesitaban estar cerca de Nueva York para reuniones y querían un espacio más grande y económico. En Raleigh, Carolina del Norte, alquilaron un apartamento tras realizar un recorrido por video. Ahora, Deziel tiene un nuevo trabajo como directora de contenido en una compañía de marketing, su familia está instalada en un nuevo hogar y su hija tiene 19 meses, pero Deziel ya no está segura de querer un segundo hijo.
“Es muy difícil planificar el futuro”, dijo. “Incluso hoy es una locura pensar en cómo serán los próximos dos meses. Hay demasiadas incógnitas. Es casi aterrador tomar una decisión como esa”.
Llámalo “bloqueo del futuro” o ser incapaz de imaginar cuáles son tus metas tras vivir un periodo en el que pudiste posponer decisiones importantes o te viste obligado a hacerlo.
Incluso antes de la pandemia, los cambios culturales y la crisis económica retrasaron hitos tradicionales de la vida adulta como terminar la universidad, casarse y tener hijos. La pandemia intensificó más esos retrasos. De repente, muchas personas no pudieron pagar sus rentas y tuvieron que regresar a las casas de sus padres, mientras que otros fueron suspendidos de manera indefinida de un empleo, decidieron posponer un matrimonio o no tener un hijo.
Cuando comenzó la pandemia, Ben Michaelis, psicólogo clínico y autor de "Your Next Big Thing: Ten Small Steps to Get Moving and Get Happy", les aconsejó a sus clientes que dejaran de planificar. Para poder sobrevivir a los enormes cambios que estaban ocurriendo, Michaelis les dijo que no pensaran en ningún futuro más allá de la próxima semana. “Planificar resultaba negativo para ellos”, dijo.
A medida que la pandemia continuaba, los marcadores habituales que definen vidas y ayudan a cerrar capítulos y entrar en otros -cumpleaños, graduaciones, bodas- se realizaron a través de videollamadas, si es que acaso sucedían. Y esa experiencia no es la misma.
“Estamos atrapados en este ciclo de pensar que Zoom puede replicar los espacios físicos y no es así”, dijo Jason Farman, académico de medios de comunicación de la Universidad de Maryland y autor de Delayed Response: The Art of Waiting From the Ancient to the Instant World. “No se puede sustituir el hecho de brindar con una copa y escuchar ese sonido”. El hecho de que cada día se sienta igual provoca una “extraña aceleración y ralentización del tiempo”, dijo, por lo que parece que marzo de 2020 ocurrió tanto hace años como la semana pasada. “Es muy desorientador”.
No estás sola
No eres la única persona que ha tenido una visión diferente durante los últimos 14 meses debido a la pandemia por el nuevo coronavirus.
Robert Self, historiador y profesor de historia moderna de Estados Unidos en la Universidad de Brown, señala que cuando algo afecta a toda nuestra sociedad, los retrasos ya no son individuales. El mundo no continúa sin ti. “Esto está afectando a mucha gente y mucha gente comparte esta experiencia”, dijo. “Eso no significa que vaya a ser totalmente positivo, pero no vas a pasar por esto solo”.
Nick Casalini, de 37 años, aspirante a cómico en Los Ángeles, se sintió aliviado cuando la pandemia puso fin a los micrófonos abiertos y a los espectáculos de monólogos, así como a la intensa competencia que sentía con todos los demás que intentaban triunfar en Hollywood. “La presión desapareció”, dijo. Ahora no está seguro con qué partes de esa vida quiere seguir, pero se dice a sí mismo que esta incertidumbre está bien.
“Me da vergüenza admitirlo, pero he empezado a hacer más autocompasión”, dijo Casalini, “estas meditaciones en las que te tratas a ti mismo como a alguien a quien quieres. No le diría a un amigo: ‘Ese tipo tiene que ponerse las pilas. Qué perdedor’. Diría: ‘Ese tipo es mi amigo. Quiero a ese tipo’”.
Ahora estamos al borde de un futuro difuso, pero un futuro, al fin y al cabo. Muchas personas están emergiendo de la pandemia y han aclarado o modificado expectativas sobre sus vidas, en parte porque el coronavirus puso en evidencia su mortalidad.
“La pandemia dejó clara la posibilidad de que la muerte no es necesariamente algo que te ocurrirá cuando tengas 88 años”, dijo Hal Hershfield, profesor asociado de mercadeo y comportamiento en la toma de decisiones en la Escuela de Administración Anderson de la Universidad de California en Los Ángeles, quien estudia el proceso de toma de decisiones a largo plazo. “Podría suceder antes”.
Pero incluso teniendo nuevas prioridades, es difícil planificar. Quedar confinado junto a su novia pocos meses después de que comenzaran a vivir juntos hizo que Marcus Garrett, un auditor en Houston de 38 años, estuviera seguro de que quería casarse con ella. “Si pudimos sobrevivir a una pandemia, podemos sobrevivir a cualquier cosa”, dijo. Y aunque le propuso matrimonio en marzo, la pareja no está pensando en casarse sino hasta el otoño de 2022. “Es difícil imaginar la tranquilidad”, dijo Garrett. “Se siente como si algo siniestro la descarrilará, así que, ¿para qué planificar algo?”
Convencerse
Date un poco de gracia. Entonces, ¿qué hacer si sientes este “bloqueo del futuro”? Primero que nada, convéncete de que está bien querer buscar algo grande y emocionante para ti, incluso aunque todavía estés recuperándote del miedo y la pérdida de la pandemia. En otras palabras, puede que este no parezca un buen momento para casarte o tener un bebé, pero puede que tampoco sea un mal momento. “El presente, o alguna versión del presente, podría ser un momento tan bueno como cualquier otro”, afirmó Hershfield. “Esto es parte del mundo modificado en el que vivimos ahora. Puede haber algo de tristeza junto a lo positivo”.
Escapar de la mente
El siguiente paso es escapar de tu mente. Pensar en el futuro no va a disminuir tu ansiedad al respecto. Michaelis aconseja que, en cambio, realices pequeñas acciones hacia un objetivo importante. Por ejemplo, si estás pensando en mudarte, ve a una casa o apartamento en exhibición. O si crees que quieres comenzar una relación romántica, pasa unos 10 minutos en una aplicación de citas. “Prueba algo y ve cómo se siente y funciona”, dijo Michaelis. “Considerando la manera en que funciona la mente, esas cosas que parecían muy complicadas se vuelven de repente muy factibles”.
Mientras apuntas en grande, intenta ignorar la voz que podría estarte diciendo que el tiempo está corriendo. Es posible que el cambio no suceda tan rápido como crees que debería ocurrir. Deja que se tome el tiempo que sea necesario: en ese espacio quizás tengas más posibilidades de perfeccionar tus objetivos.
“Creo que asumimos que debemos tener todas las respuestas, incluso en medio de un evento incierto y realmente complicado”, afirmó Laurie Santos, profesora de Psicología en la Universidad de Yale y presentadora del podcast The Happiness Lab. “Si estás teniendo problemas con una decisión, la respuesta correcta es darte un poco de gracia”.
Cambio de actitud
Si has retrasado ciertos objetivos a causa de la pandemia o ahora piensas que quieres hacer otra cosa y te da pánico quedarte atrás, no pasa nada. Incluso si has imaginado un futuro muy concreto, puede replantearse: no hay una sola forma de proceder en la vida. “Es un ejemplo de buena planificación reconocer que puede haber múltiples cursos en la vida”, dice Hershfield.
Michaelis utiliza el ejemplo de correr hacia un tren y perderlo por poco. En lugar de sentirse frustrado por no estar en el tren que sale, se dice a sí mismo que había una razón para no llegar a ese tren y que estaba destinado a estar en otro.