EL PERSONAJE
Es una de las figuras de la televisión uruguaya y una de las voces del dial, donde comparte su pasión por la cultura. Sobre su vida, los sueños y el desafío de poder cumplirlos.
En su mente estaba Ruth Infarinato. Cabello corto, rojo, rosa o violeta, rebelde. Infarinato era la chica que estaba al frente de uno de los programas de MTV más consumidos por los adolescentes noventeros, y Camila Cibils quería ser ella, o parecerse. “Mirás mi generación, y todas queríamos ser ella. Hasta hoy le copio el corte de pelo”, bromea Cibils. Pero sí, la conductora era un reflejo de algo que Cibils ya sentía: las ganas de comunicar. En el liceo, los test vocacionales le daban siempre para el lado del arte, y el arte, dice, es expresión; y contar historias, sostiene, es su vocación.
De la adolescente fanática, rebelde, difícil, hoy queda la emoción por el hacer, la libertad del pelo corto, la vibra y el empuje. Con 35 años, está donde quiere, o por lo menos donde se imaginaba a los 15: hizo comunicación, fue movilera en radio y televisión, escribe, hizo notas colgada desde un noveno piso en Camaleones, vivió un año afuera, volvió, y hoy es una de las caras de la tarde de Teledoce y una de las voces del dial de la mañana. La adultez moldea, los años llegan con crecimiento personal e ideas nuevas, la facultad le amplió el horizonte, y por ende, la mente: “Entré con Ruth en la cabeza, y salí con Oriana Fallaci. Me marcó a fuego. Te empezás a meter en el periodismo y te das cuenta de que es mucho más”.
Además de Infarinato y la televisión, estaban las mañanas de su infancia, marcadas por el informativo de Radio Sarandí que escuchaba su madre. Al crecer, los mediodías pasaron a ser de Justicia Infinita por su cuenta, y fue ahí, con 21 años, que Cibils empezó a meterse en el mundo de la comunicación capitalina. Participó en un “raid de movileros”, cubrió una manifestación de fumadores contra la ley de control del tabaquismo donde había solo una convocada, la nota resultó “una bomba pintoresca”, ganó el raid, y quedó en el equipo.
Después, en 2007, recorrer Montevideo buscando noticias pasó también a ser una cosa de la tele. Entró a Subrayado para hacer una suplencia en las noticias de deporte. Entrevistó a los Suárez y Cavani de la Sub-20, “eran unos bebés con acné en la cara, y yo no sabía quiénes eran, solo que eran promesas”, admite. Pero también encontró un hueco donde hacerle caso a los test vocacionales: Cibils empezó a cubrir noticias culturales. Cuando Nelson Fernández la convocó en Canal 10, le dijo que, entre otras cosas, quería que cubriera teatro.
“Yo ya consumía todo lo que era arte, porque lo mamé de mi familia. A mi papá le gusta mucho, y mi madre se dedica a enmarcar y restaurar cuadros. Pero en Subrayado me di cuenta de que cuando me mandaban a cubrir cultura, era un total disfrute para mí. Fascinación. Entonces pensé que por ahí era mi camino. Eso sí, quería especializarme, hacerlo cada vez mejor, y todavía estoy en eso”, cuenta Camila, que en esa búsqueda por crecer profesionalmente pasó cinco años corriendo atrás de una beca Fulbright. La beca significaba salir al mundo, atrapar todo el conocimiento que hubiese por ahí, y traerlo, aplicarlo y seguir creciendo.
El mundo
Para esta entrevista con Revista Domingo, Camila Cibils está sentada en el Patio Andaluz del Parque Rodó. Es fácil asociar la elección del escenario a su gusto especial por la ciudad, por salir todo lo posible y ver lo que tiene para dar. Ahí, mientras mira a lo lejos y piensa las respuestas, admite que si bien quiso vivir ese paréntesis que significa salir del país, su lugar es Montevideo. Fue el escenario de una niñez en la que estaba en el club de “las raras” y nunca era la favorita de las maestras; es la ciudad donde están sus amigas incondicionales, el escenario en el que se enamoró, y donde está la casa de sus padres, los de la paciencia de oro que bancaron una adolescencia difícil.
“A mí Uruguay me tira. Cuando me fui extrañaba un montón a mi familia, a mis amigas, a Gonzalo. Antes de irme estábamos de novios, y mientras estuve allá seguimos en contacto, me hizo el aguante. Yo no entré en el engranaje estadounidense. Fue un ‘todo bien, qué lindo, está buena la experiencia, pero yo voy a agarrar todo lo que me sirva y me lo llevo puesto’”, admite.
Asimismo, el año y medio que la tuvo estudiando en Nueva York —con un ínterin de cuatro meses en una pasantía en Univisión en Miami— le dio de todo. Por un lado, estuvo a la deriva hogareña. Vivió unos días en un hotel de Queens, después la rescató otra uruguaya, Carolina González, a la que no conocía pero que ahora considera su ángel de la guarda. Le alquiló un cuarto a una veterana dominicana y por último compartió piso con Roberto, un italiano y su esposa Rosa, una iraní. “Roberto me hacía tremendo aguante psicológico, y yo a él. Él venía e insultaba por todo, y yo también. Nos llevábamos bien en esa lógica latina-tana enojada. Allá la gente es mucho más correcta”, recuerda.
También estuvo la inmersión en procesos de comunicación a los que Cibils nunca se había animado, como el video para contar historias. Dice que la “luz de sus ojos” a nivel periodístico es una serie de videos sobre la raíz de los ritmos neoyorkinos (disponibles en el sitio Vox.com). Además, confirmó su gusto por transmitir cultura. Pero lo más importante fue verificar eso de creer en sí: “Yo soy una manija constante con los otros, siempre digo que de última que te bochen, que te cierren la puerta en la cara, pero vos tenés que intentarlo, eso nadie te lo saca. Pero a mí a veces me tiro para atrás. Con la beca no pasó”.
De regreso
Volver significó meses de idilio y de reencuentros. También fue un tiempo de pelea con Uruguay, de incertidumbres, de trabajos que no aparecían, de miedo a no tener oportunidades. Pero después, ahora, con la agenda cargada de trabajo, con su casa, su gato y su pareja, con las ideas que guarda para cuando haya tiempo, hay paz.
Hoy en día está en Teledoce con Tarde o Temprano, junto a Cecilia Olivera y Paula Echevarría. “En Tarde o Temprano finalmente concreté un objetivo personal y profesional que es el espacio semanal dedicado a destacar propuestas culturales. Lo armo yo, reseño obras de teatro, películas y muestras de arte”, comenta, satisfecha de retomar lo que supo hacer en Salí (de Canal 20) antes de Estados Unidos.
El programa ocupa un espacio que antes era de programación extranjera, y para Cibils eso tiene un gran sentido: “Tengo una amiga que me dice que es mucho más importante el periodismo económico que el cultural, y sí, obviamente la gente tiene que primero llegar a fin de mes. Pero es fundamental que los uruguayos estemos en la televisión hablando de Uruguay, porque sino se va a perder total conciencia de lo que somos y de dónde estamos. Tenés que ser parte de lo que está pasando a tu alrededor”.
“También Todos Contra mí significó un paso importante porque me metió en una propuesta de entretenimiento que me puso a prueba. Encontré que algunas preguntas que no se, las puedo contestar en base a lógica”, admite. En el programa, conducido por Federico Buysán, Cibils es una de las figuras que se enfrentan a concursantes en un trivia. Antes de empezar, en enero, Cibils estudió mucho, le gusta exigirse, para demostrar que puede y, también, para quedar bien parada.
Con Oliveira y Echevarría, Cibils comparte el desafío ser tres mujeres con un espacio en una radio como Universal, que antes era puramente deportiva. Recuerda que cuando regresó de Estados Unidos escuchaba mucha radio, y que “eran puros hombres”, que las voces femeninas estaban poco representadas. Le molestaba. “Eran ellos con sus cabezas de hombres hablando de mujeres y en momentos hasta chistes homofóbicos. Yo apagaba caliente la radio. Se abrieron las nubes y salió este proyecto que es maravilloso”, sostiene, y añade: “Logramos meter una columna de género en una radio futbolera, y el público nos ha aceptado”.
Sabe que su inquietud la quiere hacer ir por más, ya sea contando historias en video o escribiendo un libro. Sin embargo, cumplió con lo que se había imaginado, responde Cibils si se acuerda de sus sueños de niña. “Solo me falta estar en MTV”, ríe.
Sus cosas
Uno de los primeros trabajos periodísticos que recuerda fue una entrevista que hizo a Dani Umpi, para la facultad. “Fue cuando recién arrancaba. Fue un reportaje hermoso. Hasta ahora me acuerdo y me emociono. Dani Umpi te rinde por todos lados: es un intelectual, un artista talentoso”.
Cibils es una apasionada del arte. Su libro de cabecera es ¿Qué estás mirando? de Will Gombertz, sobre la historia del arte. Cuando está mal, va a ver exposiciones. Entre los artistas que le han llamado la atención en los últimos tiempos, está la colombiana Ana Mercedes Hoyos, con obra expuesta ahora en el Museo Nacional de Artes Visuales.
Una de las metas de Cibils es, algún día, escribir un libro sobre teatro contemporáneo uruguayo. Es una asidua consumidora de teatro, y su obra favorita es Tebas Land, de Sergio Blanco. “Me encanta verla, que todavía me genere cosas y ver cómo le genera algo a la gente que la ve por primera vez”, confiesa.