A medida que las nuevas tecnologías avanzan a un ritmo acelerado, la distancia entre generaciones sigue creciendo. En ese contexto muchos adultos mayores se sienten excluidos debido a dificultades para manejar las nuevas plataformas, a la falta de familiaridad con el lenguaje de los smartphones y las redes sociales, o porque los dispositivos no se ajustan con facilidad a sus necesidades.
Sabiendo de esta realidad y munida de herramientas pedagógicas, la licenciada en educación Luzely Colmenares (47) decidió crear un emprendimiento para achicar esa brecha y promover la inclusión digital. “Noté que había un sector de la población que después de cierta edad se les dificultaba el mundo digital. Comencé trabajando con clases particulares y luego con grupos pequeños. Descubrí que en ese espacio podía unir mi vocación docente con mi deseo de contribuir a su autonomía”, cuenta en diálogo con Domingo.
Colmenares es venezolana radicada en Uruguay desde hace siete años. Este último tiempo trabajando con este público, cuenta, le regaló algunas certezas. “He comprobado que tienen una gran capacidad de aprender cuando se lo proponen y cuando es voluntario. También estoy segura de que debe ser un proceso con empatía y en un ambiente libre de juicio. Los prejuicios suelen estar más en el entorno que en ellos mismos. Lo que necesitan es motivación, tiempo para practicar y herramientas adaptadas a su contexto”, afirma.
Desde hace una década que investigaciones del área de la psicología apuntan que el uso del Internet y las redes sociales entre los adultos mayores puede mejorar la salud mental y reducir los sentimientos de soledad y aislamiento. Muchas también indican la mejora de la memoria y de las habilidades cognitivas. Todo eso, Luzely viene comprobando de cerca con sus alumnos.
“Los avances son increíbles. Ver cómo logran hacer video llamadas, conectarse a una clase virtual, buscar información, editar un pequeño video, saber donde está la nube y mantenerla limpia, hacer una transferencia electrónica de manera segura, todo eso genera un gran impacto en sus vidas”, relata.
Y añade: “Ellos suelen expresar orgullo y alegría cuando dominan algo que antes les parecía imposible. Escuchar frases como ‘pensé que nunca podría hacerlo’ o ‘ahora me siento más seguro e independiente’ es uno de los mejores momentos del proceso”.
Metodología que acerca
Colmenares utiliza una metodología que combina ejercicios guiados, ejemplos prácticos y paciencia. En sus clases, se vale de materiales visuales y rutas de navegación simple. “Me enfoco en generar confianza desde el primer momento, respetando el ritmo de cada uno y celebrando sus avances. Además, relaciono los temas con sus intereses personales: desde limpiar sus nubes de almacenamiento, hasta usar redes sociales o administrar tareas diarias”, detalla y afirma que su objetivo principal es hacer que aprendan disfrutando del proceso.
En estos siete años de actividad ha dado clases a médicos, docentes, músicos, abogados y profesionales de los más variados rubros, y sostiene que lo que frena a mucha gente es el miedo al error, la vergüenza por desconocer, o la sensación de hacerlo mal. A eso a veces se suman barreras físicas, como problemas de visión o psicomotricidad, que requieren ajustar las herramientas digitales y los dispositivos. Es así como una actividad simple y rutinaria para muchos, como navegar por una pantalla, para otros puede ser todo un reto.
“Mi objetivo no es solo enseñar tecnología, sino también crear un espacio donde las personas se sientan valoradas y escuchadas, fomentar la autoestima, la independencia, la socialización y que entiendan que son parte de la nueva ciudadanía digital”, anota sobre un trabajo que también lleva a las redes en su página de Instagram @luzely_te_apoya.
La experiencia de enseñar y cambiar vidas, garantiza, también la ha transformado en lo personal. “Me ha enseñado a valorar aún más la resiliencia y la curiosidad. Me inspira cómo enfrentan sus miedos para aprender algo nuevo. Las devoluciones que recibo son muy gratificantes”, finaliza.
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