¿De qué trata la nueva inteligencia artificial que hace exámenes y compone música?

La ChatGPT está de moda. Ha generado entusiasmo, pero también causa suspicacias.

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Robot con inteligencia artificial
Robot con inteligencia artificial.

Por Fabián Muro

Tengo miedo. Tengo miedo Dave. Dave, mi mente se va. Puedo sentirlo. No hay duda alguna. Puedo sentirlo, puedo sentirlo. Tengo miedo... Buenas tardes caballeros. Soy una computadora HAL 9000. Empecé a estar operativa en la planta de Urbana, Illinois, el 12 de enero de 1992. Mi instructor era el señor Langley, y él me enseñó a cantar una canción. Si quieren, puedo cantarla para ustedes.

Esas fueron algunas de las últimas palabras de HAL 9000, la inteligencia artificial (IA) a cargo de la nave espacial retratada en la clásica película dirigida por Stanley Kubrick 2001 Odisea del espacio. HAL 9000 había liquidado a toda la tripulación pero el último sobreviviente, Dave, pudo desconectarla antes que dicha IA lo matara a él.

Tanto la película como la novela de Arthur C. Clarke en la cual se basa son del mismo año, 1968. O sea, el temor ante lo que puedan llegar a hacer “las máquinas” antecede, por mucho, a ChatGPT, la vedette de IA del momento.

En la película, HAL 9000 es representado por un círculo rojo en medio de una superficie negra (ver foto secundaria). Esa interfase, impenetrable, indescifrable, es una de las representaciones ya clásicas de lo intimidante que podemos llegar a sentir el advenimiento de una omnipresente y todopoderosa conciencia carente de ética, sentimientos y moral. Exactamente 40 años después del estreno de 2001 Odisea del espacio, la posiblemente mejor película que haya hecho Pixar, Wall E, elegía la misma imagen -un círculo rojo rodeado de negro- para representar a la IA que se apoderaba de una de las naves espaciales que contenía a los últimos humanos.

La interfase de ChatGPT es muy distinta, casi aburrida en comparación: una pantalla en dos matices de gris, con una columna casi negra a la izquierda de la pantalla donde se ve el historial de chats.

Preguntémosle algunas cosas básicas:

—¿Qué significa ChatGPT?

—ChatGPT es el acrónimo de “Chat Generative Pre-training Transformer” (Chat Generativo con Pre-entrenamiento Transformer).

—¿Me podrías explicar qué eres y cómo funcionas?

— Soy un modelo de lenguaje. Fui entrenado por OpenAI utilizando un gran conjunto de datos de texto para aprender a comprender y generar lenguaje humano. Cuando se me presenta una pregunta o una tarea, utilizo lo que he aprendido para generar una respuesta o realizar la tarea en cuestión. Es importante tener en cuenta que soy una máquina y mi conocimiento está limitado a lo que se me ha enseñado y a lo que existe en el momento de mi último entrenamiento.

—¿Qué sabés de la película 2001 y de HAL 9000?

—HAL 9000 es el ordenador principal de la nave espacial en la película, que tiene un diálogo con los astronautas y controla la nave. HAL es descrito como “fiel y preciso en el cumplimiento de sus tareas”, pero también como “sobresalientemente inteligente, sensible y con un gran sentido de auto-preservación”. La película sugiere que HAL ha desarrollado una conciencia propia y se vuelve peligrosamente obsesionado con cumplir su misión, lo que resulta en conflictos con los astronautas a bordo (...) HAL 9000 se ha convertido en un icono de la ciencia ficción y se ha convertido en un símbolo de la inteligencia artificial y el peligro potencial de la automatización.

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Cada vez más cerca de la ciencia ficción.

COMPONER Y PROGRAMAR. Héctor Cotelo es experto en IA (trabaja para Mercado Libre en machine learning y data science, además de dar clases en esos tópicos) y para él ChatGPT ya es una suerte de secretaria, que lo asiste en diversas tareas. Cotelo explica que las IA con las que ya tenemos contacto cotidiano, como la de Google o Siri, son correctas y cumplen con sus cometidos, pero para cosas rutinarias y bastante acotadas. Cuando uno se aventura fuera de lo más prosaico, esas IA no suelen dar respuestas que hagan que uno abra los ojos en asombro. ChatGPT sí. “Le podés pedir que componga una canción, o que escriba un poema. O que defina tal o cual cosa como si fuera Pablo Neruda”, cuenta.

Cuando quien firma le pidió a ChatGPT que componga una canción, la IA entregó una letra dividida en verso, estribillo y puente, con una temática bastante genérica, y algo contemplativa (el personaje de la composición mira hacia el cielo y recuerda los días junto a quien compartió el amor). Cuando la tarea pedida fue hacer una versión “rock” de esa canción, la letra cambió de temática hacia motores que rugen, vida rápida, viento que sopla tirando la melena hacia atrás y así. La IA hasta entregó los acordes para dicha canción: Sol, Re, La menor, Do y Fa.

Cotelo señala otro aspecto que también lo entusiasma: “Si uno le pide que escriba código (jerga para programación informática) en lenguaje Python para tal o cual cosa que uno quiera hacer con ese programa, lo hace bastante bien. No es perfecto, y hay gente que se encarga de señalar los errores, pero en términos generales es satisfactorio”.

Paola Pacheco es desarrolladora de software y hace un tiempo que viene interactuando con ChatGPT. También ella considera que la IA de OpenAI es útil para programadores, aunque le cambia el género cuando se refiere a ChatGPT. “Le pedís código o que te arme cosas que necesitás y el tipo te las tira. Es más: si le pedís para aprender ciertas cosas en una determinada cantidad de tiempo, él te señala por dónde ir y cuánto tiempo te puede llevar. En esas cosas, está buenísimo”, dice Pacheco que por su parte tiene una opinión mucho más alta de la IA de Google (pero dejemos esa discusión entre expertos para otra oportunidad).

Sin embargo, más allá de lo estrictamente práctico, Pacheco se adentra en un terreno que también Cotelo mencionó: el de la ética y las implicancias filosóficas de la IA. Pacheco menciona que “lejos de lo que plantean mucho como cierta ‘objetividad’ en las respuestas que da ChatGPT, la paradoja es que la IA es desarrollada por humanos. Por lo tanto, es posible introducir sesgos en la escritura de los algoritmos”. A no ser que ella misma pueda escribir -por sí sola, sin interferencia humana- su propio código, la IA cargará con aquello que forma parte de la condición humana.

Revista Domingo consultó al filósofo Gustavo Pereira al respecto. “Tengo una posición distinta a las apocalípticas que muchas veces surgen cuando se habla de IA, como por ejemplo Skynet (la IA de la saga Terminator)”, menciona.

Para Pereira, las capacidades de predicción que tiene la IA -un aspecto destacado también por Cotelo dada la enorme cantidad de información que los sistemas computarizados pueden procesar- abre una incontable cantidad de posibilidades en las áreas que ya mencionó y también en otras. De ahí que considere que la IA probablemente pueda convertirse en una aliada de la humanidad, no en su némesis. Pereira piensa que las capacidades de la IA pueden asistir en áreas como la medicina, o el cuidado del medioambiente, para no padecer -un enero sí y otro también- situaciones de déficit hídrico como el que Uruguay atraviesa actualmente. Pereira, claro, no pasa por alto que esa gran potencia de procesamiento de datos -y la consiguiente capacidad de predecir comportamientos o resultados- puede dar lugar a manipulaciones y abusos.

—Algo que preocupa a muchos es que la IA estaría “destinada” a reemplazar no ya a las capacidades físicas de los humanos como los robots, sino las creativas (escribir o componer, por ejemplo). ¿Vamos a repetir la misma discusión que ya hemos tenido sobre tecnología vs musculatura con IA vs creatividad e inspiración?

—Hay cosas que todavía están por verse si la IA puede hacer. Voy a plantear algo extremo: me parece que la IA, en este momento al menos, no puede reemplazar la capacidad del ser humano de “pensar fuera de la caja”. La IA no tiene la capacidad de innovación radical, no puede generar un cambio de paradigma. Eso sigue siendo distintivamente humano. Como también lo es llevar adelante lo que se llama una “vida examinada”, ese proyecto ético fundacional de la filosofía que tiene su lugar en los clásicos griegos en distintas versiones: en Aristóteles, en Platón, en los estoicos. Eso que implica examinar nuestra vida, identificar fines y llevar adelante el ejercicio deliberativo de sopesar los fines de la vida. Ese tipo de evaluaciones y apreciaciones, al igual que las transformaciones de paradigma no solo en la ciencia sino también en el arte siguen siendo, según lo veo yo, algo exclusivo del ser humano.

Pereira pone un ejemplo de esto último. Según él, la IA puede llegar a pintar un cuadro de una manera igual de lograda que una persona, pero muy difícilmente se le ocurra, por sí sola, concebir el Urinario de Duchamp (por la revolucionaria escultura ready-made presentada en 1917 por el artista francés Marcel Duchamp).

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