De ser Susana Parrado en "La sociedad de la nieve" a filmar con un pingüino en una película inglesa

Tras filmar con Bayona, Alfonsina Carrocio se fue a probar suerte a España, rodó dos películas, realizó su propio corto y fue voz de un audiolibro. Quiere hacer teatro y filmar un thriller escrito por ella.

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Alfonsina Carrocio.

"Bueno, me voy para allá”. Habían pasado cuatro meses del término del rodaje de La sociedad de la nieve y Alfonsina Carrocio (26 años) sintió que tenía que aprovechar el envión que significaba haber sido parte de una película de proyección internacional y probar suerte en España. Todavía no imaginaba el éxito en que se transformaría el film que Juan Antonio Bayona hizo sobre “El milagro de los Andes”. Allí fue Susana, la hermana de Nando Parrado.

“Sentí que la película me abrió una puerta como para decir ‘ok, podemos abrir caminos y empezar a desarrollarnos allá’. Como que me gusta guiarme por las cosas que aparecen, seguir esa intuición”, confiesa a Domingo durante unas vacaciones de tres semanas que decidió pasar en Uruguay.

Llegó de sorpresa a fines de febrero, luego de dos años sin pisar su país natal. “Quería visitar a mi familia, a mis amigos”, dice y enseguida explica por qué pasó tanto tiempo sin venir. “Quise darle espacio al proceso migratorio, no quería sentir que seguía siendo una turista más en España. Sentía que si no lo hacía, me iba a costar la adaptación”, reconoce.

Se fue a Barcelona, aprovechando que muy cerca de ahí, en Lleida, vive uno de sus hermanos (tiene otras dos hermanas y un hermano que falleció). Llegó en el verano del 2023. “Estaba un poco con la incertidumbre de ‘¿en algún momento me voy a sentir cómoda acá o voy a seguir sintiendo que estoy yendo a la playa como quien va cuando está de vacaciones?’”, recuerda sobre los primeros tiempos.

Entonces pensó: “Para poder habitar este lugar, tengo que involucrarme con este lugar. Lo primero es el idioma”. Comenzó a aprender catalán, que era el idioma que se imponía tanto o más que el español donde ella estaba, mientras esperaba que se regularizaran sus papeles para poder trabajar.

A los cuatro meses apareció The Penguin Lessons, la película inglesa del dos veces nominado al Oscar, Peter Cattaneo, protagonizada por Steve Coogan. Buscaban a una actriz argentina, pero ella se presentó igual aprovechando que los responsables de la producción poco sabían de que uruguayos y argentinos hablan muy parecido. “Filmamos en Barcelona y en Canarias. Para mí fue poquito tiempo porque tengo un rol de reparto”, cuenta sobre la historia de un británico que viaja a Argentina para enseñar inglés en tiempos de dictadura y se involucra con un pingüino.

“La presentamos en el Festival de Toronto, en Canadá, y le fue muy bien. En marzo y abril se estrena en salas comerciales”, anuncia quien al poco tiempo rodó El convento, una de terror en la que era la protagonista en la piel de una monja, una historia que tenía su pata de coproducción uruguaya.

Pero antes de eso empezó a concretar uno de sus sueños: la realización de un corto que desde hacía tiempo tenía en la cabeza. Aprovechó que estaba estudiando en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC) y utilizó las herramientas para echar a andar Ausencia de mí, la historia de un vínculo materno filial donde hay mucha distancia.

“Habla de darse una oportunidad, de que los vínculos pueden ser distintos a pesar de que se hayan forjado de una manera determinada”, revela al tiempo que celebra tener todo el control sobre el producto. “Eso me da derecho a generar instancias, de llevarlo a festivales. Me gustaría mandarlo al Festival de Cinemateca”, proyecta sobre el corto que hoy está en etapa de posproducción de sonido.

Alfonsina habla de Cinemateca y se le iluminan los ojos, porque está hablando de su formación, de sus raíces. Cuando vivía en Montevideo iba tres veces por semana, a ver el cine que no se veía en otro lado. “Se daba mucho el diálogo, de sentarte y conversar con otros. Ahí conocí grandes amigos”, rememora.

¿Quería ser actriz de niña? No recuerda tener ese deseo en particular, sí que le gustaba el arte, la danza. Por eso cursó el Bachillerato Artístico, instancia en la que su profesora de teatro le sugirió presentarse al casting de la película Otra historia del mundo (2017), de Guillermo Casanova.

Fue su debut en la pantalla grande, con 16 años; luego vendrían la argentina Sangre Vurdalak (2020) —su primer protagónico— y Nina y Emma (2023), ópera prima de Mercedes Cosco.

Alfonsina empezó estudiando teatro con Laura Sánchez en Espacio Teatro. Probó seguir con la carrera de Comunicación, pero la dejó y prefirió prepararse para entrar a la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD), que cursó hasta tercero porque en el cuarto año apareció La sociedad de la nieve.

“Me pareció que sentía que ya tenía que habitar la profesión desde otro lugar. Más allá de que la EMAD es una escuela que me dio mucho y a la cual le estoy muy agradecida, para mí la formación es la vida. Siempre viví la profesión desde la experiencia, nunca hubo quizás un deseo previo, sino que sucedió y, a raíz de eso, se generó la inquietud”, arriesga como explicación de lo que eligió ser.

También elige ser escritora. “La escritura es algo que lo tuve siempre”, dice. ¿Y un libro? “Es algo que desarrollo de a ratos, pero nunca termino concretando un formato. Todavía no sé si es ese mi lugar; lo estoy descubriendo”, expresa y menciona que en España le dio voz al audiolibro Carnada, de la uruguaya Eugenia Ladra. “Fue una grata experiencia y también una manera de leer una novela en voz alta para mí”, destaca quien también sueña con doblar un personaje animado.

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Alfonsina Carrocio en el rodaje de "La socieda de la nieve".
Foto: Quim Vives / Netflix

El presente

“No es cierto que mi teléfono no deja de sonar porque haya trabajado con Bayona”, lanza sobre lo que le significó formar parte de La sociedad de la nieve. Lo que sí reconoce es que esta película le permitió conocer mucha gente que le hizo más fácil entrar en ciertos círculos, como el mundo de los festivales.

Confiesa que el ambiente de los castings no es sencillo y, por lo general, siempre terminan llamando a los mismos, por eso de ir a lo seguro.

“Es un mundo bastante hostil, te tienen esperando no importa quien seas. En ser intérprete hay algo como que te hace esperar constantemente y yo siempre tuve más esa impronta de hacerme más dueña de mis narrativas y de mis cosas a expresar. Por eso tengo estas inquietudes más de querer producir, de querer escribir y contar una historia”, asegura.

De su presente solo puede contar que participará de una producción latinoamericana, sin estar autorizada para dar más detalles. También le gustaría probar suerte en teatro, casi una asignatura pendiente en su carrera. Entonces se acuerda que este año vio a la Comedia Nacional haciendo la obra El público en Barcelona y se sintió muy orgullosa. “Fue súper lindo ir a ver algo en teatro que estuviese hablado en nuestro español”, acota.

Alfonsina tiene una agente que le maneja su carrera, no así las redes, un mundo al que no le presta mucha atención salvo por la necesidad de estar allí “por las dudas”. De Instagram se ocupa ella, pero confiesa que alguna vez eso la hizo pelearse con la profesión. “Ser actriz ahora tiene que ver mucho con la imagen pública que tenés, con quién sos en las redes y la exigencia de tantos seguidores, algo que es absurdo porque los seguidores se compran. Entonces, el que no importa la calidad de intérprete que sos, sino cuán bien le caés a quienes te van a consumir, hizo que me distanciara un tiempo de la profesión. Fue así hasta que pude reconectar de nuevo, consumiendo espectáculos que iban por otro lugar”, señala.

A Alfonsina le cuesta la exposición mediática, esa que en algún momento se refirió a ella como una actriz que criaba cabras en Lleida, cuando en realidad el que lo hace es su hermano. “Yo lo ayudaba, pero allá la prensa le dio color a un montón de cosas”, dice entre sonriente.

De su reciente viaje a Uruguay —se va el 18 de marzo— cuenta que vio caras más tristes. Dice también que si hay algo que siempre extraña del país es el silencio. “Acá hay una tranquilidad que no hay en ningún otro lugar, sentís que hay más tiempo para las cosas. Uruguay me encanta, me parece un país maravilloso, pero tiene una industria que no hace posible que puedas vivir de esto, sobre todo cuando yo no solo me quiero dedicar a actuar”, se lamenta.

Entonces revela que, si bien es de hacer lo que le va surgiendo, tiene un objetivo a corto plazo que es desarrollar su propia película. “Es un proyecto como directora y escritora, un thriller, pero no tengo prisa. Soy muy respetuosa con los tiempos que llevan los procesos. No creo que haya querido desarrollarme como directora de la nada, creo que surgió a partir de ser actriz. Una cosa va dándole lugar a otra”, resume.

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