SALUD
Hay tres tipos de meningitis; dos de ellas con vacunación obligatoria y la tercera es opcional; conozca los síntomas y los tratamientos disponibles para atacarlas a tiempo.
La meningitis o la meningoencefalitis es una enfermedad que puede tener diferentes causas, puede ser tanto viral como bacteriana. En lo que tiene que ver con la prevención, la bacteriana tiene algunas herramientas para evitarla, específicamente las vacunas. Hay tres tipos de meningitis: la neumocócica, la provocada por la bacteria haemophilus influenza y la meningocócica.
“Las dos primeras, por suerte, fueron disminuyendo progresivamente gracias a la implementación de los sistemas de vacunación. En Uruguay, la vacuna del haemophilus está incluida en el esquema desde hace más de 20 años y la de neumo desde 2010”, explicó Fernando Bazzino, médico pediatra diplomado en Infectología Pediátrica. En cuanto a la meningitis meningocócica, si bien hay vacunas disponibles, no están incluidas en el esquema nacional de vacunación. “Se puede acceder a ellas por indicación médica y el paciente debe pagarlas”, apuntó el especialista. En este último caso, para Bazzino lo fundamental es que se le dé la información al paciente. “La barrera inicial a romper es la comunicación, la familia tiene que saber que estas vacunas existen y eventualmente discutir y tener en cuenta la posibilidad de administrársela o no”.
Lo primero que hay que saber es que la enfermedad es provocada por una inflamación de las meninges, que son unas membranas que están dentro del sistema nervioso, y recubren el cerebro. Es causada por agentes infecciosos, siendo los virales los más frecuentes. Cuando la producen agentes bacterianos puede ser de mayor gravedad.
“Puede llegar a ser grave incluso cuando se presenta de manera supurada. Evolucionada puede generar secuelas, ya sea de morbilidad, o sea desde el punto de vista físico o cognitivo, o también puede provocar mortalidad”, apuntó Bazzino.
Es una enfermedad que se transmite por vía respiratoria y de la que pueden ser portadoras entre el 1% y el 35% de las personas. Si bien hay grupos de riesgo, en Uruguay se la considera de endemia baja. “Estamos hablando de 0,4% a 0,6% por 100 mil habitantes, con algún caso de aumento específico por un brote ocasional”, señaló el especialista.
Hay factores que pueden predisponer a contraerla, en mayor o menor medida, como ser inmunodeficiencia, ausencia de bazo o una alteración pulsional, extremos de la vida, patologías oncológicas, trasplantados o alguna alteración inmunológica de base. También alguna condición anatómica específica que pueda favorecer que la bacteria ingrese al sistema nervioso, como por ejemplo haber sido sometido a una cirugía.
En lo que respecta a las edades, aunque no hay un factor de riesgo en determinados grupos etarios, en la medida que el paciente va creciendo baja su frecuencia. “Los menores de un año tiene un pico de incidencia, en los adolescentes hay otro pico y en los adultos por encima de los 75 años aparece otro”, acotó el profesional.
El diagnóstico
La meningitis es muy variada en su presentación. Lo característico es un cuadro febril y pueden hacer sospechar su presencia síntomas tales como dolor de cabeza, náuseas, vómitos, fotofobia (sensación de molestia a la luz) o acusofobia (molestia por ruidos fuertes) y lesiones de piel.
Cuando la situación clínica es un poco más evolucionada pueden aparecer elementos sugestivos de aumento en la presión a nivel intracraneal, una cefalea muy difícil de calmar, compromiso de conciencia, que el paciente se muestre confuso. En pediatría, los niños pueden estar más irritables, se torna más difícil calmar su llanto y, en casos extremos, presentar convulsiones.
Pero Bazzino advirtió que también “uno puede enfrentarse a un paciente con sospecha de meningitis o de una infección del sistema nervioso central con un cuadro febril y sin que pueda encontrar elementos clínicos de meningitis”.
La presunción siempre es clínica, pero el diagnóstico lo va a determinar la punción lumbar, sea una meningitis viral o bacteriana. Dicho estudio consiste en tomar una muestra del líquido encefalorraquídeo a nivel de la columna lumbar para realizar su análisis.
También existen los métodos de diagnóstico etiológicos. Se trata de estudios de bacteriología donde se hace un cultivo y en un período de entre 24 y 48 horas se puede detectar el tipo de bacteria que puede estar involucrado.
Además hay estudios de PCR, de biología molecular, que permiten un diagnóstico más rápido.
El tratamiento
Los pasos a seguir en esta enfermedad son: diagnóstico precoz, estabilización del paciente e inicio de tratamiento con antibióticos o antivirales si se trata de una infección viral.
También hay otros tratamientos farmacológicos. “En pediatría muchas veces se puede justificar el uso de los corticoides precozmente, pero sin duda que cuando se sospecha la infección, el tratamiento sin todavía tener el conocimiento de causa implica antibióticos y antivirales”, indicó Bazzino.
En lo que respecta a la cura, cuando se diagnostica precozmente la meningitis tiene en general una buena evolución. “Independientemente del diagnóstico precoz, si la forma de presentación clínica es más invasiva muchas veces la evolución puede ser mucho más complicada. Pero, por lo general, con un diagnóstico precoz y un tratamiento empírico la evolución es favorable”, señaló.
Aclaró que, dependiendo del agente, puede haber secuelas desde el punto de vista físico o cognitivo, y también se reporta mortalidad. “En la meningitis meningocóccica se describe que hasta un 30% puede quedar con secuelas y puede provocar hasta un 10% de mortalidad”.
Lo que hay que saber sobre las vacunas
El tema de por qué hay vacunas para la meningitis incluidas en el esquema nacional de vacunación y otras no es, para el pediatra Fernando Bazzino, complejo.
Lo primero que resaltó es que Uruguay “tiene un programa nacional de inmunización tremendamente completo”. La razón por la cual el Ministerio de Salud Pública (MSP) no fija como obligatorias las vacunas para la meningitis meningocócica responde a que la prevalencia de este tipo de meningitis es baja.
En la enfermedad meningocócica hay muchos serogrupos distintos. Los más frecuentes (A, C, Y, W y B) pueden prevenirse con la vacunación. En Uruguay, el 75% de los casos son provocados por el grupo B. Para los grupos A, C, Y y W existe la vacuna tetravalente (laboratorio Sanofi) y para el restante la vacuna B (GlaxoSmith Kline). A ambas se accede a ellas por receta médica y hay que abonarlas. Bazzino considera que lo fundamental en este tema es que los pacientes estén informados de que esas vacunas existen y, de acuerdo a eso, decidan si recurrir o no a ellas. El MSP las facilita para los grupos de riesgo, pero no la recomienda activamente para el resto de la población.
En Uruguay, en 2019, de 31 casos de meningitis meningocóccica, 17 (55%) fueron menores de 5 años y, dentro de este grupo, dos terceras partes eran menores de 2 años.