CATERINA NOTARGIOVANNI
Cinco años atrás, las causas de las disfunciones sexuales eran atribuidas a razones psicológicas: experiencias traumáticas, ansiedad, baja autoestima o temor al fracaso. De ahí que buena parte de los tratamientos estuvieran centrados en la psicoterapia. Pero a medida que avanzan los estudios en el campo de la sexología médica, empiezan a ganar terreno los problemas orgánicos como otros generadores de estas problemáticas.
Hoy se sabe que una de las patologías que más repercute en la sexualidad es la diabetes, enfermedad con la que conviven 246 millones de personas en el mundo y considerada como una "grave amenaza para la salud" en todo el globo por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Uruguay, el 8,2% de la población es diabética (unas 270.000 personas), aunque sólo el 20% de ese total tiene un diagnóstico. Es más, según el Ministerio de Salud Pública, existe otro 8% con grandes posibilidades de ser diabético, por lo cual se calcula en 534.600 los uruguayos que podrían tener la enfermedad en algún momento de sus vidas.
En ese escenario, los resultados de una investigación realizada por el Centro Médico Sexológico Plenus -que asocia diabetes tipo 2 con disfunciones en hombres y mujeres- estarían indicando que la vida sexual de muchos uruguayos está lejos de ser saludable.
¿y de aquello? Del total de pacientes que asisten a la clínica -todos para tratar estas disfunciones-, el estudio, titulado Diabetes: el enemigo de la sexualidad, seleccionó a 140 que tenían diagnóstico de diabetes tipo 2. Eran 70 hombres y 70 mujeres de entre 40 y 60 años, heterosexuales con vida sexual activa, pareja estable y buen control y tratamiento de su diabetes. Todos fueron sometidos a exámenes físicos que incluyeron talla, peso, cálculo de grasa corporal y visceral, niveles de sobrepeso y obesidad, así como análisis de sangre para determinar la evolución de la diabetes y de las hormonas sexuales. Paralelamente fueron evaluados por un psiquiatra, quien en conjunto con un médico sexólogo aplicaron entrevistas estructuradas donde se exploró la función sexual antes y después de ser diagnosticados con diabetes tipo 2. Además, ellas fueron examinadas por un ginecólogo y ellos por un urólogo.
Los resultados obtenidos luego de cinco meses de trabajo fueron contundentes: los hombres con esta patología tienen una probabilidad cuatro veces mayor de sufrir disfunción eréctil y las mujeres cuentan con tres veces más chance de experimentar baja lubricación vaginal. En el total de los afectados, por tipo de disfunción, la muestra arrojó que el 63% de los varones sufría dificultades en lograr o mantener la erección y pérdida de deseo sexual. El 35% no había perdido el deseo pero sí tenía disfunción eréctil y 2% presentaba trastornos eyaculatorios.
"La diabetes afecta la secreción de testosterona en el testículo", explica Santiago Cedrés, profesor adjunto de Medicina Interna, sexólogo clínico y director técnico de Plenus. Los testículos tienen dos funciones: la producción de espermatozoides y de testosterona. "Si les llega sangre con mucha azúcar se daña el funcionamiento de la secreción hormonal, de ahí que el diabético tenga bajos niveles de testosterona", agrega. Esto los convierte en andropáusicos: hombres con menos testosterona que la esperada para la edad. De hecho, la investigación arrojó que el 91% de los analizados tenía andropausia, lo que se traduce en disfunción eréctil, pérdida del deseo sexual y de las erecciones espontáneas matutinas y disminución del interés por el sexo en general. Cuanto menos controlada esté la diabetes, más grave será la andropausia, indica el médico.
Las alteraciones circulatorias que provoca la diabetes conforman la segunda causa de disfunción en el género masculino. "La erección es un hecho 100% vascular", dice Cedrés. Para que el pene se erecte es necesario que sus cuerpos cavernosos se llenen de sangre: "Cuando es menor del esperado porque hay trastornos circulatorios se está ante una disfunción eréctil", ilustra.
Ellas. Las repercusiones de la diabetes en la sexualidad femenina, según esta investigación, son igual de devastadoras: un 85% registraba la pérdida de la lubricación vaginal, un 15% anorgasmia (imposibilidad de lograr un orgasmo) y un 55% tenía los dos problemas: pérdida de lubricación vaginal y anorgasmia.
"En la mujer el mecanismo es distinto. La diabetes provoca menos secreción a nivel vaginal, lo que produce el síndrome de vagina seca. Como consecuencia de la menor lubricación ocurren los coitos dolorosos y la anorgasmia", señala el especialista. Otro de los problemas asociados a la diabetes es la mayor incidencia de infecciones vaginales (por hongos o bacterias) que tienen las mujeres que la padecen. Esta recurrencia afecta la respuesta sexual femenina.
Pero los problemas orgánicos son sólo una parte de las complicaciones. Las personas que arrastran dificultades para experimentar una sexualidad plena viven en cortocircuito con su pareja. "En todos los pacientes varones, luego de las entrevistas pisquiátricas y psicológicas se registraron bajos niveles de autoestima y seguridad a la hora de mantener sus relaciones", asegura Cedrés. De hecho, el 35% había decidido abandonar su vida sexual por este motivo.
En las mujeres, cuenta el médico, el panorama es similar: "Todas manifestaron depresión y angustia por no poder cumplir con las expectativas de la pareja".
Tal es así que el 75% de los pacientes describieron dificultades en su vínculo amoroso. Es más, "la mayoría de las parejas estaba en planes de separación", asegura el médico.
Alfredo, ingeniero de 48 años y con 18 años de casado, no llegó a tal extremo, pero atravesó momentos de alta tensión marital. "La relación estaba tirante, complicada, discutía dos o tres veces por día", recuerda. Sucede que Alfredo no sólo tenía problemas para mantener la rigidez de su erección, sino que estaba sumamente irritable. "Vivía enojado con el mundo, cada día peor. Llegué a pensar que un día iba a terminar matando a alguien", relata. Además, estaba tan cansado que se sentía como un hombre de 70 años. Los síntomas que describe tenían una sola causa: la andropausia, que a su vez era provocada por una diabetes del tipo 2 diagnosticada cuatro años atrás.
La baja en los niveles de testosterona en los hombres es la norma después de los 18 años. "A esa edad se llega al pico y luego empieza a bajar en un 1,5% por año vivido. Pero esa caída se agudiza en los pacientes diabéticos después de los 40 años", afirma Santiago Cedrés. Para cuando Alfredo hizo la consulta en Plenus, sus niveles de testosterona correspondían a los de un anciano. "Pero ya pasó", dice, "ahora estoy bárbaro".
Tratamiento. Alfredo fue sometido a una tratamiento a varios frentes. Por un lado, le suministraron Sildenafil (componente del Viagra) antes de cada relación sexual e inyecciones con hormonas cada quince días. Por otro participó de varias sesiones de terapia sexual en compañía de su esposa. En menos de un mes su respuesta había cambiado drásticamente: de no tener sexo pasó a una frecuencia de tres veces por semana. También su estado de ánimo es bien diferente, ya no se siente cansado ni irritable.
Más allá del caso particular, Cedrés es enfático en cuanto a las posibilidades de mejora: "Las disfunciones sexuales de causa orgánica son 100% reversibles. Hay tratamientos médico-sexológico tanto para el hombre como la mujer".
En este punto, el experto hace una salvedad: el primer paso para tratar las disfunciones sexuales derivadas de la diabetes es mantenerla controlada. Esto es: dejar de fumar, no beber alcohol, suprimir el azúcar, hacer ejercicio; en definitiva, seguir los consejos del médico diabetólogo.
"Sin control de diabetes no hay mejora posible. No se trata de que el paciente tome Viagra y después se coma un alfajor", ilustra el especialista.
Beneficios del sexo. Superar una disfunción en materia sexual no sólo repercute positivamente en la autoestima o en la relación de pareja, también mejora la salud en general y la calidad de vida en particular. "La actividad sexual actúa en todo el organismo como un estupendo tratamiento para el aparato cardiovascular, para la concentración y la memoria, para fortalecer las defensas, para combatir la celulitis y perder peso", señala Santiago Cedrés.
Así lo describe en un artículo de su autoría: "El acto sexual produce una verdadera revolución hormonal dentro del organismo. El deseo aumenta la liberación de hormonas sexuales y de adrenalina. La circulación sanguínea se acentúa, y se liberan endorfinas, responsables de la sensación de placer y satisfacción durante el orgasmo. Este es el momento en el que todas las células nerviosas del cerebro descargan su contenido eléctrico, provocando el relajamiento físico total. En la mujer, durante ese clímax también se libera otra hormona, llamada occitocina".
Si, como dice Cedrés, existe tratamiento médico para todos los casos orgánicos, tener una vida sexual plena es, en principio, una decisión.
Las cifras
246 Millones de personas en el mundo son diabéticas. En Uruguay se estiman en 270.000, según el MSP.
85% Del total de diabéticas con disfunciones padecía pérdida de lubricación vaginal y el 15% sufría de anorgasmia.
63% De los hombres tenía disfunción eréctil y pérdida del deseo; y el 91% era andropausico (de baja testosterona).
140 Pacientes con diabetes tipo 2 se sometieron al estudio de que asoció la enfermedad con las disfunciones sexuales
El dato
El abc de la diabetes
La insulina es una hormona que produce el páncreas cuya función es transportar la glucosa del torrente sanguíneo hasta los músculos, la grasa y las células hepáticas para que el cuerpo la utilice como fuente de energía. En las personas diabéticas, o bien el páncreas no produce insulina, o los músculos, la grasa y las células hepáticas no responden a la insulina de manera normal.
Están descriptas tres clases de diabetes: la Tipo 1, que ocurre cuando el cuerpo no produce insulina o produce muy poca, lo que obliga a los pacientes a inyectarse la hormona diariamente. En la Tipo 2 el organismo no produce la cantidad suficiente de insulina para mantener los niveles normales de azúcar en sangre. Generalmente esto ocurre cuando el cuerpo no responde correctamente a la insulina. Ser mayor de 45 años, tener padres o hermanos diabéticos, los altos niveles de colesterol en sangre, no hacer ejercicio, la obesidad y las cardiopatías son factores de riesgo que predisponen a esta clase de diabetes. El tercer tipo se llama Diabetes Gestacional y se presenta durante el embarazo en mujeres sin diagnóstico previo de la enfermedad.
No hay cura para la diabetes y el tratamiento consta de medicación, dieta estricta y ejercicio. La obsesión del paciente diabético es controlar los niveles de azúcar en sangre, ya que esa es la única forma de mantener alejados los síntomas. (Fuente: MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.)