Dime qué madre tienes...

| La relación con la madre es la primera que tiene todo ser humano. Por eso, modela y es muy determinante a futuro. ¿Qué tan responsable es de los conflictos adultos?

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El País

G.V.

La infancia es el origen de todos los problemas. ¿Es usted inseguro? ¿Temeroso? ¿Dependiente? ¿Perfeccionista? ¿Celoso? ¿Egoísta? ¿Reacio a los compromisos? Seguramente lo amamantaron mal, o poco, o torcido. Quizás le sacaron demasiado rápido el chupete, escuchó cosas indebidas mientras habitaba el vientre uterino, le perdieron su juguete preferido o hasta lo mandaron a la escuela con un corte de pelo humillante. Como sea, todos los dedos señalan en la misma dirección: su madre. Ella es la primera culpable de todas sus falencias. Basta leer el índice de un libro de psicoanálisis para saberlo. ¿Por qué entonces homenajearlas en este día? Tal vez porque se trata tan sólo de una interpretación reduccionista de los verdaderos dictámenes del psicoanálisis, reproducida hasta el infinito por series, películas y chistes que apuntan a los peores estereotipos maternos y sus "secuelas".

La mamá absorbente, la ocupada, la indiferente, la liberal, la celosa, la "amiga" y tantas otras son tipologías cliché, utilizadas las más de las veces para caricaturizar, pero que muchos adoptan como ciertas. "Hay estereotipos exagerados hasta extremos increíbles y eso está influyendo en los padres para que se cuestionen cada pequeño detalle: si cocinan o no, si llegan tarde a casa o no", con el miedo de que cada conducta pueda generar un "trauma" futuro irreversible, explica el psicólogo Álvaro Alcuri. "Es mal interpretar, generalizar y exagerar el hecho de que efectivamente algunas cosas que nos pasan en la infancia nos quedan grabadas".

De algo no hay dudas: la madre es una figura primordial que deja marcas indelebles en la vida de sus hijos, cualquiera sea su cualidad más sobresaliente. "Es el vínculo más profundo del ser humano", opina el psicoanalista Jorge Bafico. Y la razón es muy sencilla: es la primera relación de nuestras vidas, que incluso se inicia antes del nacimiento. Tal como indica la psicóloga Sandra Jegerlehner: "No es lo mismo una mamá que disfruta y vive plenamente su embarazo, que una mamá centrada en preocupaciones por su estado, abrumada, nerviosa. La percepción del mundo que les darán a sus hijos será diferente. Una podrá transmitirle confianza y seguridad, y la otra temor y desconfianza en sí mismo".

Una vez que el niño nace, la madre sigue siendo "el primer entorno". Todos los especialistas coinciden en eso: son los primeros ojos que te ven, las primeras manos que te tocan, es quien te alimenta. "La madre determina lo que el niño necesita" y es la primera persona que ocupa el lugar del "Otro", apunta Bafico. ¿Cómo no volverse fundamental? Aunque, vale aclarar, es un rol que ocupan no sólo las mamás, sino todos los "cuidadores significativos", sostiene Miguel Ángel Cherro, psiquiatra de niños y adolescentes. Y añade: "No comparto el énfasis puesto en la figura exclusiva de la madre porque, con todo lo importante que es, no es la única que interviene". El padre, otros familiares, y algunos docentes pueden cobrar relevancia, así como otras personas que se tornan modelos jerarquizados, recuerda.

CULPABLE. Pero lo cierto es que es en la figura de la madre donde muchas veces se centran los conflictos adultos y adonde apuntan muchos especialistas para encontrar razones de ciertas conductas. "Somos producto de nuestra historia, es ella quien nos determina como sujetos de deseo, y esa historia tiene mucho que ver con nuestras madres. Eso no significa que sean culpables de lo que nos pasa, simplemente que el tamiz de nuestras conductas estarán cernidas por esas primeras experiencias infantiles. La madre puede ser muy mala y sin embargo ser idealizada por su hijo, o lo contrario. No depende tanto de la realidad objetiva sino del modo en que percibimos las cosas, basta pensar en las historias de los hermanos que a veces parece que tuvieran padres diferentes", dice Bafico.

La propia historia de los padres puede ser un buen predictor a la hora de prever cómo actuarán con sus hijos, y de qué manera repercutirá esa experiencia en su vida. Como indica Cherro, "hay pruebas aplicadas a futuros padres en el transcurso del embarazo que permiten predecir el tipo de apego que desarrollarán con sus hijos. Se realizan en base a la exploración que forjaron, cuando ellos eran bebés, con sus propios padres". Aunque nada es definitivo. "Aparte de que los vínculos de apego son modificables, los seres humanos poseemos recursos que nos permiten cambiar el destino que podría esperarse a partir de las relaciones tempranas".

Muchos podrán preguntarse dónde queda el padre en este panorama. "Las marcas nunca vienen unisex. La madre es la madre, el padre es el padre, son distintos. Ella es la figura femenina y aporta eso con su presencia, su cuidado, su sensibilidad, su sexualidad, como mensaje y como simbolismo. Lo mismo el hombre. Cada cual tiene su impronta y cada uno deja su marca", recuerda Alcuri.

Es verdad que la figura paterna ha sufrido importantes modificaciones conceptuales en los últimos años, señala el psicólogo Javier Regazzoni, "enriqueciendo en muchos casos la vinculación cotidiana con sus hijos y reduciendo su presencia en otra gran cantidad de casos", pero, ¿es tan definitiva como la figura materna? "Son cosas distintas", repite el terapeuta Alcuri. "En las concepciones psicológicas antiguas, rastreando el origen del psiquismo, lo primero es lo que más nos marca. La relación con la madre es la primera". Para bien y para mal, es el vínculo más complejo. Vale homenajearlo en este día.

TESTIMONIOS

Cristina Morán

comunicadora, actriz

"Fui una mamá liberal, comprensiva, tolerante, muy estricta pero no castradora. Cuestionar (los efectos de la maternidad) me parece exacerbado. Creo que todo está en los límites; si mamá y papá saben ponerlos, las cosas funcionan bien".

Victoria Rodríguez

conductora de televisión

"Lo importante es cómo nuestros hijos nos perciben. Según mi hija de 4 años, soy lo máximo y también muy severa. Esto de educar, amando y poniendo límites a la vez, es lo más difícil. Creo mucho en las demostraciones de afecto."

Sara Perrone

conductora de televisión

"No soy sobreprotectora, siempre les digo a mis hijos que tienen la responsabilidad de buscar la felicidad y elegir su camino. Soy super abierta a la charla. Van a tener muchos amores en su vida, pero uno es incondicional: el de la madre".

Estereotipos con visos de realidad

Está la metiche, controladora, esa que quiere resolverle la vida al hijo aún cuando este ya pasó la cincuentena; está la ocupada, a la que nunca le alcanza el tiempo y se especializa en hacer muchas cosas a la vez; está la liberal, cuyo lema es "dejar hacer" y sonríe cuando el nene corta las sábanas para hacer un disfraz, elogiando su creatividad; está la crítica, siempre dispuesta a cambiar cualquier aspecto de la vida de sus hijos, aunque sea cómo se visten... hay decenas de prototipos maternos, ciertos, clichés, ¿hay alguno más frecuente? ¿Cómo afectan a su descendencia?

Para el psiquiatra Miguel Ángel Cherro, lo más usual son las madres que "promueven apegos seguros", pero la variedad de características es casi inagotable. Por su parte, el psicólogo Jorge Bafico observa, en ocasiones en la consulta, a madres "con una preocupación desmedida por los síntomas de sus hijos. (Cuando) madres se presentan con demasiada información médica de sus hijos, estudios de todo tipo que les han realizado y en ninguno aparece nada de consideración, entonces vienen buscando algo. A veces aparece ese tipo de madre, insaciable y todopoderosa".

Los estereotipos maternos tienen un asidero en la realidad porque de verdad existen mamás sobreprotectoras, abandónicas o culposas. "Son situaciones de vida y estilos de personalidad trasladados a la maternidad", dice Álvaro Alcuri. "Lo que no podemos hacer es congelar esas cosas, y decir que todas las madres son así o asá".

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