En este 2015 se celebran dos aniversarios redondos vinculados al científico más famoso: 100 años de la Teoría de la Relatividad y 90 de su visita a Montevideo, que se prolongó por una semana.
LUIS PRATS
Un doble aniversario redondo saluda en 2015 a Albert Einstein, ya ubicado en el Olimpo de los científicos. Hace 100 años, el sabio de origen alemán presentó su Teoría General de la Relatividad, que modificó las concepciones sobre el tiempo y el espacio. Y hace 90 visitó Montevideo durante una semana.
La primera imagen de Einstein que recuerdan muchos es la de un anciano de melena alborotada y bigotes, sacándole la lengua a la lente. Para los uruguayos, en cambio, es la foto en la cual aparece charlando animadamente con Carlos Vaz Ferreira en un banco de la muy montevideana plaza de los Treinta y Tres.
Esta última toma, que atravesó el tiempo pese a su escasa nitidez y hasta se volvió monumento, representa un pequeño motivo de orgullo charrúa, ya que el científico fue quien pidió conocer al filósofo. Eran los tiempos en que los uruguayos podían codearse con un genio universal, sin que este preguntara quién era su interlocutor.
Einstein ya era una celebridad internacional por sus trabajos. Incluso había ganado el premio Nobel de física en 1921, aunque este galardón fue escasamente mencionado por la prensa montevideana durante la visita, señal de que los Nobel no tenían la repercusión mediática actual, por lo menos en Uruguay.
Nacido en Ulm, Alemania, en 1879, Einstein después tomó la ciudadanía suiza, renunció a la alemana y al final se hizo estadounidense. Murió en Princeton, Nueva Jersey, en 1955.
Cuarenta años antes, el 15 de noviembre de 1915, había presentado su Teoría General de la Relatividad ante la Academia Prusiana de las Ciencias. En marzo de 1916 fue publicada por la revista Annalen Der Physik. En su momento, la revolucionaria formulación provocó intensas polémicas científicas. Algunas se debían a que muchos colegas no aceptaban la física sin un sistema de referencia absoluto. En otros casos, existían prejuicios raciales, ya que Einstein era judío, o políticos, porque se había manifestado como pacifista. Este rechazo fue significativo en su propia tierra de origen, donde ya estaba germinando el nazismo.
De hecho, el Nobel le fue conferido "por sus aportaciones a la Física Teórica, en especial por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico", según se indicó en su momento, una manera poco elegante de recompensar al sabio eludiendo las discusiones. Con los años, la resistencia de la comunidad científica fue cediendo, al tiempo que los descubrimientos que utilizaron la teoría como punto de partida se multiplicaron.
En Montevideo.
Diez años después de la difusión de su teoría, Einstein llegó a Montevideo. Sus ideas también provocaron conmoción entre los uruguayos. La prensa se hizo eco del debate científico, aunque pocos se atrevieron a ingresar en profundidad en la cuestión.
Sus tres conferencias académicas se realizaron ante auditorios repletos en el Paraninfo de la Universidad de la República. Curiosamente, cuando ofreció una rueda de prensa estaban presentes solo dos periodistas y un fotógrafo (ver aparte). Se comunicó generalmente en francés, por entonces la lengua preferida en cuestiones culturales.
Su agenda fue intensa. Además de las tres conferencias, fue recibido por el presidente de la República José Serrato y por el Senado, estuvo en una escuela pública, visitó las obras del Palacio Legislativo (que sería inaugurado meses más tarde), tuvo una cena con miembros de la colectividad judía en el Hotel del Prado, se reunió con el ministro plenipotenciario (embajador) de Alemania y asistió a una función de ópera en el Teatro Solís, entre otras cosas. Y no le faltó tiempo para conocer: recorrió caminando 18 de Julio, visitó el Parque Rodó y paseó por la rambla de Pocitos desde Trouville hasta el arroyo que todavía desembocaba en la playa. "En el Uruguay encontré una cordialidad auténtica como pocas veces en mi vida. Encontré ahí amor a la tierra propia, sin el menor delirio de grandeza", escribió en su diario de viaje, conocido años después.Einstein, Teoría de la Relatividad General, Einstein en Montevideo
Seis semanas en el Sur.
Albert Einstein pasó seis semanas en América del Sur durante el otoño de 1925. El 24 de marzo llegó a Buenos Aires, proveniente de Hamburgo, invitado por la Universidad de Buenos Aires y la Asociación Hebraica Argentina. Allí dictó 12 conferencias y participó en numerosos agasajos. Incluso visitó Córdoba y algunas localidades de la provincia de Buenos Aires. El 24 de abril arribó a Montevideo en el vapor de la carrera "Ciudad de Buenos Aires" (en la foto, precisamente, su llegada al puerto capitalino). El 1° de mayo partió hacia Rio de Janeiro, entonces capital de Brasil, a bordo del vapor "Valdivia". En esa ciudad pasó otra semana, antes de embarcarse hacia Europa.
De sus ideas, varios inventos.
Se dice que a Einstein no le gustaba que le pidieran que resumiera su teoría en un minuto, pero generalmente salía del paso bromeando sobre la dificultad para explicarla en términos asequibles para todos. "Es una teoría del espacio y del tiempo que conduce a una teoría de la gravedad", afirmó una vez. Sin embargo, a partir de esta y de otras ideas del físico nacieron algunos inventos como el microondas, el rayo láser, la televisión y el microchip. Sin olvidar la energía nuclear, como advirtió el propio Einstein en una carta enviada a Roosevelt en 1939.
La charla con Vaz Ferreira
"Mi concepto del universo es circunferencial; partiendo de un punto, la línea parece que se aleja de él, pero en realidad a él se acerca y en él termina. Quiero decir que lo que se aleja, se acerca; lo que se va, viene; que lo que está aquí, está realmente allí. Que la luz es sombra, que lo que es, no es...", dijo Einstein. "No creo tanto, pero sí, que lo que se aleja, puede en realidad estarse acercando; que lo que está aquí, puede realmente estar allí; que la luz puede ser la sombra. Que las apariencias engañan, que lo que es, puede ser que lo sea y puede ser que no", replicó Vaz Ferreira.
Así comenzaba la charla entre el científico y el filósofo en la plaza de los Treinta y Tres, según tomó nota taquigráfica un periodista anónimo de El País. Al rato, el cronista "se quedó knock out" según él mismo escribió, y dejó de anotar.
Declaraciones para pocos.
Albert Einstein ofreció una conferencia de prensa al otro día de su llegada a Montevideo. Fue en la casa de Nahum Rossenblatt, donde se alojó durante su estadía. El periodista de El País llegó apurado a la cita para comprobar, con sorpresa, que solo estaban presentes él, un fotógrafo y el corresponsal de un diario de la colectividad judía de Buenos Aires. Este último fue el primero en preguntar, pero lo hizo en alemán, y de la misma forma respondió el científico, por lo cual se quedó sin saber de qué habían hablado. Cuando llegó su turno, el cronista no quiso preguntarle sobre la teoría de la relatividad, por lo cual hablaron de música y literatura. Einstein se declaró admirador de Bach y Mozart. Dijo leer a Shakespeare, Cervantes y Anatole France. Y que le gustó Montevideo "por su aspecto colonial".
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