Los sí y los no sobre hacer ejercicio en casa

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Ejercicio en casa. Foto: Shutterstock
Gorodenkoff/Shutterstock / Gorodenkoff

SALUD

Con la cuarentena el ejercicio por Zoom o redes sociales caló en muchas rutinas. La vuelta de los gimnasios trae la disyuntiva sobre qué formato elegir.

Hasta marzo alguna que otra persona de nuestro círculo (muy pocos o prácticamente nadie) hacía ejercicio con aplicaciones o videos de Youtube: gratis, a la orden del día y con una variedad vasta de profesores y entrenadores famosos y no tanto con una carta para trabajar desde el cardio hasta la mandíbula (hay aplicaciones con ejercicios para la cara, sí). Llegó marzo, la pandemia, las horas infinitas en casa y la tendencia fit se reformuló en las redes sociales como una alternativa para darle una pausa a la cabeza, por ejemplo.

La imposibilidad de asistir a lugares aglomerados apareció también como un desafío para aquellos que acostumbraban a ir con su entrenador de confianza o a su gimnasio del barrio. Los entrenadores y profesores tuvieron que encontrar la manera de seguir estando en contacto, de trabajar, pero también de brindar ese desahogo del que son conscientes. Al menú de los famosos de Internet, se sumaron entrenadores uruguayos que cambiaron la sala del gimnasio por el living de su casas a través de Zoom, Facebook, Instagram, Youtube.

Para Stephanie Custodio, entrenadora al frente de Tu Lugar Gym, el gimnasio y las clases de fitness están más allá de un trabajo; es la vida que construyó junto a su familia y que desde hace años tiene forma en el negocio. Cortar con todo por la cuarentena fue pausar esa vida, pero además empezaron a notar que alumnos y alumnas que dependían de ese espacio necesitaban volver al intercambio, a conectar. Por eso, y después de investigar y tomar algunos talleres, decidieron brindar clases a través de Zoom que en un principio fueron gratis y ahora, con la reapertura del espacio físico, son a colaboración.

“Nos pasó con una amiga que tuvo la COVID-19, que estuvo catorce días encerrada en su cuarto porque vivía con otra chica y no la podía contagiar, y que la clase por Zoom fue una escapatoria a las medidas extremas del protocolo, y además la ayudaba a cansarse. También tenemos una exalumna que está en España y así pudo reencontrarse con el grupo”. Igual que en las clases que da Stephanie, la entrenadora Andrea Laviano, al frente del gimnasio que lleva su nombre, buscó acercar de nuevo a todas las personas que, normalmente, se encontraban en las clases presenciales.

“El 80% de mis alumnas se engancharon con la propuesta online y fue algo muy bueno para ocupar parte del día y tener la posibilidad de verse minutos antes y al final de la clase para intercambiar palabras. También ver a las familias que se sumaban: parejas, hijos”, cuenta Andrea Laviano.

Con la nueva normalidad y la reapertura de los gimnasios de a poco resurge la confianza por salir al mundo exterior. Sin embargo, también está la cuestión de que el público —los que ya hacían ejercicio y los que iniciaron ese camino en la cuarentena— descubrió las posibilidades de internet, con sus entrenamientos gratuitos y on demand. Entonces el ahora es también momento de poner en la balanza los pros y los contras de la opción gimnasio vs. la clase virtual.

Los entrenadores también tendrán que ver si cuando la rutina sea normalidad a secas, seguirán alternando los dos formatos, o si volverán al régimen exclusivo de las clases presenciales. Micaela Pichniy, instructora de yoga, también descubrió en cuarentena la ventana gigante que eran las redes y Zoom, en su caso, responde, la energía también se siente y experimenta a través de la pantalla. “El dar clases online me permitió compartir con más gente, sin fronteras”.

Online, pero con precauciones.

Los tiempos ajustados a la agenda de cada uno y poder incorporar una clase en un hueco pequeño dentro del hogar parece ser uno de los principales atractivos del ejercicio online. Las entrenadoras consultadas para esta nota lo comprenden, pero también resaltan la importancia de que dentro de lo posible lo virtual no sea despersonalizado. Que la cámara esté encendida y que del otro lado haya una persona con conocimiento suficiente para corroborar los movimientos, la técnica, las posturas, y así evitar lesiones.

Consejos para prevenir lesiones

Es importante, dice la instructora de yoga Micaela Pichiny, “que controles tus límites sin llegar al punto de sentir dolor o molestias, recordando que es un proceso”. En el ejercicio tradicional los consejos son similares. Stephanie Custodio considera que hay que evitar los videos donde no hay intercambio, o al menos hablar por WhatsApp con los profesores, más si se está empezando con el ejercicio: “Muchos no tienen conciencia corporal, que es importante para la postura y evitar lesiones”. Pero en todo caso, recomienda ir de menos a más, controlar la ansiedad porque el ímpetu puede llevar a la frustración o a la lesión. Y si hay dolor, frenar y consultar.

“En muchos cursos se hablaba de que en lo virtual hay que aplicar clases masivas, pero nosotros no estábamos de acuerdo. En lo masivo perdés el tema de corregir. En vivo y directo puedo marcar cuatro ejercicios seguidos, en la pantalla perdés dinamismo porque tenés que plantear las variantes para los distintos niveles y después ir corrigiendo. Pero la salud es más importante que la dinámica de la clase”, explica Stephanie.

En el caso del yoga, añade Micaela, sí se puede iniciar sin un instructor, buscando clases básicas. No niega la importancia del instructor, que guía y ajusta lo que cada alumno necesita, pero dice que “si optamos por videos, podemos recurrir a nuestro gran amigo Google y buscar esas posturas que nos dan dudas”. Dice, también, que las clases online permite entender que los cambios de hábito también tienen un porcentaje importante de voluntad, ganas, disciplina.

Los gimnasios —con los protocolos que exigen tener alfombras sanitarias, estaciones de alcohol en gel, alcohol para desinfectar los elementos, metros cuadrados delimitados para cada alumno, lo que implica una agenda previa para las clases presenciales— están volviendo. Aunque las entrenadoras entienden que la virtualidad no es una competencia sencilla. “Personas que se habían alejado del gimnasio volvieron a las clases con esta modalidad”, dice Andrea, y asimismo, recalca, la motivación que permite el cara a cara no se compara.

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