El argentino que toca con los Black Crowes y que sorprendió a la leyenda de la guitarra Jimmy Page

Nicolás Bereciartúa se inició con su padre, Vitico, y con Norberto Pappo Napolitano. Su carrera lo ha llevado a compartir escenarios y momentos con Slash, John Fogerty, Keith Richards, Ronnie Wood y Steven Tyler.

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Nicolás Bereciartúa.
Jon Cornick joncornick@mac.com (310) 995-1079

Si hubiera nacido en Estados Unidos, Nicolás Bereciartúa sería un ejemplo magnificente del “sueño americano”. Pero como nació en Buenos Aires, tal vez lo correcto sería decir que lo suyo es “el sueño del pibe”. Eso sí, elevado a la máxima potencia. Tocó junto a leyendas de la vecina orilla como Pappo y es el guitarrista estable de la banda estadounidense The Black Crowes, pero también ha compartido el escenario y la intimidad con leyendas como Jimmy Page, Keith Richards, Ronnie Wood, Rod Stewart y Steven Tyler.

Nicolás Bereciartúa (44) se ganó su lugar por mérito propio y una pizca de suerte. Pero no reniega del hecho de haber sido bendecido por su padre, el histórico bajista de RIFF, Vitico, y por la leyenda del blues y el rock argentino Norberto Napolitano, Pappo. Como una cosa lleva a la otra, pudo formarse además con Miguel Vilanova (más conocido como Don Vilanova y antes como Botafogo), maestro de maestros guitarristas.

“Mis primeros recuerdos son haber ido a ver a RIFF en (la discoteca) Paladium en el 86 o escuchar las bandas que son las que hoy escucho en el auto de mi viejo. Pero creo que lo primero fue que nos copamos con mi hermano cuando empezaron a salir biopics como la de Jerry Lee Lewis o la película Encrucijada (originalmente Crossroads, sobre el mito de los bluseros que le venden el alma al diablo). Entonces le pedimos a Vitico que nos consiguiera un profesor de guitarra, y nos consiguió a Botafogo”, recuerda Bereciartúa en entrevista con Domingo. “Después mi hermano abandonó y yo seguí. Miguel Vilanova era un gran docente, pero solamente fui un año porque tenía muchísimos alumnos. Después seguí por un camino más autodidacta, tocando encima de los discos”, agrega.

En el colegio hizo un grupo con algunos compañeros. Y a los 12 o 13 años ya se “fugaba” de su casa para ir a ver al violinista Jorge Pinchevsky en el Samovar de Rasputín, un boliche de culto de la década de los 90 por el que alternaron músicos tan variados como Moris (otro pionero del rock, padre de Antonio Birabent), La Renga y Luciano Pavarotti.

“Nos íbamos a la casa de algún amigo a zapar (improvisar) con algunas guitarras, un bajo Faim y algún equipo Peavey. Después empezamos a ir a salas de ensayo y a tener bandas adolescentes, con las que tocábamos en alguna fiesta también”, recuerda.

El despertar

Cuando tenía 16 años, sus buenas condiciones como guitarrista ya eran evidentes, por lo que Pappo lo invitó a tocar en un festival en Buenos Aires. “Yo estaba en el camarín y antes de salir al escenario me dijo: “Te voy a llamar para que toques ‘Ruta 66’. Me cagué entre las patas”, recuerda y se ríe.

“Creo que esa fue la primera vez que toqué en un escenario grande, con mucha gente. Pero también iba a ver a bandas como Heroicos Sobrevivientes, en la que también me invitaban a subir. Después empezó una banda que se llamaba Vieja Estación, con la que tocábamos bastante, y me fui a vivir a México unos meses”, repasa el guitarrista de los Black Crowes.

Posteriormente comenzó a formar parte de Viticus, banda fundada en 2002 por su padre, Víctor Bereciartúa. Y fue parte de una nueva formación de RIFF.

-¿Cómo recuerda a Pappo? Sobre el escenario daba la imagen de ser una persona algo tosca, pero hay quienes dicen que personalmente era un tipo sensible y de buen humor.

-Mi vínculo con él, obviamente, empezó desde muy, muy chico. Antes que yo pudiera entender quién era o lo que hacía. Me acuerdo que en una época venían muchos guitarristas de blues a tocar a Buenos Aires, como Albert Collins o Albert King. Nosotros íbamos a verlos y Pappo, por lo general, era quien abría los shows. Entonces para mí era como ‘el tío Norberto’. Y cuando yo empezaba a tocar la guitarra, me enseñó el yeite de Sube a mi voiture (canción de RIFF de 1992). Para componer todo lo que hizo tenía que tener una sensibilidad. Más allá de lo que aparentaba, era un tipo de gran corazón y muy generoso con la gente que quería. Tengo los mejores recuerdos de él.

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Nicolás Bereciartúa.
Jon Cornick joncornick@mac.com (310) 995-1079

Sangre y origen

Bereciartúa siempre ha tenido un vínculo con Uruguay. Su bisabuelo nació en Montevideo y su madre y abuelos vivieron mucho tiempo de este lado del río. “Fui toda mi vida a Uruguay. Me acuerdo de ir al Viejo Jack, en Punta del Este. Y si estaba Pappo, me invitaba a que subiera a tocar con él”, recuerda.

En Buenos Aires, ya era parte indiscutida de la escena local por ser el guitarrista de la banda familiar Viticus, situación que lo llevó a tener problemas de relacionamiento con su padre, un músico que -a diferencia de él- siempre ha tenido un perfil alto.

“Mi viejo pintó todo lo que pudo cuando nosotros éramos adolescentes. Pero la distancia con él surgió después de tocar con Viticus, porque es insoportable formar parte de una banda familiar. Imaginate tocar con tu padre, con todos los condimentos que tiene irse de gira por ahí. Puede llegar a ser bastante agotador pasar demasiado tiempo juntos. Estuvimos varios años, después yo me distancié, me fui de la banda y volví en algún momento cuando mi primo dejó de tocar y necesitaban un guitarrista”, dice.

Y agrega: “Si no hubiésemos sido familia, por ahí no nos habríamos peleado tanto; pero bueno, al ser familia siempre podemos recomponer, resolver los problemas”.

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Nicolás Bereciartúa en un concierto de los Black Crowes.

Llegar a la Meca

Siempre fue fanático de los Black Crowes, grupo fundado en 1986 por los hermanos Chris Robinson (voz y guitarra) y Rich Robinson (guitarra). Los fue a ver muchas veces y en un momento compartió una versión suya de un tema de la banda en Facebook, en un question and answer que estaba haciendo su cantante. Ocho meses después, Chris se contactó con él por mensaje privado de Twitter. “Me dijo que le había gustado como tocaba y que se quería juntar conmigo; que estaba buscando guitarrista para su banda solista. Así es que fui a audicionar primero con él. Toqué dos años en su banda antes de entrar a los Black Crowes”, recuerda.

Su abuela, la que vivió en Uruguay, estudió en Inglaterra y lo “obligó” a que aprendiera inglés de niño. Hoy no tiene palabras para agradecerle esa decisión, que le ha permitido vincularse con algunos de los músicos más importantes del mundo.

Los Black Crowes “pasaron por arriba de todo”, confiesa al recordar los pros y los contras de formar parte de una banda global. Entre los contras, está el haber perdido a su pareja por no poder adaptarse, ambos, a los tiempos de las giras. Hoy vive en Buenos Aires, pero cuando recibe el llamado de los hermanos Robinson debe partir por varias semanas.

“Si tocamos un fin de semana y al otro también, me quedo en la casa de un amigo en Atlanta, Charlie Starr, que es el cantante y guitarrista de Blackberry Smoke, otra banda que me encanta. Si no me voy a ver a un amigo en Nashville, o me voy a Nueva York. Aprovecho para hacer algunos viajes lindos, conocer un poco más”, señala. Y -para perplejidad de muchos músicos- revela que los Black Crowes generalmente no ensayan antes de hacer sus shows.

Estar de gira con ellos por EE.UU. o Europa lo ha llevado a estar en el escenario junto a figuras como Ronnie Wood, Steven Tyler o John Fogerty; a compartir cenas “de toda una noche” con Rod Stewart, y a conocer a verdaderas leyendas de la guitarra como Slash, de los Guns N’ Roses, y Jimmy Page, fundador de Led Zeppelin.

“Estábamos viajando de Manchester a Londres cuando Jimmy confirmó que iría al show. El tipo llegó tres horas antes y charlamos un rato ahí, muy buena onda, re humilde, con su acreditación colgada. Después preguntó dónde podía ver el show y terminó en la consola junto a Steven Tyler. Al cuarto tema desapareció y yo dije: bueno, vino, saludó, y se fue para su casa. Pero al rato veo que estaba junto al escenario, al lado mío, haciendo un video con su celular. Cuando bajé me dijo cosas hermosas, que después repitió en Twitter. Nunca en mi vida me voy a olvidar de eso”, recuerda quien atesora una foto de aquel memorable encuentro. Y que, junto a muchas otras de su sorprendente carrera, puede verse en su instagram @nico bereciartua.

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Nicolás Bereciartúa y Jimmy Page.

Además de todas estas anécdotas y experiencias de vida, Nicolás Bereciartúa está esponsorizado por la marca Gibson (otro sueño de cualquier guitarrista); tiene dos álbumes solistas (Nico de 2015 y Volviendo de 2019) y trabaja en un tercero que se editará con seguridad en mayo. También grabará en breve un nuevo material junto a los Black Crowes.

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