NOMBRES
Ice T celebra 21 años como parte de la serie de televisión creada por Dick Wolf "La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales".
Hace 21 años que el otrora rapero Ice T interpreta al detective (con el rango de sargento) Odafín Tutuola en una de las tantas subfranquicias de la marca madre La ley y el orden, creada por el productor Dick Wolf y llamada La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales. Peculiar destino para alguien que en sus años mozos se mandó más de una respecto de la ley y que tuvo uno de los momentos más polémicos de su trayectoria porque se puso a la Policía en contra por una canción que trataba sobre matar a agentes policíacos.
Pero el camino hacia la fama de Ice T tiene varias peculiaridades así. Hoy es un poco más frecuente ver a la industria musical invertir en raperas (un poco nomás, tampoco es que haya un aluvión) como Nicki Minaj o Cardi B. Pero en los comienzos del género, el machismo, la misoginia y la homofobia eran casi que parte del asunto del hip hop.
Ice T, uno de los primeros en tener éxito masivo como rapero en la década de 1980, entró al juego con varios rasgos atípicos. Para empezar sus dos nombres oficiales son de esos que, aunque se aceptan como masculinos, son mucho más comunes en mujeres: Tracy y Lauren (el apellido es Marrow).
Y para ser un género en el cual el color de la piel importa, él es de esos afrodescendientes con una tez clara. Además, si vamos a ser sinceros tampoco es que haya sido uno de los mejores raperos. Fue uno de los primeros pero no tenía la contundencia, por ejemplo, de Chuck D (Public Enemy) o la gracia de los medio chantas de Sugar Hill Gang. Más bien, se hacía valer gracias a un carisma que era particularmente evidente en los videoclips. Su gestualidad, su lenguaje corporal, su mirada -en definitiva, su presencia- transmitía algo que ya estaba en el aire y que iba a tener una explosión de popularidad poco tiempo después: el estereotipo de pandillero, el gangsta (a diferencia de gángster, asociado a la mafia italiana, gangsta denotaba un pandillero negro).
El primer álbum de Ice T salió en 1987 y fue uno de los primeros en llevar el sticker que advertía sobre “Contenido explícito”, la solución que encontró la industria discográfica de Estados Unidos para aplacar en parte al puritanismo de entonces, impulsado por esposa del futuro vicepresidente Al Gore, Tipper. El título era una guiñada a la frase Crime doesn’t pay (“El crimen no paga”): Rhyme Pays (“Las rimas pagan”). Ice T se adelantó un par de años a la consagración del rap gangsta, que empezó a partir de la salida del primer disco de la banda N.W.A. en 1989. Ahí militaba otro rapero con el sobrenombre artístico Ice y que, tal como Ice T, tendría luego una trayectoria más actoral que musical: Ice Cube.
El rap era parte de su ambiente más familiar y natural, pero Ice T también tenía un corazón metalero. Años después, cuando surgió el nü metal (que fusionaba justamente los dos estilos), la unión no parecía tan descabellada. Pero cuando lo hizo, en 1992 con el disco Body Count, era algo muy raro ver a un rapero adentrarse en el heavy metal. Para “peor”, Ice T hizo lo mismo que N.W.A: se metió con la policía de Los Ángeles, que tiene una larga historia de racismo en sus filas.
Así como N.W.A. tuvo su primer éxito con Fuck Tha Police lo que le generó varios incidentes de acoso por parte de la policía, así también Ice T se vio en el ojo de la tormenta por la canción (que bien podría haber sido grabada por la banda británica Motörhead), Cop Killer o “Asesino de policías”.
Las críticas fueron tan intensas, la campaña en contra de Ice T fue tan contundente, que al final el sello discográfico que publicaba sus discos decidió dejar pasar un tiempo y luego sacarse de encima esa molestia. “Para la Suprema Corte de este país está bien que un blanco le prenda fuego a una cruz, pero nadie quiere que un negro grabe una canción sobre un asesino de policías”, dijo él en ese entonces.
Con todo, la canción se convirtió en un gran éxito y logró que un rapero también pudiera ser parte del mundo metalero.
Dicen que, en realidad, no existe la mala publicidad. Y Ice T es otro de los tantos casos en los que una andanada de críticas es, antes que el final de una trayectoria, un nuevo impulso. Luego de haber sido “despedido” de su sello anterior, encontró otro y publicó Home Invasion, que fue uno de sus discos más exitosos. Pero aunque siguió publicando álbumes durante la década de 1990, tanto por su cuenta como en colaboración con otros, la estrella musical de Ice T empezaba a perder algo de brillo.
Reinventarse como actor
Ice T había aparecido, muy joven, en la película Breakin’ (y la secuela Electric Bogaloo, ambas de 1984) y antes de eso en un documental sobre hip hop. Ya tenía algo de experiencia frente a una cámara. Una noche de parranda estaba un boliche y fue al baño. Alguien le dijo algo y respondió mandando a su interlocutor a freír papas. Pero lo hizo de una manera tan ingeniosa que el actor y director Mario Van Peebles, que también había ido al baño, lo escuchó y pensó: “Alguien que se expresa así tiene que estar en la película que voy a dirigir”.
Ice T no se dejó seducir de entrada por Van Peebles cuando este lo encaró un rato más tarde diciéndole que iba a dirigir una película y quería “trabajar con él”. “Típico de alguien de Hollywood. Vienen y te dicen eso: ‘Deberíamos trabajar juntos’. En la música pasa lo mismo: ‘Deberíamos grabar algo juntos’. ¿Ah sí? ¿Por qué no me llamás entonces? ¿Por qué me lo decís acá y ahora? Lo que pensé es que quería impresionar a las minas que estaban conmigo y mis amigos. Pero no, seguía insistiendo. Al final, me dio su tarjeta y me dijo que lo llamara al otro día. Lo llamé y cuando me atienden me dicen ‘Hola, Warner Brothers’. Eso me descolocó. Al final, hablé con él y me dijo que fuera al casting. Llego al casting y me dan el guion. Veo que me toca el personaje de Scotty. Página tras página. No entendía nada. ‘Pero esto no es un bolo. Esto es un papel en serio’, le digo. ‘Sí’, me contesta. ‘Pero no soy actor, soy rapero’, le explico. ‘Tranqui. Lo podés hacer’, me responde. Seguí objetando y él me seguía diciendo ‘Lo podés hacer’. Me asusté y llamé a un amigo. ‘No desperdicies esa oportunidad’, me dijo mi amigo. Y eso fue todo. Fui e hice la película”.
La película, New Jack City: Ciudad de la nueva guardia (1991) fue todo un éxito y lo puso en camino hacia nuevos rodajes. Pero fue en la televisión donde encontró un nuevo hogar y una nueva carrera. Dick Wolf era el productor de una serie llamada New York Undercover, en la que Ice T hacía un pequeño pero recurrente papel.
Wolf, como Van Peebles, quedó fascinado por el carisma del rapero devenido actor y se agendó su cara y su nombre para futuros proyectos. Cuando empezó, en 2000, La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales, ya sabía a quién contrataría para el papel de Tutuola.
El color de la piel en la infancia
En su autobiografía Ice, cuenta entre otras cosas cómo fue crecer llamándose Tracy: “Si a uno lo bautizan con un nombre que puede ser el de una mujer, tiene que endurecerse a la fuerza, como el personaje de la canción de Johnny Cash A Boy Called Sue. Mi infancia fue bastante tranquila, sin traumas, excepto de que primero murió mi madre y luego mi padre, con apenas unos años de diferencia (...) En la escuela formé un pandilla con dos amigos. Éramos solo tres y no podíamos competir con otras pandillas, pero decíamos que éramos muchos más. Solo que no estaban con nosotros en ese momento. Durante un tiempo, se lo creyeron. En esos años, tuve otro amigo, Alex, que era blanco. Éramos muy unidos. Un día él y yo nos encontramos con otro amigo mío que era negro, Kenneth. Íbamos a la casa de Alex y él le dijo a Kenneth que no podía venir, porque sus padres no le dejaban llevar más de un amigo a casa. Kenneth se fue, triste. Seguido nos encontramos con otros compañeros de clase, todos blancos. Y enfilamos hacia la casa de Alex. Le pregunté ‘¿No era que no podías llevar a más de un amigo a casa?’ ‘¿Lo decís por Kenneth? Él no puede venir porque es oscurito’. Pensé: ‘Alex debe pensar que soy blanco’. Llego a casa y le cuento eso a mi madre. ‘Mi amor, la gente es estúpida’. No me explicó más, pero entendí. Uno no puede siempre cambiar la manera ignorante de pensar de otros. Pero sí definir cómo esa ignorante manera de pensar te afecta”.