COMPORTAMIENTO
Seis pasos para tener más confianza en uno mismo.
La confianza en uno mismo es como el agua que sale de la canilla: no se sabe de dónde viene, pero se nota cuando no hay. Y al igual que cuando se corta el agua, la falta de confianza en uno mismo tiene un impacto negativo en la salud y el estilo de vida.
Afortunadamente, hay cosas que se pueden hacer para aumentarla, pero primero hay que saber exactamente qué es. En la jerga coloquial, la autoconfianza suele confundirse con la autoestima, y se superpone también con el término autoeficacia. Sin embargo, la psicología da a cada una de estas palabras una definición específica y conviene tener claras las diferencias.
Autoeficacia. Este término, según lo define el psicólogo canadiense Albert Bandura, refiere a la creencia en la capacidad de poder lograr ciertas tareas específicas. Si crees que eres capaz de cocinar la cena o terminar un proyecto, entonces tienes una autoeficacia alta. La gente con poca autoeficacia generalmente se esfuerza menos en una tarea si no cree que podrá cumplirla, lo cual aumenta la probabilidad de fracaso.
Autoconfianza. En contraste, también según el mismo experto, la autoconfianza (o confianza en uno mismo), es más bien una visión general de cuán probable es que se pueda cumplir una meta basándose en experiencias pasadas. Cuando uno pasa tiempo practicando en el piano, aumenta la confianza en la habilidad para tocar. Eso también es aplicable a cuán probable creas que te aceptarán en un grupo social. Si en un grupo se burlaron de tí debido al diploma en “Técnicas de cestería prehispánica submarina”, quizá la próxima vez te sientas intimidado al compartir ese dato con otras personas. Tanto la autoconfianza como la autoeficacia están basadas en la experiencia, pero la autoconfianza refleja una visión más amplia de ti mismo, más que solo tu confianza al realizar tareas específicas.
Autoestima. El término que más suele confundirse con autoconfianza es, probablemente, el más distinto. La autoestima refiere a cómo uno percibe su valía en general. Afirmaciones generalizadoras como “Soy una buena persona” entran en esta categoría. La autoestima es uno de los niveles de la escala “Jerarquía de necesidades de Maslow”, y las mejorías en la autoconfianza contribuyen a reforzar la autoestima, que es un concepto más amplio.
Estos conceptos se yuxtaponen y no hay un consenso entre los expertos sobre dónde trazar la línea divisoria entre cada uno. Se puede tener suficiente confianza para creerse capaz de aprender un juego nuevo, por ejemplo. Y al mismo tiempo, puede haber una falta de autoeficacia para creer que uno será bueno en ese juego desde el principio. Del mismo modo: tal vez haya una total falta de confianza para cocinar, pero simultáneamente uno puede creerse una buena persona que merece ser amada.
La autoconfianza es la convicción de que se puede ser bueno en algo, pero no es una medición de la verdadera habilidad. Entonces ¿qué importa creer en uno mismo? Para el coach Charlie Houpert, cuyo canal de YouTube Charisma On Command tiene 2,7 millones de suscriptores, la confianza no solo contribuye a sentirse mejor. También ayuda a tomar riesgos para mejorar. “Internamente, la verdadera autoconfianza conduce a mayor optimismo, felicidad y resiliencia”, dice.
El "Oxford Handbook of Positive Psychology" lo expresa de otra manera: “Si la persona carece de confianza, no habrá acción. Por eso a veces se hace referencia a la falta de confianza como una ‘duda paralizadora’. En ocasiones, la duda merma el esfuerzo antes de que una acción comience o mientras se está realizando”.
Si para construir la confianza en uno mismo es necesario cambiar ciertas creencias personales, entonces se requerirá de un esfuerzo. Uno puede perfectamente decirse a sí mismo todos los días: “Soy bueno, inteligente y le agrado a la gente”. Y no es que eso esté mal. Pero hay maneras más eficaces. Acá, seis pasos.
1. Ser brutalmente honesto con uno mismo
Houpert sugiere ser “hiperhonesto” consigo mismo: “Supongamos que alguien nos pregunta qué hacemos para divertirnos, y a qué nos dedicamos. Si en nuestra respuesta hay algún dato que no damos, hay que evaluar eso. Es una indicación de que hay dejar de hacer esa actividad o —más probablemente— aceptar esa parte de uno mismo y mostrarse orgulloso. Cuando uno deja de esconder partes de sí mismo de los demás, es un indicio de estar más seguro de ser quien es”, dijo Houpert.
2. Hacer ejercicio
Mucha gente empieza a ir al gimnasio (o ejercitarse al aire libre) para perder peso o ganar en musculatura. Pero el ejercicio también construye autoconfianza. La Asociación Estadounidense de Psicología ha comprobado que el ejercicio mejora el estado de ánimo y puede, en combinación con terapia, ayudar a combatir la depresión y la ansiedad. Pero hacerlo de manera constante requiere de compromiso, y mantener dicho compromiso es un logro. No desistir de un hábito nuevo y saludable no solo hace adquirir mayor confianza. Además, permite ver mejoras físicas en el corto plazo y, a la larga, en salud.
3. Buscar la incomodidad
Houpert afirma que el punto de “salir de la zona de confort” es, literalmente, sentirse incómodo. “Al fin y al cabo, la confianza es sentirse cómodo en situaciones en las que la mayoría de la gente se sentiría incómoda”, dijo. “Si vas más allá de los límites de tu zona de confort todos los días, en el futuro te sentirás cómodo incluso fuera de ella”. Eso puede significar desafíos muy grandes, como cambiar de trabajo. Pero también puede tratarse de cambios más pequeños, como entablar una conversación con un desconocido o probar un plato nuevo. Según Houpert, es más importante ir de a poco de manera constante, que hacerlo una vez cada tanto de forma radical.
4. Vestirse de otra manera
La vestimenta incide sobre cómo los demás nos perciben. Pero la ropa también puede modificar la imagen que uno tiene de sí mismo. Adam D. Galinsky, profesor de la Escuela de Administración Kellogg en la Universidad Northwestern, encontró que los participantes en un estudio que usaban una bata blanca de laboratorio demostraban mayor concentración. En otras palabras, cuando la gente se vestía como médico, se comportaba más como tal, o al menos como pensaba que un doctor debía comportarse. Si uno quiere tener mayor confianza, una vía puede ser vestirse como lo haría el “Otro yo”, ese que es más seguro de sí mismo.
5. Cuidarse del "Síndrome del impostor"
Se trata de un truco mental bastante cruel, que nos termina de convencer de que nuestros logros no son realmente tales, y que la gente se dará cuenta en algún momento de eso, y nos tratará de “fraude”. Esa duda se afianza porque es más fácil recordar los errores que los éxitos. Acostúmbrate a siempre escribir o reflexionar sobre las veces en que has hecho algo bien. Es más fácil sentirte seguro de tus habilidades si las recuerdas.
6. Cambiar la postura corporal
Al igual que sucede con la vestimenta, la postura puede repercutir en cómo uno se siente consigo mismo. Si bien esto puede parecer un poco tonto, probar posturas que “empoderen” contribuye a ajustar el estado mental. Una investigación de la Universidad de Ohio, comprobó que algo tan sencillo como sentarte derecho a veces da mayor confianza para la tarea a cumplir.
La arrogancia
Conforme uno empieza a expresarse de manera más segura, es natural preocuparse en no convertirse en alguien arrogante. Pero hay que recordar, dice Charlie Houpert, que la arrogancia no es un exceso de confianza. “Es más bien resultado de la inseguridad. La confianza se satisface por sí sola, mientras que la arrogancia requiere de validación externa. Por eso hay gente que presume: para obtener el reconocimiento de los demás. Curiosamente, la mejor defensa ante la arrogancia es desarrollar una auténtica confianza en sí mismo”, concluyó.