El Caserío de los Negros: un vestigio arqueológico que fue posible ubicar gracias a la investigación de un jubilado

Un particular determinó su ubicación. Hace 15 años, políticos y científicos decían que se encontraba en la planta de alcoholes de Ancap. En días pasados se hallaron restos óseos en Capurro.

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Caserio de los Negros
Cartel en la Escuela 47 del barrio Capurro, predio en el cual se encontraba el antiguo Caserío de los Negros, o Caserío de Filipinas.
Leonardo Maine

Hace menos de 15 años, científicos y políticos uruguayos sostenían que el tristemente célebre Caserío de los Negros se encontraba en un lugar en el que nunca estuvo: la planta de alcoholes de Ancap. Fue un jubilado de nombre Carlos Camino quien -tras una larga investigación- aportó los datos y pruebas para ubicar de forma certera este paraje en el que los esclavos eran dejados en “cuarentena” al llegar al país. El pasado viernes 25 de octubre, se informó sobre el hallazgo de restos óseos en ese sitio.

En 2011, en el marco del “Año Internacional de los Afrodescendientes”, la Comisión Departamental de Montevideo del Partido Nacional inició una ronda de contactos para reivindicar el valor histórico del llamado Caserío de los Negros y solicitar la construcción de un memorial de la esclavitud en un sitio que se encuentra en el interior de la planta de alcoholes de Ancap, en la zona de La Teja. Se creía entonces, erróneamente, que allí estaban las ruinas de este sitio tristemente célebre en el que se dejaban a los esclavos luego de viajar durante meses a través del océano en condiciones infrahumanas.

Cuatro años antes, en octubre de 2007, se había firmado un convenio entre Ancap, el Ministerio de Educación y Cultura y la Intendencia de Montevideo para la recuperación de las ruinas que se creía pertenecían al Caserío de los Negros, que también fueron objeto de estudio por parte de la Facultad de Humanidades y Ciencias. Luego, ese conjunto arquitectónico ubicado bajo el edificio del antiguo Instituto de Química, dentro de los terrenos de la petrolera estatal, fue declarado Monumento Histórico Nacional por el Poder Ejecutivo.

Mientras se estudiaba la propuesta de hacer un memorial sobre la esclavitud en los terrenos de Ancap, una investigación realizada por Carlos Camino reveló que el Caserío de los Negros no se hallaba en el lugar señalado. Así lo consignó El País en una nota publicada el 29 de setiembre de 2011.

Según el investigador uruguayo, el Caserío de la Compañía de Filipinas se encontraba en los terrenos delimitados por las calles Juan María Gutiérrez, Capurro y Rambla Sudamérica. En su momento ocupaba un terreno de forma triangular que se ubicaba sobre el barranco encima del actual Parque Capurro.

“En la parte más alta, a 18 metros de altura, estaban las construcciones”, precisó Camino. Y explicó que el depositario de esclavos se hizo “en altura” por motivos de “sanidad” y seguridad, lo cual se corresponde -siguiendo el pensamiento de la época- a lo escrito por Barrios Pintos y Reyes Abadie en Los barrios de Montevideo.

Según este particular, los vestigios en la planta de Ancap estaban antiguamente “cubiertos de arenales e invadidos por los médanos”. Por ese motivo, tampoco podrían haberse enterrado allí -como se sostenía incluso por parte de investigadores académicos- los 344 esclavos que murieron en los seis viajes de la Compañía de Filipinas durante los cuales el Caserío de los Negros se mantuvo activo.

Camino disponía de tres reproducciones de planos históricos que señalaban que el Caserío de los Negros -construido hacia 1787- se hallaba sobre la barranca de Capurro: el del agrimensor Minondo (1838), el del agrimensor Minsen (1838) y el del agrimensor Aizpurúa (1839). El investigador incluso precisó el lugar exacto donde se hallaban las ruinas: los terrenos que ocupa la Escuela N° 47 y su jardín de infantes. Hoy, una placa colocada en ese sitio le da la razón.

Camino agregó que entre 1831 y 1844 se vendieron los terrenos de la parte más baja del triángulo de tierra en el que se encontraba el Caserío. Y poseía documentos que señalaban que en 1831, durante el gobierno de Fructuoso Rivera, fueron destinados a plaza pública. En 1844, en tanto, se hizo un abordaje sobre la parte superior, donde se encontraban las ruinas, terrenos que fueron adquiridos por un sobrino del general Augusto Pozzolo.

En un ejemplar de la revista Rojo y Blanco de 1902 -en el que incluso se reproduce una fotografía de las edificaciones- se señala que para entonces no quedaba más que “un montón de escombros y ruinas”. El artículo, que lleva por título “Cosas del Municipio”, añade: “Ha cedido a las piquetas de los obreros sin un quejido doloroso, sin una protesta, a las necesidades del transporte público”. Desde ese año, explicó Camino, “se empezó a delinear Capurro”, con lo que los vestigios de este paraje se perdieron para siempre.

PLANO CASERIO DE NEGROS
Plano histórico con la ubicación del Caserío de los Negros.

Hallazgo y memorial

El pasado viernes 25 de octubre, la Intendencia de Montevideo dio a conocer que fueron hallados restos óseos en una propiedad privada ubicada en el sitio donde funcionó el complejo esclavista. Fue la primera noticia de un proyecto arqueológico que se inició varios meses antes en Capurro.

Con el apoyo de la Comisión de Sitio del Caserío de los Negros (integrada por instituciones y vecinos), la Red de Sitios de Memoria y Mundo Afro, desde julio de este año se vienen realizando intervenciones arqueológicas con técnicos docentes y estudiantes de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

El arqueólogo a cargo de las excavaciones, Camilo Collazo aclaró que se está en una etapa preliminar, ya que para determinar si el cuerpo hallado pertenece a una persona esclavizada hay que profundizar las investigaciones de antropología biológica y hacer un perfil del ADN.

Y agregó: “Lo que sabemos es que el contexto arqueológico y el nivel estratigráfico nos permiten tener una asociación preliminar con ese tiempo. El Caserío de la Real Compañía de Filipinas estaba delimitado por un muro. Y este hallazgo se produce dentro del mismo, a una profundidad de cerca de 1,10 metros. Los niveles superiores de relleno no están modificados, la fosa no comienza en el primer nivel de hallazgo, sino en el segundo”.

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El arqueólogo a cargo de las excavaciones, Camilo Collazo.

Las excavaciones se hicieron en un predio privado con autorización de su propietaria. En este sentido, el intendente interino de Montevideo, Mauricio Zunino, dijo que la Administración Nacional de Educación Pública (Anep) “se ha negado” a investigar dentro del centro educativo que allí se encuentra. El jerarca indicó que existe la intención de construir en el área “un sitio de memoria de una valoración importante”, sin especificar si se tratará de un museo o de un espacio público recordatorio. “Cuando otras instituciones se han negado, una vecina abrió sus puertas para poder investigar”, se quejó el intendente departamental.

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Excavación en el terreno. Foto: IMM.

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