El club de lectura que reúne migrantes y uruguayos y por donde ya pasaron 20 nacionalidades y 100 autores

Se encuentran cada quince días en la casa de la Asociación Idas y Vueltas, para compartir el pensamientos de escritores tan diversos como los propios integrantes del club. El espacio es abierto y funciona los sábados de 10.30 a 12.00. Acá, su historia.

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Club de Lectura de Idas y Vueltas
Un sábado en el Club de Lectura de Idas y Vueltas.
Foto: Manuella Sampaio

"Fui por primera vez en octubre del año pasado y desde entonces espero con ansias a que lleguen los sábados para volver”, dice Rafael Atias (43) a Domingo. Atias es venezolano y llegó en 2013 a Uruguay. Y, aunque se fue un tiempo, nuevamente regresó. Hace unos meses, este editor de textos y licenciado en letras se encontró con el Club de Lecturas de Idas y Vueltas y quedó cautivado por ese espacio.

“Es una forma de conocer a otras personas con las cuales tenés un interés en común. Se ha convertido en un lugar para socializar y hacer este momento de lectura, pero de una manera relajada. Uno termina conociendo a gente muy singular. Los días de lectura son el paraíso”, afirma.

El grupo nació en 2019 como Café Literario, con la excusa inicial de ofrecer un espacio cultural y de socialización a las personas migrantes que buscaban la Asociación Idas y Vueltas (ver recuadro) para resolver alguna cuestión relacionada a su proceso migratorio y, debido a la gran demanda que tiene la ONG, se enfrentaban algunas veces con un tiempo largo de espera.

En 2020 pudieron realizar apenas un encuentro porque llegó la pandemia. La propuesta fue retomada por Leroy Gutiérrez (48) y Luis Enrique Durante (42) en junio de 2022 como Club de Lectura, pero ahora ya no como una actividad para quienes estaban de paso en Idas y Vueltas, sino como un encuentro que tiene la finalidad en sí mismo.

“En 2019 empezamos sin ninguna expectativa, para llenar ese espacio de espera y que la gente pudiera disfrutar de algún momento descontracturado de lectura. No teníamos otras pretensiones, pero se empezó a llenarse cada sábado”, cuenta Durante.

Y agrega: “A mitad de 2022, cuando retomamos como Club, la dinámica fue distinta, ahí ya no era en medio de actividades, sino que el Club era el foco. Fue apareciendo gente nueva y gente que ya había estado antes, y en estos dos años hemos visto que hay tres tipos de participantes: gente que viene una vez porque está de paso en Uruguay, gente viene esporádicamente y personas fijas que no faltan nunca”.

Club de Lectura de Idas y Vueltas
Se reúnen cada quince días para leer, charlar y reflexionar juntos.
Foto: Leroy Gutiérrez

Sultan Sahin (40) acompaña el grupo desde sus primeros encuentros y es una de estas integrantes asiduas. Natural de Mersin, una ciudad al sur de Turquía, trabaja como traductora para varias partes del mundo y se mudó a Montevideo en 2016. Llegó al Club a través de una amiga y desde entonces lo vive como un momento especial de los sábados.

“Estudié literatura en Turquía y en el Club me enteré de un montón de escritores que no conocía, en su mayoría de América Latina. Esto me enseñó mucho y en algunos encuentros me emocioné. Cuando leímos a Nâzım Hikmet, un poeta turco, sentí que podía compartir algo muy importante de mi país. En cada encuentro conozco cosas nuevas y no hablo solo de los escritores, sino también del aporte de cada uno. Es muy enriquecedor”, comparte.

Desde la creación del Club se realizaron más de 100 encuentros y se leyeron a autores tan diversos como sus propios participantes. Pedro Lemebel, Edwidge Danticat, Alejandro Dolina, Ítalo Calvino, Circe Maia, Chimamanda Ngozi Adichie, Roberto Bolaño, Juan Rulfo, María Carolina de Jesús, Juan Carlos Onetti... la lista es enorme y comprende escritores y escritoras de todos los continentes.

Este año los encuentros pasaron de semanales a quincenales, de las 10.30 a las 12.00 en la sede de la asociación. El escritor que será leído en cada encuentro se anuncia con una semana de antelación y el material se entrega en el día del encuentro. No es necesario tener conocimientos previos ya que la idea, subrayan sus creadores, es que todo suceda desde la espontaneidad y que cada participante pueda compartir su sentir y su entendimiento en el momento. Se trata de un lugar donde la lectura es el propósito, pero la escucha activa también es fundamental.

Club de Lectura Idas y Vueltas
Es abierto a todo el público y por el espacio ya han pasado personas de más de 20 nacionalidades.
Foto: Manuella Sampaio

“Lo que más me gusta es que cada uno pueda compartir libremente lo que piensa, eso genera conexiones. Viniendo de partes tan diferentes del mundo, con diferentes historias y perspectivas, veo que igualmente tenemos mucho en común y eso me hace sentir que no estoy sola acá”, relata Sahin.

Propósito

“Una sociedad justa presupone el respeto de los Derechos Humanos; y el goce del arte y de la literatura, en todas las modalidades y en todos los niveles, constituye un derecho inalienable”, decía el poeta, ensayista, profesor universitario y crítico literario brasileño Antonio Cândido, en 1988. Para Cândido —quien, a propósito, fue uno de los autores ya leídos en el Club—, la literatura es algo tan fundamental a los seres humanos que debe ser garantizada como un derecho.

Es en base a esa perspectiva que fue creado el Club de Lectura, para acercar este derecho (y todo lo que implica tener un espacio para ejercerlo en comunidad) a todo el que quiera, pero sobre todo a aquellos que en función de las dificultades que conlleva un proceso migratorio lo tienen en un segundo plan.

“Para mí era valioso ofrecer a la gente la oportunidad de socializar. Es algo que para muchas personas migrantes queda fuera de alcance, sobre todo la gente que recién llega y tiene que resolver necesidades más inmediatas. Es el espacio para que la gente venga, hable y tenga una experiencia distinta de la ciudad”, dice Leroy Gutiérrez, coordinador del Club.

“Vaya si es importante eso para las personas. Para mí, que me vine de Artigas a Montevideo, lo es. Para gente que vino de otros países o incluso de otros continentes, el valor que tiene lo social, lo familiar y las amistades que muchas veces tenemos que dejar es enorme. En el día a día es difícil volver a tejer estas redes y espacios como el Club generan ciertos lazos que incluyen lo afectivo y la amistad. Es como volver a ser uno mismo en su integridad y sacarse algunos estigmas”, complementa Durante en diálogo con Domingo.

Leroy Gutiérrez y Luis Enrique Durante
Leroy Gutiérrez y Luis Enrique Durante son quienes coordinan el Club de Lectura.
Foto: Francisco Flores

El grupo es abierto a todo el que quiera acercase y, por lo tanto, muchos uruguayos también lo frecuentan para disfrutar de las mañanas de lecturas compartidas. María José Larre (59), por ejemplo, es profesora de literatura, oriunda de Montevideo y allí encontró un lugar para renovar su mirada sobre autores que ya conocía. Para ella, la experiencia fue y es transformadora.

“Fui por el gusto a la lectura en sí y después descubrí un mundo vinculado con la migración. Los planteos que se hacen ahí están también atravesados por sus experiencias como migrantes. Uno habla desde su circunstancia”, dice.

Y añade: “Mi hija vive en Irlanda hace casi tres años y frecuentar el Club también me ayuda a comprender cómo ella se puede estar sintiendo allá. Por otro lado, es muy enriquecedor escuchar sobre autores que una ya conoce, pero desde una nueva mirada, los textos se resignifican, es muy lindo”.

Es así, como un encuentro para acercarse a la diversidad, para compartir lecturas y visiones de mundo; pero también como un espacio de confianza y profundo significado para muchos migrantes, que el Club de Lectura de Idas Vueltas llega este mes de junio a sus dos años de existencia ininterrumpida. La idea es seguir promoviendo esto que, como decía Cândido, es un derecho de todos.

Idas y Vueltas, una historia de dos décadas

Es una organización sin fines de lucro creada en 2002 por la holandesa Hendrina Roodenburg y las uruguayas Aída García y Graciela Villar, con la finalidad de brindar apoyo solidario a uruguayos forzados a migrar por razones económicas. Con el paso de los años y el aumento del flujo migratorio de otros países hacia Uruguay, el trabajo tomó otros contornos y empezó a dar asistencia a migrantes y refugiados.

La asociación cuenta con aproximadamente 20 voluntarios y ofrece distintos tipos de asesoría: laboral, para quienes se encuentren en búsqueda de trabajo; en documentación, para las personas que necesiten información sobre trámites como, por ejemplo, el refugio, la residencia legal y la cédula de identidad; y enfermería y psicología para temas relacionados a la salud. Todos los servicios son gratuitos. Además del Club de Lectura, también alberga el colectivo Mujeres de todos lados y el espacio terapéutico grupal Palabras Migrantes.

Del 2020 al 2023, la ONG tuvo un convenio con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y eso sostenía parte de su trabajo en Montevideo y en el Chuy. Con la finalización del convenio tuvo que cerrar la sucursal de la frontera y hoy se encuentra en la búsqueda de apoyo para seguir desarrollando sus actividades. Desde 2022 su directiva está integrada por Diletta Assorbi y Katia Marina y su sede está ubicada en José Enrique Rodó, 2182; en las redes se encuentra como @idasyvueltas.uy.

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