El Coro del Sodre por dentro: El único coro profesional del país va de Mozart a los Beatles y agota entradas

Cómo se entra, cuáles son sus actividades, qué características tienen sus integrantes... todo lo que hay que saber sobre un coro que el año que viene cumple 90 años.

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Ensayo del Coro Nacional del Sodre.
Foto: Estefanía Leal.

Martes por la noche. Últimos ensayos para el Réquiem de Mozart. La Sala 1 del Auditorio Nacional Adela Reta tiene a los integrantes del Coro Nacional del Sodre prontos para recibir al director Esteban Louise. Lucen relajados, con ropa cómoda, algunos con su botellita de agua… todos con su atril enfrente y de cara al piano de cola negro que los acompañará en esa hora que tienen por delante.

No están todos, por eso cuando Esteban llega y los saluda con una sonrisa, les lanza una broma: “¿Hay huelga de bajos?”, refiriéndose al registro de voz masculino que hoy tiene algunas deserciones.

De todas formas hay que aclarar que no todos los días se ensaya con el coro a pleno, a veces se lo desdobla para atender determinadas necesidades o cumplir con lo que se precisa para el espectáculo que tienen por delante.

Si estuvieran todos, serían 75, distribuidos en cuatro voces básicas: sopranos y mezzo sopranos (femeninas), y tenores y bajos (masculinas). Dentro de cada una de ellas hay subdivisiones.

Las mujeres —un poco más en cantidad que los hombres— están sentadas en la primera fila.

¿Edades? El rango es muy variado, entre los 23 y los 65 años.

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Foto: Estefanía Leal.

Hay que tener presente que el Coro Nacional del Sodre es el único coro profesional del país. Eso significa que es un trabajo remunerado y, como tal, genera derechos y obligaciones. Concurrir a los ensayos está entre estas últimas y eso sucede de lunes a viernes a las 20 horas.

Ese horario contempla una cosa muy uruguaya que es que del arte no se vive, entonces los coreutas deben necesariamente tener otro trabajo para poder subsistir.

Laura Souto (59 años), por ejemplo, trabaja en la parte de informática de un organismo público; Lilián Cardone es repostera desde hace 15 años; Martín Trías (31) es funcionario de UTE, y Damián Trinidad (40) es sonidista de Canal 10. Todos empleos que desarrollan de día; la noche es del Coro. “Yo ya dije en mi trabajo que después de las 7, 7 y media, no cuenten conmigo”, aclara Damián en diálogo con Domingo.

Todos ellos, con distinta suerte, pasaron por la muy exigente prueba de admisión para ingresar. Al Coro Nacional se entra por audición o por concurso que, según explica Esteban Louise, es básicamente lo mismo.

“Hay que dar una prueba de canto en la que se interpreta un aria de ópera y un lied alemán o una canción francesa; una prueba de lectura de solfeo a primera vista, y además una prueba de cuarteto en la que el aspirante canta con tres integrantes del coro para probar cómo se desempeñan juntos”, detalla el director.

Laura (mezzo soprano) tuvo su audición hace 28 años y la superó con éxito. Recuerda que en aquella época no era tan importante la parte de solfeo como lo es ahora. “Se valoraba más el canto porque en ese momento se necesitaba mucho renovar el Coro, pero siempre fue una prueba muy exigente”, cuenta.

Lilián (mezzo soprano) ingresó en dos oportunidades porque la primera vez que la admitieron tuvo que renunciar dado que estaba haciendo una obra de teatro y los horarios de los viernes se superponían. Volvió a concursar dos años después, en 1995, y nuevamente superó la prueba.

Martín (tenor), que está desde 2014, concursó tres veces —“me costó un poquito”, admite— y Damián lo consiguió de una vez en 2018.

Salvo Martín, que hizo la Escuela Universitaria de Música, los otros tres tuvieron a la Escuela Nacional de Arte Lírico como el paso previo al Coro.

Esteban explica que la prueba se hace cuando surgen vacantes o a veces periódicamente para generar una lista de prelación (espera) que está vigente durante dos años y es a la primera que se recurre si hay lugares por cubrir.

Historia

En 2024 se cumplen 90 años de su creación

En setiembre de 1934 el Sodre creó el primer coro oficial del país, designando como primer director al italiano Icilio Nini-Belluci.

En julio de 1935 comenzó las actuaciones, tanto en espectáculos sinfónicos corales como operísticos.

Su primera actividad oficial como Coro Sodre se realizó en la ópera La Sonámbula de Bellini, bajo la dirección de Domingo Dente.

Además de intervenir en óperas, destaca por su interpretación de los grandes oratorios y los principales sinfónicos corales.

Hace unos años ha integrado al repertorio obras populares como góspels, música latinoamericana y música contemporánea.

Desde 2010 lo dirige el maestro Esteban Louise.

Ensayo del Coro del Sodre
Esteban Louise, director artistico y musical del Coro Nacional del Sodre, durante un ensayo en el Auditorio Adela Reta de Montevideo, ND 20230725, foto Estefania Leal - Archivo El Pais
Estefania Leal/Archivo El Pais

Repertorio

El Coro Nacional del Sodre tiene su Temporada Coral, un calendario bien nutrido de conciertos que pueden superar los 50 por año. Además, participa de algunos conciertos de la orquesta sinfónica, de la temporada de ópera o de los espectáculos de los distintos elencos del Sodre que lo demanden.

Esteban arma su propuesta para la Temporada Coral y se la presenta al Consejo Directivo y a la Dirección de Espectáculos del Sodre, que son los que deben aprobarla.

“Son conciertos variados. Tenemos una mezcla de conciertos académicos y siempre sumamos algún concierto con un tinte un poco más popular, más convocante, para acercarnos a nuevos públicos, salir a los barrios y al interior del país”, señala.

El director apunta que por lo general se asocia al Coro del Sodre con algo lírico, más académico, y está bien, porque se trata de un coro romántico para obras sinfónicas corales.

“Pero desde el 2016, más o menos, hemos empezado a incursionar en otros géneros que también son esencialmente corales”, comenta.

Es así que un Festival de Mozart se alterna con un Concierto de la Nostalgia, como el que tuvo lugar los pasados jueves y viernes. Lo sorprendente —o no tanto para quienes están en el ambiente— es que puede ocurrir que ambos casos terminen con entradas agotadas.

La idea de incorporar los repertorios populares la introdujo Esteban, que ocupa la dirección del coro desde 2010. Es así que han hecho galas de góspel, de tango, de música brasileña, de jazz, de música de cine… muchas que se han visto “obligados” a repetir.

Una de las más recordadas, tanto por el público como por los integrantes del coro, fue el Tributo a Beatles y Queen.

“Fue la primera gala que hicimos saliendo de nuestra zona de confort y me encantó. En un día tuvimos que hacer dos funciones”, recuerda Laura. Y Damián agrega: “Fue el éxito más grande que tuvimos, una demencia y una experiencia increíble. Entraron dos mil personas a las 8 de la noche, salieron y a las 10 de la noche entraron otras dos mil; fue descollante”.

En ese sentido destacan que si bien la última palabra en materia de repertorio la tiene Esteban, el director está muy abierto a recibir propuestas de los coreutas. “La Nostalgia era algo que veníamos queriendo hacer hace mucho y lo veníamos hablando con Esteban. En ese sentido es súper accesible, está buenísima esa dinámica de saber que nos escucha con cosas que podemos proponer”, apunta Martín.

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Foto: Estefanía Leal.

¿Notan que el público cambia entre una gala tradicional y una más popular? Esteban confiesa que sí, pero también pasa que los distintos públicos se retroalimentan.

“Está comprobado que muchas de esas personas que llegan por primera vez al Coro a ver un concierto de Beatles y Queen o una gala de góspel, después se acercan a ver un réquiem o una gala más académica. Eso está buenísimo”, destaca el director.

Por ese mismo camino van las presentaciones que el Coro realiza en el interior del país, a razón de entre ocho y diez por año. “Cantamos en distintas localidades de todo el país: en teatros, iglesias o clubes, lo que sea que tenga la comunidad para recibirnos”, cuenta Esteban.

Son oportunidades en las que se genera un intercambio muy rico y de disfrute, tanto por parte de los coreutas como del público que los recibe. “Las anécdotas que se arman con esa gente es de las cosas más lindas que se viven”, reconoce y en eso coincide con sus dirigidos.

“Nos reciben realmente de una manera maravillosa, siempre están llenos los teatros o las iglesias cuando vamos a cantar y muchos lugares nos piden que vayamos nuevamente”, dice Laura que, junto con Martín, resalta que ahora se esté saliendo mucho más al interior del país gracias a una política de Sodre en territorio. “Eso ayuda con la democratización de la cultura, que en todo el país todos puedan acceder a conciertos o eventos de calidad”, acota el tenor.

Lo que sí lamentan que estén en el debe son las salidas al exterior, algo que por ahora no se puede realizar por falta de presupuesto. Es lo que extraña Laura de sus comienzos en el Coro Upsala que, por ser de apenas 20 integrantes, le permitía viajar mucho. “Hicimos una gira de cinco meses por Europa representando a Uruguay. El tema con el Sodre es que es mucha gente para mover”, explica.

Esteban agrega que hace unos 40 años que el Coro del Sodre no va al exterior. “Lo hemos planteado, pero no es fácil desde el punto de vista presupuestal. El año que viene el Coro cumple 90 años y sería una buena oportunidad”, lanza esperanzado.

Preparación

Cómo cuidan su voz

“Las cuerdas vocales son un músculo y como cualquier músculo hay que tenerlo en funcionamiento, hay que entrenarlo”, recomienda Lilián a la hora de hablar de los cuidados de la voz. Ella trata de vocalizar todos los días, hacer ejercicios de respiración y cada tanto realizar algo de repertorio con pianista. Para combatir la humedad característica del Uruguay —“que hace estragos en la voz”, dice— recurre a remedios caseros que actúan como antiinflamatorios, caso del jengibre o la cebolla.

Martín consulta periódicamente al otorrino y al foniatra.

Damián, en tanto, cuenta que dejó de fumar, trata de no gritar y dice ser una persona que habla poco. También intenta no tomar frío. “Cada cantante tiene un instrumento diferente entonces, según cómo sea tu cuerpo y cómo reacciones, va a requerir más o menos cuidado. Por suerte el mío reacciona bien y no es de enfermarse”, señala.

Laura confiesa que no tiene ningún cuidado especial con su voz, solo se protege del frío y la humedad, y trata de no andar a los gritos. “Si tengo una presentación medio cerca, me cuido mucho más”, aclara.

Todos coinciden en que antes de cantar hay que calentar. “Eso nos ayuda a fortalecer y tonificar tanto las cuerdas vocales como todo el sistema muscular y respiratorio que nos permite cantar”, sentencia Martín.

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Foto: Estefanía Leal.
Emergencia sanitaria

Desafíos a la pandemia y togas sustentables

La pandemia hizo que el Coro Nacional del Sodre fuera noticia en tres oportunidades.

La primera fue en abril de 2020, cuando los uruguayos estaban en su mayoría recluidos en sus casas. Los dirigidos por Esteban Louise eligieron el tema We are the Champions, de Queen, y unidos por el Zoom realizaron un video motivador con la siguiente dedicatoria: “Al personal sanitario, campeones en la lucha contra el covid-19, a los docentes que siguen enseñando, a los y las artistas que comparten su arte, y a ustedes, campeones y campeonas de la permanencia en casa, el Coro Nacional les dedica esta canción”.

La segunda fue en julio del mismo año, cuando luego de cuatro meses de reclusión volvieron a ensayar divididos en grupos de 20, bien distanciados unos de otros y usando mamparas para protegerse de las gotícolas de saliva.

La tercera fue un mes después, cuando fueron los primeros en actuar para un reducido público con la apertura de los teatros en Uruguay.

El Coro también hace acciones por el medio ambiente. Por ejemplo, en octubre próximo van a estrenar unas togas que se confeccionaron en el Proyecto Rediseña, en convenio con Montevideo Shopping, en el que jóvenes diseñadores crearon diseños con la técnica de cero desperdicio de materiales. La ganadora fue Josefina Berton.

Joven director

Cuando Esteban entra a la sala de ensayo con su tableta, saluda y se sienta al piano, todos saben qué hacer, todos saben que comienzan los ejercicios para calentar las voces.

Este egresado de la Escuela Universitaria de Música en las licenciaturas en Dirección Coral y Orquestal asumió la dirección del Coro del Sodre con tan solo 24 años, siendo el maestro más joven designado para este cargo.

“Fue todo un desafío, un poco inconsciente de mi parte. Es algo que siempre digo medio en broma, pero también en serio porque había gente que estaba en el Coro que hacía 25 años que cantaba. Pero siempre el trato fue muy respetuoso. También durante muchos años como que me estuvieron midiendo todo el tiempo”, reconoce.

Laura recuerda que cuando se paró por primera vez ante todos, muchos pensaron: “A este se lo comen crudo, no le vamos a tener respeto ninguno”. “Sin embargo tiene una personalidad tan fuerte que pudo perfectamente con el Coro. Cuando se para un director delante del Coro, nosotros nos damos cuenta si sabe”, destaca la coreuta.

Lilián y Martín coinciden en que no se equivocaron al elegirlo. “Daba perfectamente la talla para estar delante del Coro Nacional del Sodre, que no es poca cosa”, apunta Martín, quien ya lo conocía de la Escuela Universitaria de Música y de haber trabajado con él.

Damián, en tanto, confiesa que con Esteban no tuvo que hacer algo que le gusta, que es desafiar al líder o ponerlo a prueba. Si bien se sumó al grupo con él ya como director, sabe que “es una persona que con su joven edad se pudo parar delante de gente que venía con una forma de trabajar y supo hacerse respetar. Es un líder positivo y comunicativo”, destaca.

El director es bien consciente de todo eso. “He aprendido mucho de los coreutas, hemos construido cosas bien interesantes con ellos y puesto al Coro en un lugar lindo también”, admite.

Entre las cosas que los coreutas reconocen especialmente en todo este proceso de nuevos aires es que ahora los solistas son integrantes del Coro, cuando antes se recurría a solistas invitados.

“Son los propios integrantes del Coro que mediante audición pueden ser elegidos por el director con otros miembros que forman el tribunal”, detalla Lilián, quien ha sido solista en varias oportunidades. “Una de las que más disfruté fue la Pequeña Misa Solemne de Rossini, me encantó. Y el año pasado que hicimos Il Campanello, la primera ópera producida cien por ciento desde el Sodre, todo salió de sus talleres”, recuerda.

Martín tuvo su primera experiencia como solista en el Tributo a Beatles y Queen. “Trabajar con todo un equipo y estar delante del público en el Auditorio del Sodre es más que una meta cumplida”, señala.

Damián, por su parte, fue solista en la Misa Criolla y en una gala de jazz. Y en La Perla Negra, la ópera sobre la vida de Lágrima Ríos, encarnó a Pocholo, un amigo de Perla. Si bien valora el hecho de ser solista, le gusta pensar al Coro como una comunidad. “Es un colectivo, sos parte de algo. No podés cantar por arriba de los demás y no podés cantar menos que los demás; todo el mundo tiene que ir en armonía hacia el mismo lugar. Eso está bueno porque lo podés trasladar a varios planos de la vida”, dice.

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La programación del año para la Temporada Coral.
Foto: Estefanía Leal.

Los cuatro integrantes del Coro con los que dialogó Domingo manifestaron mucho orgullo de integrar este cuerpo. “El único coro profesional del país”, subraya Lilián. Laura siente que cumple con el destino de “una familia musical” de abuelo cantante, tía pianista, hijo actor y hasta su ex marido, que también integra el Coro del Sodre. Martín menciona una dinámica muy fluida más allá de tratarse de gente de edades tan diferentes.

Damián lo resume todo diciendo que tendría que recibir una oferta de mucho dinero para aceptar un trabajo que le impidiera ensayar con el Coro. “Mentiría si dijera que algunas veces no tengo ganas de ir, es como todo, pero la mayoría de los días, cuando me siento en la silla y apoyo la partitura en el atril, ya sé que voy a disfrutar. Y compartido, que es lo más importante; no lo disfruto solo”.

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Foto: Estefanía Leal.
Otros coros

Se relanzó el Coro de Niños y se creó el Coro Juvenil

En la puerta del Auditorio Adela Reta que da sobre la calle Florida hay un grupo de personas esperando. Resulta raro porque es martes y por lo general no hay espectáculos. Cuando Domingo entra y por las escaleras empiezan a bajar varios niños, todo se explica: terminó el ensayo del Coro Nacional de Niños.

“Relanzar el coro fue una idea entre los coros y orquestas infantiles y juveniles del Uruguay en alianza con el Sodre”, cuenta el maestro Víctor Mederos, director del Coro Nacional de Niños desde 2016, año en que el coro volvió tras dos décadas de inactividad.

En esa oportunidad se realizaron convocatorias públicas a las que acudieron más de 1.400 niños y adolescentes. Se seleccionaron 120 coreutas de entre 6 y 15 años de edad, de Montevideo y el interior del país.

“A los que quedaron afuera les sugerimos que se integraran a los coros y orquestas que hay dentro del sistema y que sigan su formación. En el coro hay un cupo por un tema de presupuesto, lamentablemente no todos pueden entrar”, explica Mederos, quien además dirige el Área Coral del Sistema de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles del Uruguay.

La tendencia estadística marca que hay más niñas que niños cantando, pero se busca siempre que la apertura sea máxima para captar a todos.

En 2018 se formó el Coro Nacional Juvenil como una respuesta natural para dar continuidad a la formación coral de los adolescentes, que por su evolución vocal necesitan de un espacio diferente al de los niños. Actualmente lo integran 80 jóvenes de entre 15 y 21 años, también dirigido por Mederos.

Vale aclarar que si bien se da como un proceso natural que los integrantes del Coro de Niños pasen al Coro Juvenil, este último se nutre también de nuevos aspirantes que pasan por una audición externa. Y si los integrantes del Coro Juvenil luego quieren ingresar al Coro Nacional, deben audicionar como cualquier otro aspirante.

El Coro de Niños ensaya tres veces por semana mientras el Juvenil lo hace dos veces. Aparte de eso ambos tienen clases de lectoescritura musical y técnica coral.

Se trata de un proyecto de formación integral que abarca aspectos técnico-musicales y a la vez contribuye en el desarrollo de valores socio culturales en los más jóvenes. Su filosofía se basa en la educación artística fomentando valores como el respeto, el trabajo en equipo y la solidaridad.

En cuanto al repertorio, en ambos coros lo propone Mederos junto a un grupo de trabajo. “Planteamos un camino artístico a seguir entendiendo qué es de provecho y qué es lo mejor para la circunstancia que vamos a atravesar. Eso no quiere decir que en el trayecto no tengamos que aceptar otras solicitudes. Por ejemplo, colaboraciones con la ópera, el ballet, los elencos corales…”, explica el director.

Los dos coros cuentan con sus propias temporadas que desarrollan en las distintas salas del Sodre (Auditorio Nacional, Sala Nelly Goitiño). Y, como pasa con el Coro Nacional, también tienen salidas al interior del país.

“Muchísimas, son pocos los departamentos que nos quedan por visitar. Son experiencias súper enriquecedoras. Tratamos que no siempre sean conciertos de gala, sino que las presentaciones también sean didácticas e involucren a la gente, que charle con nosotros. Si hay niños y jóvenes, tratamos que puedan vivir una experiencia de canto desde lo vivencial y no solo como espectadores”, destaca.

En cuanto al objetivo de ambos coros, Mederos señala: “Buscamos siempre que nuestra formación sea lo necesario para que nuestros muchachos puedan acceder a escalones superiores artísticos y también de formación. Tenemos muchos ejemplos de jóvenes que han buscado experiencias fuera de nuestro país con mucho éxito, en centros de mucho prestigio internacional. También el Coro Nacional se convierte lógicamente en un escalón a seguir”.

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Coro de Niños del Sodre.
Foto: Sodre.

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