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HISTORIA

El diario de sueños que llevó a Paola Larrama a ganar el Premio Molière y vivir en una residencia artística francesa

La actriz y cantante lleva tres cuadernos escritos a mano y transformó ese material con gran potencial creativo en un proyecto llamado "Revés - Rêves" que le permitió ganar el premio que entrega la Embajada de Francia en Uruguay, el Instituto de Artes Escénicas y el Instituto Francés, y pasar tres meses dedicados a la creación en París.

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La actriz y cantante Paola Larrama.
La actriz y cantante Paola Larrama ganó el Premio Molière 2021.
Foto: Analía Parada.

Por Mariel Varela

La memoria de Paola Larrama (37) es prodigiosa en asuntos oníricos. Recuerda con nitidez cada situación o historia que le sucede en sueños desde que es niña y siente que esas escenas se asemejan un montón a esos mundos que los artistas se inventan en el teatro o en las películas. Una mañana de 2019 -no recuerda la fecha exacta ni la escena en cuestión- sintió un impulso irrefrenable y decidió empezar a registrar sus sueños con rigurosidad. Desde entonces, lo primero que esta actriz y cantante fanática de leer diarios de distintos autores -Levrero, Pizarnik, Anais Nin, Idea Vilariño o Perec- hace al levantarse es anotar detalles de sus experiencias oníricas, o grabar un audio -si está entre dormida- que luego transcribe.

Lleva tres cuadernos escritos a mano y transformó ese material repleto de potencial creativo en un proyecto llamado Revés - Rêves que le permitió ganar el Molière 2021 -premio que entrega la Embajada de Francia en Uruguay, el Instituto de Artes Escénicas y el Instituto Francés- y pasar tres meses en una residencia en París. En ese lapso, breve pero intenso, se olvidó del multiempleo que atraviesa a los artistas en Uruguay y se dedicó a crear sin parar. Terminó de redondear la obra Revés - Rêves, la estrenó en la capital francesa y se trajo otras tantas ideas para seguir desarrollando en Uruguay: canciones compuestas que tendrán su lugar en alguno de los tres proyectos musicales de tango que integra -orquesta La señoras, Mira La Rama Dúo y el quinteto Malbaraje- y una novela vinculada a los sueños que está en proceso de escritura.

“Nunca me había pasado de poder tener todo el tiempo, disposición y posibilidades económicas para poder dedicarme solo a la creación. Conectar con ese privilegio fue un regalo maravilloso de la vida”, comenta Paola a Revista Domingo.

Sorpresas te da la vida

Todo tambaleaba en 2021 en la vida de Paola. Había perdido un empleo fijo -también es docente de teatro- y los espectáculos estaban en vilo en medio de la segunda ola de la pandemia. La incertidumbre laboral era un hecho cuando decidió digitalizar su diario de sueños con el objetivo de presentarse a la convocatoria del prestigioso Premio Molière con Revés - Rêves -el nombre responde a un juego de palabras: rêves significa sueño en francés y el mundo onírico parece ser el revés de la vida o de la vigilia, según explica su ideóloga-.

El mismo día de junio que dejó su carpetita con el proyecto salió a la noche con su amiga y colega Florencia Caballero que le contó que ella también había aplicado a la beca. “Es una dramaturga y directora resalada y dije ‘lo gana’. Me olvidé del tema y seguí con mi vida. ‘Me queda un proyecto armado que en algún momento retomaré y desarrollaré como pueda’, pensé”, recuerda Paola.

Archivó y dejó tan atrás el tema que faltó sin aviso ese diciembre a la ceremonia que se hizo en el Teatro Solís para anunciar el nombre del ganador o ganadora del Molière. Paola salió de dar una clase y se encontró con su celular en llamas: tenía decenas de mensajes de personas -todas del mundo del teatro- preguntándole dónde estaba. ‘Algo pasó’, pensó algo asustada. Para averiguar, optó por escribirle a Sofía Antonaz, amiga y productora, que había sido la primera en mandarle un WhatsApp. ‘¿Qué pasó? Me están lloviendo mensajes, no entiendo nada’, le envío. ‘¿Qué pasó? Que está todo el Solís aplaudiéndote porque te ganaste el Molière y vos no estás’, le contestó su amiga.

La hermosa novedad la encontró en medio de la calle, sola y sin saber qué hacer -ni a quién escribirle para agradecer tremendo reconocimiento- y con cero chances de llegar al Teatro Solís porque estaba en la otra punta de Montevideo. Atinó a correr para exteriorizar: “Corrí llorando de emoción una cuadra y llamé a mi madre. Me toman el pelo hasta el día de hoy”, reconoce entre risas.

El germen

Paola nació en el Cerro hace 37 años y coquetea con el arte desde que aprendió a hablar y a escribir. Cantaba en los fogones con su padre y su tía, anotaba en libretitas todo lo que sucedía a su alrededor y le llevaba redacciones a sus maestras para que le dieran una devolución.

Repetía como una lora discursos que se aprendía de memoria y su familia la grababa en casetes que su tía guardó como tesoros durante años, aunque hoy están perdidos, y Paola nunca llegó a escucharlos.

Leía sin parar los libros que su tío bibliotecólogo le recomendaba. “Me hice socia de la biblioteca Javier de Viana, en el Cerro, y fui muchas horas por día desde quinto de escuela hasta cuarto de liceo. Sacaba dos o tres libros y me los devoraba”, cuenta.

Su primer acercamiento formal al arte sucedió a través de la música: tomó clases de piano desde los 6 a los 12 años con Teresita, un profesora del Cerro a quien recuerda con cariño. Antes de eso recibió la potente influencia de su abuela Esther: tenía como ritual escuchar con su nieta tangos cada domingo y le hablaba cantando melodías de arrabal.

“Hay tangos que conozco más porque mi abuela me decía frases que por escucharlos, y de grande los busqué. Con mi abuela teníamos un vínculo súper cercano y me gusta escribir y el tango por ella”, afirma.

A los 14 años un amigo la invitó a sumarse a parodistas Sleeper y gracias a esa experiencia en Carnaval de las Promesas empezó a entender la dinámica artística. Con ese mismo grupo se acercó al Florencio Sánchez y habitó jornadas enteras en el teatro del Cerro. “El que era director del teatro, Elder Silva, nos súper abrió las puertas, 'este es su espacio porque es su barrio, habítenlo', y se transformó en mi segunda casa”, asegura.

Una charla con un técnico del Florencio Sánchez le abrió la mente y fue el gran despertar de su vocación, que ya estaba latente. ‘¿Pensaste en hacer la EMAD?’, le dijo al pasar. Paola era chica y no sabía que existía una Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramática (EMAD). “Para mí se abrió el mundo ahí”, reconoce. ‘Es lo que quiero y es pública, voy a poder hacerlo’, pensó. Era plena crisis del 2001 y en su casa, como en otros tantos hogares, había fuertes carencias económicas. “Mi familia tuvo un sacudón fuertísimo con la crisis, mi padre se fue a Estados Unidos ocho años a trabajar cuando yo tenía 16, entonces la decisión de ir por el camino artístico también fue tomada con un poco de dolor: ‘Estoy eligiendo algo que tampoco sé si es lo más justo para mi familia’, por más de que siempre me habían motivado a que hiciera lo que tuviera ganas”, confiesa.

El impulso de sus más allegados sumado a las facilidades que le dio la educación pública -la contención del Liceo N°11, hacer teatro en el Florencio Sánchez, empezar a estudiar idiomas desde muy chica- ayudaron que se convenciera de que había elegido el camino correcto: “Esas oportunidades fueron haciendo que esto fuera pensado como posible y no me diera miedo decir ‘es lo que me gusta’”, reconoce.

Deseo de trasladar la pieza a Uruguay

Hay una frase de Mario Levrero que resuena mucho en Paola: ‘Escribo para escribirme yo, es un acto de autoconstrucción’. Y Revés - Rêves fue la manera que encontró de enunciarse desde la escritura, una práctica que retomó en 2019 gracias a un taller de poesía y escena, y otro de dramaturgia, a través de ese diario de sueños.

La actriz y cantante está convencida de que los sueños están subvalorados y que la sociedad minimiza su poder transformador. “Cuando decidí hacer algo con esto encontré resonancia en un montón de autores y autoras que se hacían la misma pregunta: ‘¿Por qué desestimamos el valor de esta experiencia cuando es tan transformadora como lo que sucede en la vigilia?’”, señala.

Terminó de redondear esta pieza de escritura teatral y música que dio en llamar Revés - Rêves en la residencia parisina. Consistió en crear un recorrido por una parte del barrio parisino la Cité, con audios donde mezcló relatos de sueños anclados al territorio y música de su autoría que el público escuchaba mientras caminaba.

“Se encontraban en el hall de la residencia, donde una amiga actriz uruguaya que vive en París (Inés Dutour) les hacía descargar un audio con un QR, todos ponían play a la vez, tenían un mapita y empezaban el recorrido. Los llevaba por el costado del río y yo hablaba de similitudes y diferencias de estar mirando el Sena y el Río de la Plata; pasábamos por Pont Marie, un puente al que fui mil veces, y otros lugares donde hice casita”, explica Paola.

Estrenó la obra el 29 de marzo y la presentó por primera y única vez ante 45 personas. Su plan es traducir al español ese texto que originalmente escribió en inglés para continuar desarrollándolo en Uruguay.

“Mis ganas son poder hacer Revés - Rêves en Uruguay, pero tengo que transformar toda la pieza. Hay cosas que decía de la ciudad estando allá que hay que ver cómo me resuenan con cosas de acá”, explica Paola.

Experiencia y devolución

La Revés - Rêves se exhibió por única vez en las calles de París y la vieron 45 personas.
La Revés - Rêves se exhibió por única vez en las calles de París y la vieron 45 personas.
Foto: Analía Parada.

Aterrizó en Francia el 11 de enero de 2023 y se instaló en la Ciudad de las Artes, un complejo similar a una ciudad universitaria pero 100% dedicada al arte, en un hermoso barrio parisino próximo al Sena. Allí vivió hasta el 5 de abril en un cómodo mono ambiente equipado con todo lo necesario para poder desarrollar su proyecto de escritura teatral y música (ver recuadro).

La beca abarcó el alojamiento en esta residencia donde compartió instancias de creación con otros 250 artistas de todo el mundo y viáticos para solventarse. “Hacés amigos, pero además ves la práctica artística de otras personas en vivo y en directo, cómo van creando y eso es impagable”, comenta sobre el enriquecedor intercambio.

Es más, la primera persona con la que se cruzó al llegar a la residencia fue un joven alemán que apenas escuchó de qué iba su proyecto le prestó un libro de neurociencia que resultó esencial para dejar fluir su creatividad. “Ese libro fue el que estructuró la pieza que presenté: cuando leí cómo era la estructura narrativa de un sueño dije ‘esta es la estructura de la obra. Gracias’”, cuenta.

La propuesta del Premio Molière está pensada para que los becarios puedan sentir y vivir la ciudad de la luz en todo su esplendor: “Tenés entradas para museos, obras de teatro, conciertos. Estás todo el tiempo viendo prácticas artísticas, pudiendo disfrutar la ciudad realmente con tiempo y disposición”, dice Paola.

El próximo paso es entregar al Instituto Francés una bitácora de trabajo que resuma los tres meses de aprendizajes,y será para Paola su forma de agradecer la oportunidad de haber vivido semejante experiencia.

“Poner al servicio de la comunidad lo que hice me parece súper importante, más que nada porque yo quiero vivir en Uruguay, siento que mi práctica artística tiene que ver con este territorio, me parece que es el lugar al que le tengo que devolver porque fue el que me formó y donde están los discursos que me atraviesan. Siento que es súper importante poder compartir el privilegio que tuve”, cierra Paola.

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