“Cocina francesa”, “ubicación excepcional”, “siempre favorecido por lo más selecto de las familias argentinas y uruguayas”… Estas y otras frases aparecían en una antigua publicidad del Hotel de los Pocitos, un majestuoso establecimiento que funcionó entre 1882 y 1935. Demolido tras sufrir graves daños por una tormenta-ya había sido devastado por el temporal de junio de 1923-, aún hoy se pueden ver algunos de sus pilares en la playa cuando baja la marea.
El arquitecto Daniel Thul rescató su memoria con una reconstrucción virtual, presentada en octubre de 2022. Ahora da un paso más con la recreación del restaurante de lo que en su época fue considerado “el primer establecimiento balneario de Sudamérica”. Su trabajo destaca por la meticulosidad en los detalles -desde la incidencia de la luz durante el desayuno hasta la disposición de las plantas- y por una visión original, basada en una fotografía inédita de las instalaciones.
“Existen varias fotografías de época del exterior; es un edificio bastante identificable. Pero del restaurante solo se conoce una imagen, y fue la que permitió todo el trabajo”, explica Thul.
Gracias a ese material, el arquitecto pudo recrear el mobiliario, las luminarias, la distribución de las plantas, la disposición de las mesas y su decoración, así como el diseño de la barra. También determinó que el piso era de madera y que estaba adornado con una alfombra de diseño específico.

La parte arquitectónica propiamente dicha -como los 1.500 metros cuadrados de superficie total, la altura de seis metros o la forma de las columnas y molduras- ya la había estudiado a partir de los permisos de construcción y planos consultados en su trabajo anterior.
En la animación, disponible en su canal de YouTube (@danythul), se invita a recorrer dos espacios del restaurante: uno de aproximadamente 900 metros cuadrados, con capacidad para unas 80 mesas, y otro que originalmente había sido una terraza techada, luego incorporada para añadir 70 mesas más.
Esta última área se distingue por las aberturas cuadriculadas de color rojo, que ofrecen vistas al muelle del hotel, una estructura que se adentraba casi 100 metros en el mar. “Ese restaurante no era exclusivo para los huéspedes, por lo que probablemente se amplió con esa terraza”, señala.

Un palacio frente al mar
El Hotel de los Pocitos fue un edificio imponente: ocupaba casi una manzana sobre la playa de Pocitos y abarcaba un total de 10.000 metros cuadrados, distribuidos en sótano, planta baja, primer y segundo nivel. Además, contaba con una terraza, un restaurante, un quiosco de música -donde se presentaban las mejores bandas para amenizar las noches de verano- y un muelle de aproximadamente 3.500 metros cuadrados.
El hotel tenía 110 habitaciones y, en sus años de esplendor, estaba repleto de turistas argentinos y miembros de la alta sociedad montevideana. “Hay crónicas de la época que cuentan que en ese restaurante se celebraron cenas en honor a embajadores y despedidas de figuras importantes. Era uno de los edificios más destacados de Montevideo”, señala el arquitecto Daniel Thul a Domingo.

Pero, así como el temporal de 1923 destruyó el muelle, el paso del tiempo y los cambios en las preferencias de la élite le fueron restando brillo. La crème porteña y montevideana cambió de destino y comenzó a veranear en balnearios del este. Lo que en su momento fue promocionado como “el primer establecimiento balneario de Sudamérica” terminó reducido a escombros. Su antigua opulencia puede apreciarse en la reconstrucción virtual, que recientemente sumó parte del interior del hotel. Sin embargo, Thul no logró rescatar la zona de billares, ya que no existen registros visuales, solo menciones de su existencia.
Ahora, el arquitecto tiene nuevos proyectos: reconstruir una de las habitaciones con mobiliario típico de la época -incluyendo una cómoda de madera y mármol con su espejo- y recrear el muelle con sus quioscos de música, inspirados en las infraestructuras de la ciudad inglesa de Brighton.