Lo que a simple vista parece un simple corazón rojo (para expresar amor o amistad) o un inocente copo de nieve (porque hace frío) puede tener, en otro contexto, un significado completamente distinto: desde referencias a situaciones sexuales o consumo de drogas hasta mensajes vinculados a discursos extremistas. Si alguna vez se ha sentido perdido tratando de seguir el ritmo de la cultura digital, sepa que no está solo.
En marzo, Netflix estrenó Adolescencia, una miniserie que rápidamente captó la atención del público. La historia sigue a Jamie Miller, un chico de 13 años acusado del asesinato de una compañera de clase. Con una trama impactante, la serie no solo explora los detalles del caso, sino que también pone bajo la lupa la influencia de las redes sociales en la vida de los adolescentes. Pero hay un elemento en particular que ha despertado nuevos debates: el significado de los emojis.
Uno de ellos es el emoji de la píldora roja. Lejos de ser un simple adorno visual, este símbolo es una pieza clave en la investigación del asesinato. En una escena, el hijo de uno de los detectives le explica a su padre lo que representa. “Es como en Matrix”, dice el personaje. “La píldora roja es ‘ver la verdad’”, apunta, en referencia a dinámicas de género desde una óptica misógina. Luego menciona otros códigos ocultos en los emojis: un corazón violeta expresa deseo sexual, mientras que uno rosado indica interés romántico sin connotación sexual, entre otras variaciones.
Pero esto no se limita a la ficción. Existen decenas de términos, acrónimos y símbolos que circulan fuera del alcance de los adultos y que, en los peores escenarios, pueden estar vinculados a casos de grooming, ciberacoso o explotación sexual infantil. “La tecnología y, sobre todo, las redes sociales, universalizaron acciones, costumbres y formas de actuar que los adolescentes comparten, sin importar si los términos están en inglés”, señala José Luis López, director ejecutivo de ESET Uruguay, empresa de ciberseguridad.
Se refiere a siglas como PAW o PAN (parents are watching o parents are near, para indicar que los padres están viendo o cerca), MOS o POS (mom o dad over shoulder, para alertar que madre o padre pueden estar observando la pantalla) o CD9 (Code 9, parent present). Si bien pueden ser usadas en conversaciones cotidianas entre amigos, en un contexto de grooming o ciberacoso pueden volverse más preocupantes. Aquí también aparecen acrónimos como LMIRL (let’s meet in real life, para sugerir trasladar una charla online al mundo real) o ASL (age, sex, location, una solicitud de edad, sexo y ubicación), que pueden ser empleados por depredadores en la red.
El especialista agrega: “Hay términos que las generaciones más viejas no identifican, pero los chicos los reconocen de inmediato”. Un ejemplo: una mujer puede enviar o recibir un corazón violeta y verlo como un símbolo de sororidad. Sin embargo, en un contexto de grooming o ciberacoso, el mismo emoji puede tener una connotación completamente distinta, indicando interés sexual.
Veamos más ejemplos: GNOC significa “desnúdate frente a la cámara”, GYPO, “sácate los pantalones”, y SUGARPIC es un pedido de una foto sugerente. Algunos términos hacen referencia explícita al sexo, como CU46 (por see you for sex), mientras que otros esconden insultos dirigidos especialmente a niñas y adolescentes, como THOT, HOE y SLUB, que se usan para denigrarlas con términos como “zorra”, “perra” o “puta”.
También es importante estar alerta al uso de símbolos y acrónimos empleados en redes para acosar a menores. Por ejemplo, un triángulo grande que encierra uno más pequeño es utilizado para identificar a los boylovers (adultos que buscan varones), dos corazones rosados concéntricos señalan a quienes buscan niñas, y una mariposa con alas rosadas o azules indica interés por ambos sexos.

El sexting es común entre adolescentes, y los emojis forman parte de esta práctica. Aunque algunos íconos parecen inofensivos, se usan como códigos para referirse a partes del cuerpo o actividades sexuales. Estos son algunos de los más frecuentes:
- Berenjena / Banana: Pene.
- Taco / Cerezas: Vagina - senos.
- Durazno: Glúteos.
- Lengua: Connotación sexual.
- Gotas de sudor: Excitación o orgasmo.
- Carpa de circo: Erección.
Las referencias a drogas también son frecuentes. Algunos de los más comunes incluyen:
- Copo de nieve : Cocaína.
- Árbol / Hierba / Brócoli: Marihuana
- Pastilla: Éxtasis
- Enchufe: Dealer.
- Cara babeando: Estado de intoxicación.
No todas las berenjenas tienen connotaciones sexuales, ni todos los copos de nieve representan cocaína. Sin embargo, se recomienda a los padres que si notan estos emojis en una conversación, especialmente en combinación con otros, le pregunten a sus hijos.

Padres atentos.
La jerga adolescente, además de servir como forma de integración entre pares, también puede utilizarse para ocultar conversaciones discretas o inapropiadas a los adultos. “Muchas veces los padres no ven las señales que los chicos replican al compartir tendencias en redes”, advierte el experto. Para ayudar a los padres a mantenerse informados, existen glosarios en internet que se actualizan con frecuencia. Para quienes buscan una supervisión más activa, herramientas como MMGuardian permiten monitorear mensajes y cuentas en redes sociales, alertando sobre contenido inapropiado, violento o sexual desde las primeras señales de riesgo.
Según López, las técnicas utilizadas por los acosadores pueden alterar la percepción de la víctima e incluso llevarla a situaciones extremas. “Han existido casos de suicidio, aunque no siempre se reportan. En nuestro país también han ocurrido, aunque no contamos con estadísticas concretas”, señala a Domingo.
Uno de los factores que facilita el grooming es la cantidad de información personal que los adolescentes comparten en redes sociales. “Hoy, ni siquiera es necesario que un acosador recopile información manualmente: una inteligencia artificial puede hacerlo por él”, explica López. Con solo analizar publicaciones, listas de amigos o interacciones, los agresores pueden crear perfiles falsos que resulten creíbles.
Además, los padres deben estar atentos a señales de alerta. Cambios repentinos en el estado de ánimo, aislamiento social, alteraciones del sueño o descuidos en la higiene personal pueden ser indicios de que algo no está bien. Frente a estos riesgos, se recomienda fomentar el diálogo con los adolescentes. En un mundo digital en constante evolución, la prevención sigue siendo la mejor herramienta para proteger a los más jóvenes.