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Los hombres ya no somos tan trogloditas que nos ponen un partido de fútbol delante y quedamos embobados, ¿no? Digo, ya hemos avanzado algo en cuanto a deconstrucción y conciencia de género, tanto del propio como de otros, como para ajustarnos sin más a los estereotipos más básicos, ¿NO? Bueno, no. Quedan importantes bolsones de resistencia al avance de una mentalidad menos ajustada a los roles más convencionales y los prejuicios más arraigados.

Todavía somos muchos los que tenemos un reflejo condicionado, cual perros de Pavlov, cuando empieza la justa mundialista. Todo queda en un segundo y difuminado plano: los trabajos se hacen con un ojo en la pantalla o un oído en la radio, las responsabilidades extralaborales se olvidan casi que por completo y las atenciones a las parejas se relegan para ver a los footballers celestes.

“En épocas del Mundial casi que le podés hacer cualquier cosa a un hombre que no se da cuenta. Al menos en el caso de los hombres que me rodean, —como mi padre y mi pareja— es así. Mientras no los molestes cuando están viendo el partido...”, dice Martina (no es su nombre real).

Aquellas mujeres que ya están teniendo una relación sexoafectiva fuera de la “oficial”, o que están pensando en concretarla, probablemente se estén relamiendo mientras sigue la cuenta regresiva hacia la inauguración del mundial en Qatar. Con las miradas masculinas atentas a lo que ocurre al otro lado del mundo, aquellas que ya dieron el paso hacia el sexo fuera de la pareja, se saben con mayores márgenes de maniobra para sus aventuras. Y quienes están en la disyuntiva de concretar o no un affaire, puede que se sientan con mayor impulso a concretarla. Total, si él está ocupado con los partidos, los comentarios luego del partido, la previa con los amigos antes del partido... Ojos que no ven, habitación de hotel de alta rotatividad que se conoce.

Ahora hay datos que comprobarían estos postulados. La empresa Second Love (Segundo amor) es un plataforma para infieles como, por ejemplo, Ashley Madison. Second Love es holandesa, pero tiene presencia en toda América Latina. El portavoz de Second Love, Matías Lamouret, le dice a Revista Domingo desde la oficina de Buenos Aires de la compañía que hay unos 150.000 usuarios uruguayos registrados en el portal. El perfil del usuario de Second Love es alguien que ya ha entrado en la adultez. Por lo general, se trata de mayores de 30 años que ya han tomado la decisión de explorar otras posibilidades, explica Lamouret.

“El sitio es uno solo, para gente que se registra de todos los países latinoamericanos”. Lamouret hace hincapié en que se trata de un sitio y no una app que se descarga a un teléfono. “Un teléfono está a la vista de todos”. En esto de la infidelidad, la máxima discreción posible lo es todo.

La empresa realiza regularmente encuestas entre sus usuarios y la más reciente estuvo enfocada con la realización del Mundial. Esa compulsa arrojó que más de la mitad de las mujeres registradas en el sitio aprovecharía el campeonato mundial para tener una aventura. ¿Pero cómo? ¿No es que quienes están registradas ya tienen una o más aventuras? No es tan lineal.

Una parte importante de los usuarios registrados en la plataforma Second Love, cercana al 40%, coquetea con otros, histeriquea algo, pero no llega a concretar un encuentro para relaciones sexuales. Todo permanece en la virtualidad. “Luego está en cada uno determinar si eso es ser infiel o no”, comenta Lamouret a Domingo.

Al mismo tiempo, la empresa comunicó que en las semanas previas al comienzo del Mundial empezó a subir la cantidad de gente que se inscribe en el sitio: 25% más de usuarios registrados.

“Además”, acotó Lamouret, “70% de los hombres y 68% de las mujeres consideraron que sería más fácil concretar aventuras fuera de la pareja en esta época. Porque hay más distracciones. Se hacen más reuniones para ver los partidos, por ejemplo. Y se sabe cómo somos los latinos: cualquier ocasión es buena para juntarse, y más un Mundial”.

—¿Qué respondieron los hombres en esta encuesta respecto de si aprovecharían el Mundial para concretar una aventura?

—Entre los hombres, solo 15% respondió que aprovecharía la oportunidad de concretar una relación fuera de la pareja durante el campeonato. Los hombres están enfocados en el Mundial.

La sexóloga Vivián Dufau se ríe y dice “¡qué horror!” cuando reflexiona sobre el estereotipo del hombre atrapado por un partido de fútbol. En este terreno, hay mucho prejuicio y cliché. “Eso presupone, además, que a las mujeres no nos interesa el fútbol”, comenta esta hincha de Wanderers.

Más allá de las risas, Dufau sabe que en primer lugar el fútbol es un acontecimiento social y cultural de suma importancia en Uruguay, y que durante un Mundial, cada vez más se adaptan horarios laborales y tareas sociales a los 90 minutos que dura un partido. “Hay gente fanatizada por el fútbol, claro. Pero fanatismos hay en todos lados, no solo ahí”.

Pero en segundo lugar, también sabe que persiste el predominio masculino en el fanatismo por el fúlbo. “En mi experiencia laboral, son más a menudos los hombres los que reclaman acomodar horarios y organizarse de manera tal que puedan estar libres para cuando empieza a jugar Uruguay”. Ella, por su parte, solo va a ver los partidos de Uruguay y en la medida que su trabajo se lo permita, semifinales y final.

Respecto a la encuesta de Second Love, Dufau dijo no estar al tanto sobre estudios que confirmen que la infidelidad se incrementa durante un Mundial o una Copa América. Lo que sí afirma es que de acuerdo a su experiencia en terapia de pareja, lo que aumenta son los reclamos, mayoritariamente de mujeres, que “no les dan pelota”. Y agrega: “Lo que trabajamos en terapia de pareja es que se trata de algo acotado en el tiempo. No es que se esté todo año pendiente del fútbol de la misma manera. Además se sabe con mucha antelación, se puede organizar. Factores estresantes en la pareja van a haber siempre. Pero que esto—que se sabe con tanta antipación— genere conflicto llama la atención”.

Ese último factor, agrega, indica que, más que el Mundial, lo que hay es un problema de comunicación. Y a la larga eso es lo que muchas veces lleva a la infidelidad, no un Mundial. Para poner un contraejemplo, Dufau recurre a las telenovelas y cita ejemplos de hombres que expresan frustración ante al alto consumo de “telenovelas turcas” de sus parejas. Y las telenovelas duran bastante más que un Mundial. “Por eso”, acota, “vos no engañás a tu pareja por la novela turca. Lo hacés por lo que conlleva que tu pareja no te preste atención, durante equis cantidad de tiempo. Eso puede ser causal de la infidelidad, no un Mundial o una novela”.