El músico venezolano que tocó con Celia Cruz, Rubén Blades y Pavarotti, y hoy dirige tres bandas en Uruguay

Alberto Vergara Icaza es docente, productor y director musical. Giró por el mundo y compartió escenario con grandes estrellas. Hace nueve años que vive en Montevideo y acá transmite su pasión por la música a niños y jóvenes.

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Alberto Vergara dirigiendo la Orquesta Juvenil de Paysandú en 2019.
Alberto Vergara dirigiendo la Orquesta Juvenil de Paysandú en 2019.
Foto: Gentileza

"Uruguay me ha dado la oportunidad de seguir desarrollando este trabajo y seguir encontrando una confirmación en la música”, dice Alberto Vergara Icaza (64 años) a Domingo. El trabajo al que se refiere el músico, productor, director musical y docente venezolano comprende más de 40 años dedicados a la música y al desarrollo de una metodología de enseñanza que empezó en su país y pudo trasladar a estas tierras.

Hijo de panameños, sus padres eran músicos que emigraron a Venezuela para trabajar en una orquesta. Así, el gusto por escuchar y la inquietud por descifrar y aprender distintos instrumentos, ritmos y melodías, empezó en casa. En Caracas hizo su formación en el Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de la mano de su fundador José Antonio Abreu. Allí estuvo 36 años —de los cuales los últimos fueron dirigiendo la Orquesta del Sistema— y pudo vivenciar la práctica de la música sinfónica de corte académico, fusionándola con sus conocimientos en música popular latinoamericana y caribeña. Eso lo llevó a desarrollar una pedagogía sostenida por ambas vertientes.

“La música académica tiene la ventaja de que ya tiene muchos años establecida y hay una metodología. La música latina y popular, no. Entonces también he ido encontrando el punto para que sea factible enseñarla y que dentro de eso se pueda encontrar la conexión con la esencia de la música”, explica.

Hace nueve años que está radicado en Uruguay. El cambio se dio en 2015 cuando su esposa, Gunilla Álvarez, fue llamada para ser directora de escena del Ballet del Sodre, en aquel entonces comandado por Julio Bocca. “También era una oportunidad de refrescar la vida, porque allá el clima ya estaba complicado”, cuenta.

Estando acá, de a poco fue abriéndose camino para seguir desarrollando el trabajo que había empezado en Venezuela. El debut en Montevideo, lo recuerda con cariño. “Mi primer concierto fue el día de mi cumpleaños, el 30 de diciembre, dirigiendo a la Sinfónica Juvenil”, cuenta sobre el espectáculo La juvenil en su salsa, un concierto inédito que fusionó la música tropical latinoamericana con la música sinfónica y tuvo la participación de Lucas Sugo, Fata Delgado, Marihel Barboza y Gerardo Nieto.

Alberto Vergara dirigiendo la Orquesta Juvenil del Sodre en 2015
Alberto Vergara dirigiendo la Orquesta Juvenil del Sodre junto a Lucas Sugo, en 2015.
Foto: Gentileza

Junto a la Banda Sinfónica de Montevideo trabajó en seis temporadas como director invitado en espectáculos como Son del Caribe, que hacía un recorrido por la música tropical caribeña de diferentes épocas. También en Tristeza não tem fim, junto a la cantante Lucía Ferreira, que homenajeó a los principales exponentes de la Bossa Nova; y Tango Caribe, que presentó el clásico género rioplatense desde otra perspectiva.

“En mi experiencia personal de músico y docente conocí el tango más por las versiones caribeñas, el tango clásico lo conocí acá. Entonces lo que hice fue presentar cómo se reinterpreta el tango en el Caribe. Fue uno de los últimos y más bonitos espectáculos que hicimos con la Banda Sinfónica”, detalla quien en 2021 fue nominado a los Premios Grafitti en la categoría Mejor Canción de Música Tropical por “Bonitas caras de Montevideo”.

Enseñar música a niños y jóvenes

Desde hace ocho años es el director de la Banda Juvenil de San Ramón y actualmente también dirige la Banda Juvenil de Tala. Trabajar con jóvenes de Canelones, cuenta, ha sido gratificante, dado la distancia que muchas veces se produce entre la capital y el interior.

“La experiencia ha sido preciosa porque la música que les llevo es realmente nueva y emocionante para ellos. Para mí ha sido un enorme placer darles estas herramientas. El momento en el que veo sus ojos cuando descubren que pueden tocar esta música es muy bonito y estimulante”, comparte.

En Montevideo dirige la Banda infantil y juvenil Latinoamericana de la ONG Manos Veneguayas. Allí el trabajo tiene un gusto distinto y es aún más atravesado por lo emocional. “Los niños de la banda de Manos Veneguayas son migrantes de varios países, entonces la aproximación a esta música (latina y caribeña) es diferente, está más cerca, o por lo menos la han escuchado más. Tiene una relación con su cultura y su historia familiar, que es lo que busco rescatar. Eso se vuelve un gran apoyo para la vivencia de su experiencia migrante”, comenta.

Alberto Vergara
Alberto Vergara, el maestro que encontró en la música una misión de vida.
Foto: cortesía

“Mi objetivo es que los jóvenes descubran un mundo sonoro tan amplio como lo es el continente americano, que les pertenece como herencia cultural. Que se nutran de sus ritmos, melodías, poesías, interpretaciones, improvisaciones y hasta el movimiento corporal del baile. Todo eso es una recompensa que comienzo a recibir desde el instante en que me comunican que lo están comprendiendo, asimilando y disfrutando para, entonces, compartirlo”, añade.

Como transmisor de estos saberes, también fue facilitador de ensambles latinos en la cárcel de Punta de Rieles, actividad que desarrolló a lo largo de 2015 y que califica como una experiencia “profundamente satisfactoria”.

“Al final, todo lo que hago es utilizar la música como herramienta para alcanzar la paz, para experimentarla. El hecho de tocar, de conectarse con otra gente, de emocionarse, genera confianza y tranquilidad a la gente. Es como conectarse con nuestro hogar y eso se encuentra siempre dentro de uno”, reflexiona.

Además de todo este trabajo, Alberto es uno de los creadores del grupo Kumaco, de tambores afrovenezolanos, y de la banda Tachevere, que interpreta un repertorio salsero.

Un espectáculo novedoso

Trabajando con jóvenes migrantes, y habiendo sido él mismo atravesado por la experiencia migratoria, el músico y docente desarrolla en la actualidad un espectáculo que quiere unir las tres bandas que dirige. Se llamará Mundo Migrante y lo piensa presentar a fin de año. El proyecto demanda un desafío importante ya que la franja etaria de los jóvenes que integran las bandas va de los 6 a los 18 años.

“La idea es dibujar ese movimiento migratorio de la gente y de la música, que se nutre de un cierto sitio y aparece en otro espacio”, cuenta sobre el proyecto que tiene el apoyo de Manos Veneguayas, Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Intendencia de Montevideo y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Alberto Vergara
El músico, docente, director y productor musical, Alberto Vergara.
Foto: Leonardo Mainé

Tocar con Celia Cruz y Rubén Blades

En sus más de 40 años de música ha realizado giras por varios países de Europa, África, Asia y las Américas. De 1992 a 1997, por ejemplo, vivió en España y entró al Conservatorio Arturo Soria, en Madrid. En aquellos años fue parte de la banda de Celia Cruz y con la icónica cantante cubana hizo tres temporadas, incluyendo una gira por Bélgica.

“Celia ya era una señora. Y lo que recuerdo es que, cuando estaba fuera del escenario caminaba casi de lado, muy cansada, pero en la tarima era una niña de 15 años. Cambiaba totalmente su energía, era impresionante y muy aleccionadora su disposición, cómo se enfrentaba a lo que le tocaba hacer con responsabilidad”, rememora.

También ha tocado con Rubén Blades en un concierto en el aeropuerto de Caracas, en 2013, al cual asistieron 200.000 personas. “La historia arranca familiar porque mis padres eran amigos de sus padres, entonces cuando él va a Venezuela nos conocemos y ahí empieza una relación que se extendió por años. Este musical que hicimos juntos se llamó Maestra Vida”, recuerda.

Alberto Vergara junto a Rubén Blades
Alberto Vergara junto a Rubén Blades en 2013.
Foto: Gentileza

En la lista de las estrellas con las cuales compartió escenario figuran además Chick Corea, Luciano Pavarotti y Plácido Domingo, por nombrar solo algunas.

“He tenido la fortuna de acercarme a estas grandes personas y vivir experiencias maravillosas", cuenta quien hizo de la música una misión de vida y en ella encontró una fuente de alegrías y respuestas.

“La música siempre me ha conectado con lo que no es material. Es una fortaleza que encuentro cuando la comparto, porque se expande y veo cómo hace efecto desde el alumno, pasando por el compañero músico y llegando hasta el público. Es una herramienta de liberación”, finaliza.

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