"El Stop Motion tiene el valor de lo real"

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El estudio de Walter Tournier es un gran taller de artesanías. Alrededor de su despacho -la habitación menos atractiva de la casa-, se suceden grandes espacios donde aparecen desde un panel con 1.200 papelitos que forman el storyboard de Selkirk ... hasta piezas de la escenografía, tachos de pintura y cajas con muñecos de silicona prolijamente embalados.

Hace más de tres décadas que Tournier se dedica a la animación por Stop Motion, una técnica que consiste en aparentar el movimiento de objetos estáticos a través de una serie de imágenes fijas sucesivas. Cada segundo implica 24 fotos, o lo que es lo mismo, 24 movimientos. En un largometraje de unos 90 minutos, como tendrá Selkirk..., se requieren unas 130 mil fotografías. Salvando las diferencias en los presupuestos, señala Tournier, es la misma técnica que utiliza Aardman Animations con sus geniales Wallace y Gromit.

La filmación consiste en colocar una cámara de fotos conectada a una computadora sobre el set, ubicar los muñecos en la escenografía, encuadrar y capturar la imagen. "Los animadores mueven un poco los muñecos, sacan la foto, mueven otro poco y vuelven a disparar", resume el director.

Por cada Selkirk, Willy y Gertrudis que aparecen en la película, Tournier y su equipo crearon cinco muñecos, con un costo de entre mil y dos mil dólares cada uno. El diseño de todos ellos partió de la pluma de Tunda Prada. Luego se armó una estructura metálica articulada gracias a "bolitas" de rulemanes destempladas y agujereadas y a un meticuloso trabajo de soldadura.

En Europa o Estados Unidos, cuenta el director, hay gente especializada en armar estos esqueletos, que pueden llegar a costar unos 20 mil dólares. "Acá es todo artesanal, no nos podemos dar ese lujo, si lo hiciéramos no podríamos hacer nada más", explica. El siguiente paso es recubrir esa estructura con silicona, látex o plastilina, según el caso.

En medio de la avalancha de productos 3D, Tournier defiende su terreno: "Al principio el 3D deslumbró, pero ahora ya no sorprende a nadie. El Stop Motion tiene una ventaja, la del valor de lo real. Es un objeto que se mueve y eso es lo que de alguna manera atrapa".

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