Ellas comandan las barras: las mujeres que están dejando su sello en la coctelería uruguaya

Es cada vez más común ver mujeres en el comando de las barras en los establecimientos locales. Sin embargo, aún se encuentran con desafíos en un rubro tradicionalmente masculino y que tiene cada vez más llegada a públicos masivos.

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Guillermina
Guillermina Artía es jefa de barra de una vermutería en el corazón de la Ciudad Vieja.
Foto: cortesía

No es algo nuevo que la cabeza creativa y manos que agitan las cocteleras en los bares son las de las mujeres. Sin embargo, en los últimos años, se ha vuelto más evidente el crecimiento femenino en un rubro que, al igual que tantos otros, casi siempre fue tradicionalmente masculino. En Uruguay —que no escapa de una tendencia mundial— la mayoría son jóvenes de alrededor de 30 años y surcan su camino de manera independiente. Estudian afuera, sobre todo en Buenos Aires, y vuelven para aplicar sus conocimientos y deleitar el paladar del público de conocidos bares montevideanos.

Este es el caso de Guillermina Artía (36). Natural de Paysandú, desde muy chica, el ambiente, o lo que ella define como “la magia” del bar, la atrapó. “Tenía 12 años y mi padre compró la llave de un bar de esquina superclásico de Paysandú. Mis recuerdos de esa época son hermosos. Salía del liceo y pasaba por el bar de papá con la excusa de leer el diario y, en realidad, lo que quería era quedarme un rato y ver todo aquel folclore. Me parecía grandioso, siempre estaban al mediodía los mismos caballeros tomando”, recuerda en charla con Domingo.

Años después se mudó a Montevideo para estudiar una carrera universitaria, pero luego de tres años la abandonó con el afán de encontrar una profesión que verdaderamente le encendiera una chispa. Aquellos recuerdos de la infancia y aquel aura que se generaba en el bar de su padre —y que de grande empezó a vivir en los bares de la capital— le indicaban que su camino profesional estaba por ahí. Fue así como decidió hacer un curso de bartender y no tuvo dudas. “Me enamoré de eso que se me había sembrado de pequeña”, afirma.

En aquella época, allá por 2014, empezaba el boom de la cerveza artesanal y Artía se metió de lleno a estudiar la bebida más consumida por los uruguayos. Fue jefa de barra de cervecerías importantes, pero cuando miraba a su alrededor no veía otras mujeres. Ser la única y, de cierta manera abrir caminos para las que hoy se insertan en el rubro, tuvo su costo.

Guillermina
Guillermina Artía es natural de Paysandú y su comienzo fue en el rubro cervecero.
Foto: cortesía

“Cuando algunos hombres se dan cuenta que una mujer sabe más de una bebida que ellos entran en un conflicto muy grande y yo me la vi difícil. Más allá de que las cervecerías confiaban en mí porque demostraba tener conocimiento, en el día a día, tanto con los cerveceros como con los clientes hombres viví choques muy fuertes. Tuve que pelear muchísimo con eso hasta que en un momento me cansé y dejé el rubro cervecero”, cuenta sobre su paso a la coctelería. Y remata: “Que la mujer sepa más que el hombre molesta”.

Pasada una década, el escenario es distinto. Aunque quedan muchos desafíos, hoy Artía ya ve miradas distintas del otro lado. “Tengo 11 años de experiencia, estudié mucho, y creo que ese conocimiento hace que la gente se sorprenda, pero para bien. Para algunos clientes es pintoresco que una mujer sea cabeza de barra”, sostiene quien, además, actualmente puede codearse con otras mujeres que, como ella, están enamoradas de esta actividad y de a poco construyen su marca en el escenario local.

Que la mujer sepa más que el hombre molesta

Una de estas compañeras de oficio es Gina Corti (33), bartender que empezó sus estudios en el rubro a los 21 y, si bien también se vio muy sola en sus inicios, encontró en figuras como la argentina Inés de los Santos, una referente y musa inspiradora. “No solo mostró sus tips, también fundó su camino coctelero de manera increíble y sigue siendo alguien a quien admiro mucho”, cuenta quien estudió en Buenos Aires y luego vino a Montevideo para seguir formándose en la práctica.

Hoy, como jefa de barra de un bar y bodegón en Pocitos, reconoce que más allá de los desafíos creativos que pueda haber tenido, también le pesó el machismo de un sector que lentamente se fue abriendo al talento femenino.

“Mientras algunos bares me cerraban las puertas por ser mujer, también recibía comentarios como: ‘no podés trabajar en barra porque no podés levantar la bolsa de hielo’ o ‘las mujeres son para el salón (mozas)’. A nosotras nos buscaban para ser imagen de boliches, vestirnos como querían y vender con el cuerpo”, relata Corti.

Gina Corti
Gina Corti, actualmente es la jefa de barra de Pantagruel Bar.
Foto: cortesía

Esta violencia simbólica y psicológica es uno de los indicadores que salta en la encuesta de género realizada por Mapa de Barmaids y Afines de Uruguay. La ONG creada en Argentina por la periodista Laura Marajofsky en 2017 es la primera plataforma de visibilización femenina en el rubro gastronómico en Latinoamérica. Desembarcó en Uruguay en 2021 y también se encuentra en países como Chile, Perú, México y Ecuador. Apunta, entre otras cosas, a generar estadísticas sobre la violencia en la gastronomía para diseñar políticas que protejan a las mujeres y disidencias en sus ámbitos de trabajo.

Con esta finalidad de mapear las trabajadoras del rubro, se realizó una encuesta (que sigue abierta, ver recuadro) a la que ya contestaron más de 150 uruguayas. En lo que respeta a oportunidades laborales según el género, el 60% afirmó no haber recibido una oportunidad (trabajo, reconocimiento o pago justo) por ser mujer. El 52,9% afirmó haber sufrido abuso psicológico en su lugar de trabajo. De estas situaciones, el 44,4% fueron provocadas por jefes, el 41,7% por compañeros de trabajo, y el 5,6% por clientes u otras personas. El 82,9% afirmó conocer a otras mujeres que pasaron por situaciones similares; y el 37% de las encuestadas afirmó haberse sentido incómodas en una entrevista laboral.

“Los principales puntos por los que citan esa incomodidad cuando van a buscar trabajo tienen que ver con comentarios sobre su aspecto, sobre la vestimenta, avances indebidos, pero una constante importante es la pregunta sobre planificación familiar: si están casadas, si están de novia, si piensan estarlo o si piensan tener familia”, cuenta Marajofsky a Domingo.

“Las problemáticas son las mismas en toda la región. Es impresionante ver los números que, salvando las distancias culturales que puedan haber en cada país, son similares. Es bastante alarmante y habla de un panorama en donde prevalecen y son bastante naturales las violencias de género de todo tipo, fundamentalmente en el ámbito laboral, porque no estamos hablando de violencia de género intrafamiliar o doméstica, sino laboral. Ni que hablar que faltan datos, por eso es importante generar indicadores de género para poder hacer una lectura adecuada y trazar estrategias en consecuencia, ya sea del sector privado o del sector público”, suma.

Mapa de Barmaids
Romina Mazza (izq.) y Laura Marajofsky llevan adelante el Mapa de Barmaids & Afines en Uruguay.
Foto: Camila Rocha

La plataforma trabaja en tres áreas dentro del sector de la hospitalidad: género, salud y formación. La idea, tras avanzar con el mapa, es trabajar por mejores condiciones laborales. Para eso ya empezó a funcionar en Uruguay un grupo de WhatsApp que es, cuenta Marajofsky, un espacio seguro para consultas sobre oportunidades laborales, compartir experiencias y, eventualmente, alertar sobre locales con red flags, es decir, que ya tengan un historial de malos tratos a funcionarias.

Por otro lado, ya realizaron encuentros presenciales y hace cinco meses consolidaron una línea de asistencia y asesoramiento psicológico para las mujeres que lo requieran. “No necesariamente tiene que estar vinculado con casos de violencia de género. Una de las líneas que trabajamos es la salud y la salud mental, porque se trata de un trabajo de servicio en donde se está constantemente en contacto con la gente; es desgastante en lo emocional y en lo psicológico, entonces nos parecía importante tener una línea de consultas de tipo psicológico”, explica la periodista y fundadora del proyecto.

A futuro, tienen la intención de crear un sitio web con todos los servicios e información, como los que ya existen en México y Argentina. Para esto, se encuentran en la búsqueda de sponsors.

Encuentro Mapa de Barmaids
Encuentro del Mapa de Barmaids & Afines de Uruguay.
Foto: Camila Rocha
Porqué hacer un Mapa de Barmaids & Afines en Uruguay

Está activa una encuesta para las mujeres del rubro en Uruguay (a la que se puede acceder por la página @mapadebarmaidsuy). La idea es construir el Mapa de Barmaids & Afines de Uruguay y documentar y visibilizar la labor de mujeres que participan en la movida coctelera y áreas afines tales como vino, café, té, cerveza, además de cocina y empreendedoras del rubro.

“También queremos difundir los proyectos y redes que se tejen tanto en lo presencial como virtual entre mujeres de cara a constituir una Red de Gastronómicas LATAM”, sostiene Laura Marajofsky.

Y, si a esta altura algún lector aún se pregunta porqué crear un mapa exclusivo de mujeres y no uno de coctelereros en general, la respuesta es la siguiente: “Si bien ver chicas del otro lado de una barra o en una cocina hoy ya es algo más recurrente, las mujeres todavía siguen siendo una minoría en la industria gastronómica local. No planteamos que solo debe haber mujeres, ni que el trabajo y el talento es solo femenino. Queremos usar esta iniciativa para darle visibilidad y espacio a su trabajo y sus proyectos y aprovechar la oportunidad para abrir el debate sobre género y revisar algunas concepciones culturales muy arraigadas en la industria de bebidas, impulsando cambios concretos”, dice.

Un oficio que requiere de mucha creatividad

La historia del cóctel es un largo viaje por distintos continentes y culturas. Al principio, su consumo era estrictamente medicinal y empezó a ser recreativo a finales del siglo XIX. Su auge llegó en la década de 1920, durante la Ley Seca en Estados Unidos, cuando la prohibición del alcohol forzó la creatividad en las mezclas clandestinas que combinaban licores con jugos de frutas. Fue durante mucho tiempo la bebida favorita de las élites, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial redujo su consumo debido a la escasez de recursos. Con la llegada de la segunda mitad del siglo XX, la recuperación económica en muchos países permitió que estas bebidas regresaran a los bares y restaurantes. Desde entonces, este arte se fue perfeccionando hasta llegar a como lo conocemos hoy, donde tiene mucho peso el sabor, pero también lo estético.

“Para crear nos basamos en situaciones familiares, viajes o momentos pequeños de la vida que nos marcaron. Creo que lo más importante es conocer al cliente a la hora de recibirlo en el bar o en nuestra barra”, puntualiza Corti sobre el proceso previo a preparar un nuevo trago. Para ella es fundamental entender que el público quiere vivir una experiencia distinta y, para esto, existe todo un ritual.

“Siempre utilizo una secuencia de preguntas que me llevan a la creación indicada. Necesito saber si le gusta los cócteles ácidos, frutales o dulces, y qué aguardiente es de su preferencia. Con esta información ya generamos confianza y fidelidad. Ahí es donde nace crear en el momento algo que no está, o hacer una mejor recomendación de nuestro menú”, detalla.

Además de la creatividad y de la escucha atenta al deseo del que está del otro lado de la barra, es necesaria mucha investigación para encontrar un estilo propio. “Soy una ferviente defensora de la coctelería clásica, de 1800 y 1900. En el bar donde trabajo ahora lo que defiendo es eso: no nos olvidemos de los principios de la coctelería y a partir de eso, sí, la creatividad te tiene que llegar”, sostiene Artía.

Y más allá de los desafíos antes mencionados con relación al rubro y a las condiciones de trabajo, en el hacer diario también se encuentra uno no menor: dar con la materia prima deseada.

“A Uruguay llega un porcentaje muy pequeño del alcohol mundial y cuando vos querés crear o probar cosas que sabés que no las vas a encontrar, ahí tenés que ponerte creativa”, dice la bartender sanducera. Y ejemplifica: “Hay un cóctel que se llama Bijou, que tiene un ingrediente que es un licor muy fino, francés. Yo no daba con él, pero quería probarlo. Entonces lo que hice fue leer los componentes que tenía y buscar un componente acá en Uruguay que me permitiera recrearlo. Lo hice y es uno de mis tragos de autoría. Quedó muy rico e incluso lo llevé a Buenos Aires a un guest que hice en dos barras allá, a la gente le gustó mucho. Fue una satisfacción tremenda y fue desde el afán de no quedarme con que yo no puedo probar algo por el simple hecho de que el alcohol no llegue a Uruguay. El desafío es ir más allá e intentar recrear algo que vos quieras probar”, concluye.

En este camino de lograr dejar una marca personal, Romina Mazza (32) decidió crear su propia barra de servicios integrales de coctelería. Empezó a estudiar a los 21, primero una tecnicatura en gestión de alojamiento y luego una formación de bartender. Llegó a participar en competencias y a ganar una a nivel país; trabajó en varios bares montevideanos y se fue cuatro años a Buenos Aires. Cuando regresó, decidió que era hora de emprender algo suyo y hoy se dedica a brindar servicios a eventos.

Romina Mazza
Romina Mazza hoy está al frente de Cocktail Beat, su emprendimiento de coctelería integral para eventos.
Foto: cortesía

Si piensa en los desafíos recuerda que el horario de trabajo (casi siempre nocturno) fue uno de ellos, pero que se acostumbró con los años. También reconoce que en lo personal necesitó forjar un carácter más fuerte para lidiar con el machismo aún presente en el rubro.

“Hoy en día está mucho mejor y más avanzado, igualmente falta mucho por recorrer. Todavía falta que a las mujeres se les dé cargos de alto mando”, dice quien también es coordinadora del Mapa de Barmaids & Afines de Uruguay.

En ese sentido, Corti, Marajofsky y Artís están de acuerdo con Mazza: se vive un presente mucho mejor y más próspero para las mujeres en el rubro, pero queda mucho por avanzar. “Estamos viviendo un momento único en la historia de la gastronomía latinoamericana en el que la coctelería y cocina tienen cada vez más llegada a públicos masivos. Es hora de dar a conocer a sus protagonistas”, lanza Marajofsky.

“Como mujeres barmaids no sólo estamos dejando nuestra marca en la coctelería desde lo creativo, sino que también como líderes y modelos a seguir en la industria”, opina Corti.

“Nos estamos ganando nuestros lugares en la coctelería uruguaya, pero es algo que hay que luchar todos los días. Ahora somos parte de una red de mujeres regional y eso es grandioso para potenciarnos, conocernos, visibilizarnos. Es verdad que ya tenemos nuestro lugar, pero vaya si hay que seguir trabajando”, finaliza Artía.

Oferta, demanda y formación en el rubro

Como crece la demanda de consumo y la oferta de bares que cada vez más disponen de cartas con tragos de autor, crece también la cantidad de personas que desean insertarse en el rubro. Tanto en Montevideo como en el interior, se encuentran varias escuelas que ofrecen formación en coctelería.

Bartender
Para hacer un buen trago, aseguran, es necesario estudio, experiencia y hacer una lectura correcta del cliente.
Foto: cortesía

“Hay cursos intensivos que te dejan salir a la cancha, por así decirlo, y me parece bien; es una salida laboral rápida. Pero el curso lo que te da es la primera herramienta para que te desarrolles en la profesión, te habilita a seguir nutriéndote. Hay muchas personas con cursos, pero hay pocos bartenders”, dice Artía, quien defiende que lo que hace a una profesional es la experiencia y la exploración constante.

Una comunidad que celebra la cultura de bar

Durante la pandemia del Covid-19 no solo muchos bares y restaurantes se vieron fuertemente golpeados por el cierre temporal y la reducción de horarios, sino que la salud mental de muchas personas también se vio impactada por el aislamiento. Para contrarrestar las restricciones sociales, cuando las reuniones con pequeños grupos ya eran una posibilidad, la organizadora de eventos y gestora cultural Rosa Chagas creó Chicas Bar, una movida que empezó entre amigas con la finalidad de encontrarse, disfrutar de la música y aprender a preparar cócteles clásicos.

“Durante los días de cierre de los bares, Chicas Bar se convirtió en un verdadero refugio para muchas mujeres que buscaban una forma de socializar y disfrutar de una experiencia diferente. Nuestras reuniones se transformaron en momentos de alegría y conexión, donde cada una podía aprender algo nuevo mientras compartía risas y anécdotas”, resumió Chagas a Domingo.

Chicas Bar.
Los encuentros de Chicas Bar reúnen a mujeres artistas, barmaids y público en general.
Foto: cortesía

Con el tiempo, creció la demanda y el entusiasmo por los talleres de coctelería, lo que las llevó a extender los horarios de las reuniones y ofrecer nuevas propuestas, incorporando exposiciones de artes plásticas, performances artísticas, música en vivo y gastronomía. Diversificando cada vez más los encuentros, realizaron fiestas temáticas como, por ejemplo, “Encanto de los años 1920” o “A dos de tres, fiesta de lucha libre mexicana”, donde exploraron elementos culturales de distintas épocas y países. Incluso llegaron a cruzar el charco y realizaron encuentros en Buenos Aires, así como también recibieron barmaids y artistas de afuera.

La expansión a través de las redes sociales atrajo a más participantes y facilitó la creación de una red de mujeres interesadas no solamente en la coctelería, sino también en la propuesta de un bar itinerante con música y arte. Fue así como algo que surgió entre amigas, como una necesidad de generar comunidad en un momento difícil como el de la emergencia sanitaria, fluyó de manera orgánica y siguió creciendo cuando la vida nocturna montevideana volvió a la normalidad.

En estos cinco años ya realizaron 108 encuentros en los que participaron más de 1.500 mujeres, incluyendo a actrices, conductoras y personalidades locales.

Chicas Bar
Chicas Bar ya realizó más de 108 encuentros en distintos establecimientos de Montevideo y Buenos Aires.
Foto: cortesía

La actividad es itinerante y ya se llevó a cabo en distintos bares de la Ciudad Vieja, Palermo, Parque Rodó y Pocitos, con DJs locales como invitadas y, claro, con bartenders mujeres acercando sus creaciones y saberes.

Gina Corti, Guillermina Artía y Romina Mazza fueron algunas de las que pasaron por ahí y en muchas oportunidades no solo enseñaron sobre como hacer algunos tragos, sino que expusieron la historia, el origen y el detrás de los ingredientes de bebidas populares entre el público.

“Creo que la creación de una comunidad sólida ha sido uno de nuestros logros más significativos. Las chicas no solo aprenden sobre coctelería, sino que también establecen lazos de amistad y apoyo mutuo, transformando el espacio en un lugar de empoderamiento y conexión. La música, la diversión y la camaradería han sido elementos clave que han mantenido viva la esencia de Chicas Bar a lo largo de los años”, afirma su creadora en diálogo con Domingo.

Rosa Chagas
Rosa Chagas, creadora de los encuentros Chicas Bar.
Foto: cortesía

En pausa hasta febrero, los encuentros regresan en marzo y se anuncian por la cuenta @chicas.bar en Instagram.

“Más allá de querer conservar nuestra esencia, el objetivo este año es volver con ideas nuevas y continuar fortaleciendo esa comunidad de mujeres que vienen a divertirse y que se sienten parte de algo tan bello como el arte, la gastronomía, la música y, por supuesto, la coctelería”, finaliza Chagas.

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