NOMBRES
Es española, tiene 27 años y siete libros publicados. Entre sus hazañas está el hacer poesía que cuadra y se masifica en el mundo de las redes sociales.
Cuando Tango, el perro de antifaz, hocico y orejas negras se enfermó, Elvira Sastre le dedicó un mantra: “A los perros buenos no les pasan cosas malas”. Al diagnóstico desalentador, Elvira miraba a Tango y se lo decía: “A los perros buenos no les pasan cosas malas”. Ante la decisión de no ir por la eutanasia, Elvira miraba a Tango y se lo decía. A veces en voz alta, otras veces para sus adentros sabiendo, confiando, en que la conexión entre ellos iba mucho más allá de un par de palabras. Tango perdió casi ocho kilos, bajó la guardia, le costaba respirar por una infección y aun así, recuerda Elvira, “movía el rabito”, y luego, cuando cobró un poco más de fuerza aunque aún convaleciente, la recibía con esa algarabía digna de un sabueso amado. Elvira, entonces, orgullosa de ese perro, que fue el primero que tuvo en su vida, convirtió el mantra en un poema. “Reías, te prometo que fui capaz/de escucharte reír/ Saltabas y te hundías en la nieve/ y no entendiste nada/ y yo comprendí todo (…) a los perros buenos no les pasan cosas malas”.
Como casi todo lo que escribe, esas líneas nacieron de una experiencia mundana y la conexión terminó por ir más allá de Tango: cautivó a unas miles de personas que lo leyeron en redes sociales y comentaron para contar sus propias experiencias. Como con Tango, su nexo con los que la leen ha sido, desde un inicio, algo que va más allá de la palabra. El poema se convirtió en un libro de cuentos ilustrado .
Su último trabajo es un cuento
Este año, el poema que Elvira Sastre escribió a Tango se convirtió en un libro de cuentos ilustrado por Ayesha L. Rubio. Con lo que recaude en las ventas de A los perros buenos no les pasan cosas malas (Planeta) tiene pensado crear una fundación en honor a Tango para colaborar con quienes no pueden pagar los tratemientos de sus mascotas.
Es su primera publicación de cuentos, pero el séptimo libro de la española que desde 2013, cuando salió Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo, ha sacado al mercado editorial cinco poemarios y una novela, Días sin ti. Esta última bastante cuestionada por haber recibido el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral.
Lo que sale de las entrañas de Elvira es lo que escribe. Para unos cuantos críticos —ha habido varios encontronazos en redes sociales por lo mordaces de algunos comentarios hacia su obra— pesa de contraproducente por lo que definen como una escritura “ingenua” y “cursi”. Sin embargo, para el público, millennials como ella, centennials o incluso generaciones mayores que por algún camino la encuentran, lo que vale es el poder sentirse reflejado. Y en estos tiempos el valor de la identificación como clave de éxito en lo cultural —y en otras áreas como la publicidad, por ejemplo— ha crecido considerablemente.
“A la mierda el conformismo/Yo no quiero ser recuerdo”, escribió alguna vez Elvira en un poema que luego se publicó en su Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo (2013). Y la poeta se ha convertido en algo así como una “popstar” de los versos. Llena teatros, la siguen infinidades de clubes de fans en España y otros países, sus libros son deseados por los seguidores. No es de sorprender, entonces, que Elvira haya logrado un show en vivo, Desordenados, donde recitaba sus escritos mientras Andres Suárez, cantautor, tocaba canciones de amor y sonaba una banda con fuerza. Tampoco sorprende que lo haya agotado, y que fanáticos de otros lados pidan una repetición. “Odiaba bailar y bailé, me daba vergüenza gritar y grité, me daban ansiedad las multitudes pero me tiré a ellas. Me han dicho que nunca me vieron tan feliz. Y también que estuve irreconocible. Pienso lo mismo. Yo creo que nunca en mi vida me contuve menos como el pasado jueves”, escribió Elvira en sus redes después de ese espectáculo.
Entonces sí, Elvira llena teatros con sus giras recitando poemas, recorre Occidente, ha ganado premios —el primero fue el Emiliano Barral en 2008 por un relato corto titulado Saudades— y ha alcanzado números de best seller con libros de poesía. Pero hacerse camino hacia la popularidad a través de las redes sociales le ha generado, a su vez, un estigma: Instagram sobre todo parece estar atada a la idea de frivolidad, de superficialidad y, parece también, que no se confía en que la sensibilidad del otro sea genuina.
“Lo que me molesta es que me encasillen como ‘poeta de las redes sociales’. Es tan absurdo como hubiera sido llamar poetas del manuscrito’ a los de hace unos siglos, que escribían a mano. Incomoda también porque parece que yo escriba desde que estoy en Instagram, cuando lo vengo haciendo desde bastante antes; incluso publiqué un libro antes de todo este boom. Pero es la única pega que puedo poner a las redes sociales; me han ayudado muchísimo a difundir mi trabajo, con lo complicado que es en este país y en general que la cultura se difunda, sobre todo si depende de intermediarios”, dijo en una entrevista con La Vanguardia.
Una niña que escribe
Sus versos son con palabras y metáforas sencillas que remiten a escenas comunes, a camas desordenadas, a perros rescatados, a los sueños de su madre, al amor perdido de su abuela, a las cosas que siente una chica que escribe.
Y Elvira, que ya no es tan chica (tiene 27), crea desde los doce años, o al menos a esa edad hizo su primer poema, uno que no mostró a nadie pero que la marcó a fuego. Elvira es una poeta que nació de sus lecturas de la infancia que le compartía su padre y de las que luego descubrió por su cuenta. Sus “ídolos” de la literatura son los españoles Benjamín Prado, Luis García Montero, Ángel González y Pedro Salinas. A ellos suma a las latinas Idea Vilariño, Alejandra Pizarnik y Piedad Bonnett.
Elvira nació, también, de escribir versos sueltos en cuadernos y de la era de los blogs. Empezó a cultivar seguidores en el blogspot Relocos y recuerdos. Pero además cursó Estudios Ingleses y luego obtuvo un máster de Traducción Literaria por la Universidad Complutense de Madrid. La carrera de traductora la ejerce con libros para distintas editoriales y con las canciones de Vetusta Morla.
La tarea más técnica la alterna con columnas periódicas para El País de Madrid o actualizando su blog o sus redes. O con las giras en las que retroalimenta el vínculo con los fanáticos. O en conferencias por alguna parte del mundo. O con los días en casa cuidando de Viento y Berta, los perros que llegaron después de Tango. O con versos sueltos que, seguramente, luego se conviertan en libros.
Tres libros que marcan su carrera
EditorialLapsus Calami
En 2013, antes de que Elvira Sastre fuese conocida, la editorial Lapsus Calami publicó su primer poemario: Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo, con prólogo de Benjamín Prado, uno de sus referentes.
EditorialValparaíso
Su segundo libro, publicado por la editorial Valparaíso en 2014, fue Baluarte. Con este título la poeta española logró posicionarse entre los más vendidos en España, México, Argentina y Colombia.
EditorialSeix Barral
Días sin ti es su primera novela. Se publicó tras ganar el Premio Biblioteca Breve de editorial Seix Barral. La selección para el premio se hizo eco en redes sociales por la crítica negativa de intelectuales españoles.