Emir Abdul Gani: "La danza es una forma de generar una coraza para comerte el mundo"

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Emir Abdul Gani, bailarín y coreógrafo

EL PERSONAJE

Es bailarín y coreógrafo. Tiene más de tres millones y medio de seguidores en Instagram y más de dos millones en YouTube. Sus videos son compartidos por artistas internacionales.

"Problema ya está en YouTube. Link en bio para ver las pasadas completas. ¿Lograremos que Daddy Yankee lo comente?”, dice al pie uno de los videos que Emir Abdul Gani, bailarín, coreógrafo e influencer, tiene subido a su cuenta de Instagram; allí tiene, al momento de escribir esta nota, más de tres millones y medio de seguidores.

En ese video se lo ve a él —remera y short anchos y largos en tonos de celeste, el pelo rubio casi blanco, la barba prolija— bailando Problema, el último tema Daddy Yankee, junto a cuatro bailarines más. Detrás, el resto de Ayman Crew (así se llama su grupo de baile) los mira con atención, como si le cuidaran la espalda, a veces los aplaude, a veces los alienta. Adelante, ellos cinco, que bailan como si fuese la última vez que fueran a mover el cuerpo. Debajo, el primer comentario es de Daddy Yankee.

El video está completo en el canal de YouTube de Emir, en el que tiene, al momento de escribir esta nota, más de dos millones y medio de suscriptores. Allí se pueden ver más de 10 pasadas de la misma canción con distintos bailarines y bailarinas. Cuando Emir no baila se para detrás y mira a sus alumnos. Casi siempre sonríe.

El mismo día que Emir compartió su coreografía, Daddy Yankee, el artista puertorriqueño que ha cambiado la industria de la música con su reguetón que nunca muere, compartió el video completo en su cuenta de Twitter. Puso: “Are you ready! Daddy Yankee - Problema, Coreo por Emir Abdul Gani”. Un día después volvió a compartirlo. Puso: “Rompiendo en tendencias (emoji de fuego)”.

Es que el video de Problema de Ayman Crew, un grupo de baile que dirige un profesor de 27 años que nació en un barrio humilde de Montevideo y desde los 6 soñó con todo lo que le está pasando ahora, era el segundo video musical más visto del mundo, solo por debajo de Peaches, de Justin Bieber.

Una semana después Emir dice que siempre supo que quería ser bailarín y que toda su vida hizo cosas para que eso sucediera. Sucedió. No esperaba, sin embargo, todo lo que pasó después. Todo lo que pasa ahora: las redes, la masividad, los números, los proyectos, las giras internacionales, las clases agotadas, los videos con famosos de acá y de allá, las charlas con la productora de Daddy Yankee, los mensajes de J Balvin o Farruko. No lo esperaba, dice, pero trabajó mucho para que la danza fuera su forma de vida. Sucedió. Ahora tiene otros sueños.

Soñar, trabajar, lograrlo

Emir Abdul Gani tiene más de tres millones y medio de seguidores en Instagram
Emir Abdul tiene más de tres millones y medio de seguidores en Instagram. Foto: Gentileza Emir Abdul

Emir dice que su familia es todo para él. Se refiere a su mamá y a su hermano mellizo. Su padre falleció cuando ellos tenían 15 años y tiene un hermano mayor con el que no tiene demasiado trato. Cuenta que él trabaja por pasión y también para poder comprarle una casa frente al mar a su madre. Dice, Emir, que aunque siempre han tenido una gran relación, antes chocaban mucho, pero que ahora, mirando hacia atrás, sabe que vive por su madre y por su hermano.

Se crió en el barrio 6 de Diciembre, en Montevideo. “Hasta los 11 años, que nos mudamos para La Unión, vivimos en un asentamiento. Mi madre trabajaba muchísimo, teníamos un almacén en el barrio, era muy humilde”. Y mientras todo pasaba alrededor, él bailaba. No sabe de dónde surgió la pasión por la danza, pero sí que fue algo que siempre estuvo en él.

Todavía recuerda la primera vez que bailó frente al público. Tenía 6 años y en su clase del colegio (“era de monjas, imagínate lo que fue”) participaron de una muestra en la que él bailó, junto a siete niñas, una coreografía de Shakira. Ese fue el momento en el que empezó a soñar con todo: quería comerse el mundo bailando. Y estaba dispuesto a fracasar muchas veces hasta conseguirlo.

“Me acuerdo que a mí me hacían mucho bullying de chico por ser gordito y porque además yo bailaba, me pasaba haciendo coreos y la gente se reía de mí. Yo siempre pensaba en cómo le hacía entender a la gente que realmente me hacía bien eso. Y era como: ‘No me entendés, no lo hago por hacerme ver, lo hago porque me hace feliz’. Ahora esa sensación la siento cada vez que bailo, siempre, es muy extraño de explicar con palabras lo que siento cuando bailo, lo hago por mí, por nadie más”.

A los 11 años empezó a tomar clases de baile y todo tomó otro sentido. Después, ahorraba el dinero de las meriendas del liceo para poder ir a formarse a Brasil o a Argentina, donde hacían seminarios con profesores de todas partes del mundo. Para todo eso Emir estaba solo.

“Siempre supe que mi mamá hacía todo por mi bien y porque tenía miedo a que yo fracasara. Y yo siempre le decía que no me importaba si me iba mal, porque había muchas personas que vivían por vivir, por tener un sueldo y no para ser felices y yo siempre dije que no quería ser una persona que no fuera feliz. Y ella siempre me preguntaba qué iba a pasar si yo no podía mantenerme. Y lo respondía que no importaba porque también me gustaba vender ropa y podía trabajar en un local de ropa. Me gusta mucho hacer sentir bien a la gente y decirle lo que pienso, soy ariano, entonces pensaba bueno, doy clases de baile pero también puedo trabajar en una tienda”, dice. Después, sentencia: “Pero siempre me fue súper bien. Igual, siento que en Uruguay la danza tiene que ser mucho más valorada. No solamente acá sino a nivel mundial”.

Empezó a dar clases y se le ocurrió subir videos bailando a sus redes. Tenía 19 años y miles de adolescentes que lo seguían en Instagram y lo reconocían cuando caminaba por la calle. El 7 de septiembre de 2018 subió a YouTube el primer video con sus alumnos. Tenía 8.000 suscriptores en su canal. Una semana después el video sumaba 300 mil visitas.

“Subí otro y fue lo mismo. Todos los videos que subíamos se hacían virales. Ahí empezamos a cuidar mucho el contenido y a ser constantes. También se ve mucho el crecimiento de todos en esos videos, o sea, el mío y el de mis alumnos. Yo me acuerdo que les dije que los videos iban a ser como un portfolio virtual para que viéramos nuestro crecimiento y nos quedara como recuerdo para siempre. Por eso lo hacemos”.

Un año después, de un momento para otro, todo explotó. Emir compartió el video de una de sus alumnas, Josefina, bailando Con calma, de Daddy Yankee. El artista lo vio y lo compartió en sus redes. Y entonces todo cambió para siempre: las redes, la exposición, los seguidores, las fotos en la calle, las propuestas de trabajo, los viajes. La vida entera.

Durante 2019 Emir vivió dividido. De lunes a jueves daba clase en Montevideo (en el Estudio Eliseo Álvarez, donde enseña hasta ahora), entrenaba a Ayman, y los viernes en la madrugada viajaba a Buenos Aires. Daba clases allí y el fin de semana recorría provincias de Argentina dando seminarios. Los lunes volvía a Uruguay y entonces todo otra vez. A veces dormía 3 o 4 horas. A veces se desvanecía mientras bailaba. Siempre se paraba y seguía. “Es linda la sensación de tener tanta pasión que sentís que podés con todo. Yo siempre fui muy constante y trabajador, nunca dejé de dar una clase”. Ese año, además, hizo giras por México, República Dominicana y Perú. En 2020 tenía programada una gira para dar clases en 18 países que quedó trunca por la pandemia.

Sus clases en Uruguay, en Argentina y en cada lugar al que va, siempre se agotan. Él dice que le enseña a sus alumnos a sentirse siempre los mejores, que les da la clase que a él le gustaría que le dieran, que enseña todo con amor.

“La danza es una forma de poder salir de la inseguridad y generar una coraza para poder comerte el mundo”, afirma con la seguridad de la experiencia. No importa quién seas ni cómo sea tu cuerpo, para él, cualquier persona puede hacer danza. “Bailar es un camino de ida para cualquiera que tome una clase. En mis grupos hay gente gorda, flaca, alta, baja, morena. No es eso lo que importa”. Lo que importa solo se comprende cuando se los ve bailar: en cualquiera de sus videos y en cualquiera de sus alumnos hay una pasión que trasciende a cualquier cuerpo.

Sus cosas

La pista de Tinelli: En 2019 Emir ayudó a hacer una coreografía de reguetón a una amiga que era coach de Bailando por un sueño, el programa de Marcelo Tinelli. Cuando llegó al estudio, Tinelli lo invitó a bailar. Allí hizo la coreografía de Calma con la pista entera para él. Lo único que quería, dice, era sacarse una foto con el conductor. "Fue una experiencia divina", recuerda. 

Daddy Yankee: La primera coreografía que Emir hizo en su vida fue la de Gasolina, de Daddy Yankee. Dice que empezó a bailar por él. Después de que el artista compartiera sus videos en redes, pudo conocerlo cuando se presentó en Buenos Aires. “Me miró y me dijo ‘mi pana, admiro mucho tu trabajo. Qué lindo todo lo que haces”. Después se sacaron una foto.

Ayman crew: Emir es un producto de las redes sociales. Allí comparte los videos de los alumnos que forman parte de Ayman Crew. Porque, aunque cualquier persona puede tomar clases con él, sí realiza audiciones para formar parte de su grupo y salir en los videos. Trabaja con sellos discográficos y sus números en Instagram y YouTube no paran de subir.

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