"En 36 años, el Estado nunca se interesó por nosotros"

| La tragedia de Kibón dejó víctimas de por vida. Susana Dorado pensó que este gobierno haría algo: "somos civiles que pagamos por la guerrilla y militares".

Compartir esta noticia
 ds Kibón 20071118 540x811

MAGDALENA HERRERA

Se apaga el grabador y, con tristeza, dice: "es doloroso que no le importemos a nadie."

Su voz se escucha más débil que un rato antes, cuando revivía con mezcla de angustia y furia cada minuto de su tragedia. Recorriendo el predio de Kibón, Susana Dorado relató lo que sucedió ese sábado fatídico en el que dos helicópteros de la Armada colisionaron contra rocas y explanada, dejando ocho personas muertas, además de 39 con severas amputaciones de miembros.

Ya pasaron 36 años, pero ella asegura que aún tiene grabado a fuego las imágenes, y hasta olores, de aquel terrible 14 de noviembre de 1971 en el que su hijo de 8 años, "Pablito", murió en sus brazos, y su marido, Carlos Porta, quedó mutilado de una pierna. Susana Dorado tenía 28 años.

Hoy, con 63, asegura que, en una "cuasi dictadura" todo se tapó, se mintió y no se hizo justicia. Tampoco los gobiernos democráticos posteriores ni el actual, le han aportado ayuda para esclarecer los hechos, que la involucran a ella y a decenas de familias. "Hay gente que merece saber qué pasó. El Estado nos abandonó."

Hace tres años, el caso fue declarado prescrito. Susana Dorado se indigna: "no hay prescripción posible donde no actuó la justicia."

Con la llegada del gobierno de izquierda, Dorado y otros familiares y víctimas se entusiasmaron, no porque compartieran ideología, quizás sí quizás no, sino porque esos helicópteros o "monstruos negros" -como los llama la madre de Pablito- fueron comprados por el Estado, para combatir la sedición. "Nosotros, simples civiles, que vinimos a ver un espectáculo, quedamos en el medio de militares y guerrilla. Somos más que desaparecidos: nos mataron, nos liquidaron, y nadie se hizo cargo. Sabés cómo nos dicen ahora en el Parlamento, a una compañera Elizabeth y a mí, `ahí vienen las locas de Kibón`. Me matan un hijo y destruyen a mi marido, y todavía `la loca de Kibón`, porque vamos a pedir que se investigue."

Enviaron reiteradas cartas a la ministra Azucena Berruti y al presidente Tabaré Vázquez, para lograr una cita, pero nunca les respondieron.

TRAGEDIA. Pablito era un chico amoroso, buen hijo y estudiante, le gustaba ir a la escuela, dice su madre. "Siento que no era de este mundo, pasó por la vida un ángel, porque era así. A veces dudaba de mi fe, y mi madre me decía: `mirá que Dios se lleva a los buenos`. Por algo lo eligió, no era de este mundo. Esas son las cosas que fueron calmando el alma para no enloquecer", confiesa.

Pero la tragedia de Dorado no terminó con la muerte de su hijo. Su marido, Carlos Porta, quedó en silla de ruedas, con problemas de diabetes por estrés emocional, y no se resignaba a vivir de esa manera. Tuvo dos intentos de suicidio.

"La vida de Carlos fue cruel. Era deportista, corría motos y coches, estaba vital con 42 años. La tragedia lo destruyó. Además, nunca perdonó que nadie viniera a preguntar si necesitaba algo. Me decía: lo único que pido es que por lo menos vengan a pedir perdón. Y a mí me retrucaba: qué hablás de Dios, mirá cómo nos dejó Dios. Él no se aferró a ese hilito que uno rescata para seguir, para no terminar enloqueciendo. Siempre pensé que Dios me dejó como testigo, y que mi misión era que se hiciera justicia. Voy a luchar por eso hasta que me muera. Una pregunta que me hago: ¿cómo puede ser que mi hijo haya muerto y los pilotos Perdomo y Amaral hayan vivido?, yo los vi tirarse. ¿Por qué no se quedaron sobre el mar, por qué volvieron y dejaron que los monstruos cayeran sobre nosotros? ¿Qué le dijeron esos pilotos a sus familias? Perdomo murió hace unos meses, pero Amaral puede ir a declarar. ¿Sabés lo que declararon todos, casualmente, frente al Tribunal? Que fue fortuito. Y la Justicia Militar clausuró el expediente."

Seis años después llegó Carlos, el segundo hijo de Susana, quien también debió padecer, según su madre, la tragedia. "Ya adolescente, un día nos dijo: `¿para qué me trajeron? Ustedes son dos muertos vivos`. Yo debía prestar mucha atención a su padre, enfermo, y estaba atada a su silla de ruedas," se excusa la madre.

-Pero ustedes fueron indemnizados.

-Es una gran mentira que dijeron. En agosto del 73, dos años después, vino un capitán al negocio y nos citó en el Comando. Ya estábamos en dictadura. Fuimos con un abogado, a quien no dejaron ingresar. En una salita, nos tuvieron dos horas, mientras unos entraban y otros salían. Nos hacían el trabajo psicológico. Después caen tres oficiales armados que se paran detrás, y dos delante. Uno de ellos sacó del bolsillo cerca de dos mil dólares para mí, por la muerte de mi hijo, y casi nueve mil para Porta, para solventar los gastos que había tenido. `Ya va a haber una reparación`, dijeron, y nos hicieron firmar un papel sino no nos daban nada. Dos mil dólares nos dio la Armada por la muerte de mi hijo, algo que no tiene valor. Yo dije: no quiero plata, quiero un nicho para mi hijo. Accedieron, pero tiempo después, con cambio de autoridades, nos llamaron para decirnos que debíamos sacar el cuerpo. Finalmente el padre de Pablo y su familia, los González, se debieron hacer cargo de todo. Hasta en eso nos vapulearon.

-¿Qué reclama hoy?

-Justicia. Necesito saber quién mató a mi hijo. Si yo mato a alguien en mi coche en la calle, se forma un presumario, vienen fiscal y juez, se cita a un forense. Aquí hubo ocultamiento de todo. Así como los militares van a declarar por los actos cometidos en dictadura, que también se los cite para saber por qué taparon todo, por qué se archivó la causa, por qué no se dejó intervenir a un juez que se hizo presente, por qué a la otra mañana hasta el pedregullo quemado no estaba. Por qué años después se realizó una pericia falsa para una aseguradora estadounidense. Como que el accidente no ocurrió.

-¿Pero también buscan una reparación económica?

-Queremos que la justicia actúe. Que un juez cite a todos y decida. Lo que sí te puedo decir es que en este grupo hay gente muy humilde. Nadie tiene peso político ni sindical. Observamos que hay una ley de reparación para familiares de desaparecidos o torturados. Hablamos para que se nos incluyera en esa ley. ¿Sabés lo que me contestó Margarita Percovich? Que se iba a perder el sentido de la ley. Que nuestro caso era un accidente. Primero le pregunté quién era ella para caratular de accidente la tragedia si la justicia no actuó. Y le dije: claro, nosotros éramos civiles, inocentes, que estábamos viendo un espectáculo. Tiene razón, yo no combatí en la guerrilla. También, la senadora me dijo que la reparación para familiares de desaparecidos era porque se cometieron delitos de lesa humanidad. ¿Y nosotros? Es como que hubiera muertos de primera y segunda.

-Hoy está prescrita la causa. ¿Por qué no se presentaron antes?

-Porque nunca tuvimos un solo documento hasta 2004, y hubo 12 años de dictadura en el medio.

"Nos dicen las locas de Kibón"

-¿Cómo sabe que en el Parlamento les dicen: `ahí vienen las locas de Kibón`?

-Una vez nos recibió el diputado Jorge Posse del Frente Amplio, que se interesó porque estuvo en Kibón cuando el accidente. Nos escuchó y como digo: apagó el grabador. El confesó que nos decían `las locas de Kibón.` Es injusto recibir eso, y por otro lado, nadie que nos escuche. Nunca tuvimos psicólogos que nos apoyaran. Hubo chicos con toda la vida por delante y murieron o quedaron imposibilitados.

Crónica del horror

"De pronto vi que esos monstruos negros volvían hacia nosotros, perdiendo altura. Pensé cae acá. Agarré al nene y lo quise empujar hacia arriba, pero era más pronunciada la loma entonces. Porta me grita: `andáte, andáte, yo ya la quedé. Lleváte a Pablito. Siento que el helicóptero cae, explota, empezaron a volar cosas calientes, quemadas, sentías zumbar las balas, el olor a la sangre. Quiero levantar a Pablito y se me cae, se desploma. Lo vuelvo a parar y le digo: Pablito, Pablito. Cuando lo doy vuelta ya le vi sangre en la nariz y oídos, y la cabeza se la va para atrás. Me mira y dice: `mamá ¿qué me está pasando? Lo alcé y corrí hacia la Rambla, pero ya se había desmayado. Era un caos, todos corrían despavoridos. En eso vino un marinero, y agarró a Pablito y me dijo: vaya a sacar a su marido que se está quemando. No se preocupe que su hijo va para el Hospital Militar. Volví, y entre varios sacamos a Carlos. No había ambulancias, los bomberos tardaron media hora en entrar por la corrida y el tránsito. A mí que no me digan que había vallado y zona de exclusión. No había nada. Finalmente a mi hijo lo habían llevado a Impasa, llegó muerto. Algo lo había desnucado".

¿Por qué?

"Entre las víctimas de la tragedia, nos contamos las cosas y siempre llegamos a lo mismo: ¿por qué nos hicieron esto? ¿Por qué no se ocuparon de nosotros? ¿Por qué no nos preguntaron qué necesitábamos?", señala Susana Dorado, quien agrega que además de OEA se han presentado en La Haya y en la Convención de Roma.

"A la ministra Azucena Berruti le enviamos cuatro escritos, pidiéndole que nos recibiera. Es una abogada y sabe cómo se procede en estos casos, que si no actuó juez, no hay prescripción. Le solicitamos que investigara sobre una supuesta falsa pericia que se realizó hace relativamente poco, a pedido de una aseguradora norteamericana, a quien un grupo de víctimas le había iniciado juicio. Los profesionales del Ministerio no hicieron lugar al petitorio y la ministra resolvió archivar. Eso fue hace 20 días. Se siguen lavando las manos", afirma, enojada, Dorado.

En cuanto a los que ella supone culpables, señala: "son seres desalmados, no le hicieron honor al uniforme, se escondieron como ratas, y siguen escondiéndose como ratas. Se ampararon en la dictadura, que borró todo. Y hoy, este gobierno, sigue borrando todo".

Las cifras

20.000 Personas acudieron a ver el espectáculo de Kibón, según las crónicas de la época.

2004 Año en que se realiza la denuncia. Fue archivada por el juez Juan Carlos Fernández Lecchini.

2006 Se presentó el caso en Derechos Humanos de la OEA. Hace seis meses solicitó más documentación.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar