Cada vez más personas recurren a las constelaciones familiares, una terapia que se aleja de las tradicionales y se basa en la representación del inconsciente familiar.
Lloré mucho en la sesiones en las que participé, pero me hizo muy bien porque logré desatar esos nudos que me estaban ahorcando", dice un docente de 53 años sobre los talleres de Constelaciones familiares que tomó con Adriana Filgueiras y Pablo Haberkorn. "Yo te puedo explicar en qué consisten las constelaciones familiares. Pero es una experiencia muy difícil de transmitir. Cuando se experimenta tiene sentido, contado verbalmente es muy difícil", sostiene el psicólogo, licenciado en Derecho y director del Centro Bert Hellinger en Uruguay, Carlos Bernués.
Las constelaciones familiares son un tipo de terapia alternativa — puesto que no tiene la misma dinámica que terapias tradicionales — creada por Bert Hellinger, filósofo, teólogo y pedagogo alemán que es cada vez más elegida por personas que tienen un problema y no saben cómo resolverlo.
"Mi experiencia con relación a las constelaciones primero fue de búsqueda para atender algo que en un momento de mi vida, era un conflicto personal con el cual no podía. No veía salidas y me inscribí para constelar. Si bien fui sin prejuicios y sin grandes expectativas, tenía una gran incertidumbre en relación a cómo sería y qué sacaría en limpio de esa instancia", dice el docente. De esta forma, si bien no es una modalidad nueva, como explica Bernués, es cierto que son cada vez más las personas que acuden a ella.
Pero, ¿qué son las constelaciones familiares? La terapeuta, consultora sistémica y consteladora Laura Pastorini las define como una "metodología que intenta ver en qué medida algunas situaciones complejas de la vida actual pueden estar condicionadas por las dinámicas de la familia de origen. Cuando en la familia hay hechos que impactan fuertemente el impacto sigue a través de las generaciones". Y Bernués amplía la definición: "Hace cien años Freud dio un salto hacia adentro y descubrió el inconsciente. Éramos mucho más de lo que sabíamos que éramos. En los años 60 vino la terapia sistémica y nos enseñó que en la interacción y comunicación con los demás había mucho más de lo que pensábamos, que somos, en gran medida, cómo nos comunicamos con los demás". De esta forma, las constelaciones familiares se pueden definir como una síntesis la teoría de la hipnosis, de la teoría sistémica y que, además, toma elementos de la fenomenología, especialmente con respecto al protagonismo que toma el constelador. "Las constelaciones no son magia. Es una aplicación de esos tres pilares", aclara Bernués.
Más allá de la teoría.
Para alguien que nunca haya participado de un taller o una sesión de constelaciones, resulta difícil llevar la teoría a la práctica. De hecho, los especialistas coinciden en que es necesario experimentarlo para lograr entenderlo.
De todos modos hacen el intento. Pastorini explica que una constelación familiar es una manera de representar a una familia, teniendo en cuenta que, por sus bases en la teoría sistémica, esta terapia entiende al individuo siempre en relación con los demás y nunca como algo aislado.
Bernués explica así, que Hellinger entiende que existe un inconsciente familiar y colectivo, al que llama "alma", que impulsa a cada miembro de la familia a actuar en una determinada dirección. Lo que ocurre en una sesión de constelaciones familiares es que se representa al sistema familiar para poder ver y conocer el inconsciente colectivo. "Es una forma de ver los movimientos que toman a todos los miembros de una familia y que, al igual que el inconsciente, los impulsan en una dirección o en otra. Entonces, las constelaciones familiares son una manera de ver fuera las imágenes internas que tiene nuestro inconsciente, para poder trabajar con ellas, para tener acceso a ellas y poder intervenir en ellas", explica el psicólogo.
De esta forma, en una sesión grupal de constelaciones familiares —también hay individuales—, cada miembro del grupo cumple una función. Es importante aclarar que al encuentro concurren personas completamente desconocidas.
El conductor de la sesión elige quién va a constelar entre aquellos que quieran hacerlo. Esa persona luego plantea su problema, elige a quienes representarán los roles (incluso a él mismo) y coloca a todos en el lugar que considere adecuado. El resto queda como observador.
A continuación, mientras el cliente va contando su preocupación, los participantes comienzan a moverse en el espacio y a sentir como los miembros de la familia que representan. "Se trata de usar los cuerpos, el espacio y el movimiento como fuentes de información", aclara Pastorini. "Es una técnica de hipnosis disociativa, es decir que se puede ver desde afuera sin que te afecte personalmente, un contenido del inconsciente", concluye Bernués.
Una experiencia fuerte.
Las constelaciones familiares no implican una solución para los problemas. "Lo único que hacen es colocar a la persona en otro lugar dentro del sistema familiar, le ofrecen otra perspectiva", explica Pastorini. "No se trata de mirar e indagar hacia atrás", aclara Bernués. "Lo que miro es si yo ahora estoy dentro de una pauta o de un patrón de conducta, como un elemento más dentro de mi familia, que me lleva a hacer siempre lo mismo, aunque esto no solucione mis problemas. Eso no se ve porque es algo que pertenece al inconsciente familiar y su naturaleza tiene que ver con un montón de personas trabajando unidas, entonces cada persona no puede detectar ese inconsciente porque es algo involuntario, que sí puede detectar en grupo".
De esta forma, la constelaciones constituyen una experiencia de cómo sería vivir pensando de otra manera y sintiendo diferente. "Tenés esa experiencia como si la hubieras vivido, se abre una puerta, pero si cruzás o no cruzás, es asunto de cada uno. Decidir eso no te lo hace la constelación, lo que se haga después de la constelación es asunto de cada uno", aclara Bernués.
"No se puede constelar solo por curiosidad, es necesario que haya un problema y que la persona tenga un objetivo para ese problema", remarca el psicólogo. Y es que, participar de una sesión siempre es una experiencia fuerte. "Si venís solo por curiosidad podés ver cosas que no sabías y que capaz no querías saber".
Cualquier persona que tenga un problema y un objetivo y que no tenga ningún diagnóstico psiquiátrico, puede constelar. Sin embargo, una vez que se participa en una sesión, es necesario dejar pasar, al menos seis meses, para volver a hacerlo. Así, puede pasar, "de hecho pasa la mayoría de las veces", dice Pastorini, que los participantes del grupo se vean afectados aunque no constelen: "Las constelaciones tocan temas que son universales, básicos y profundos, entonces configuras una familia y todas las personas que están allí se sienten tocadas. Tiene un carácter universal: amor desamor, alegría tristeza, miedo, rabia, madre hijo. Es muy sanador".
MÁS ALLÁ DE LO FAMILIAR.
Constelaciones jurídicas: otra forma de aplicar el método.
"Las constelaciones jurídicas son la aplicación de la mirada y el método de las constelaciones familiares a las situaciones judicializadas o pasibles de serlo", explica la psicóloga forense y consteladora, Tania Camargo Trullén. De esta forma, tienen como objetivo resolver o disolver los conflictos con el fin de evitar el juicio o "ayudar a solucionar las causas judiciales en trámite, acelerando significativamente los procesos". De esta forma, se aplica en procesos de adopciones, divorcios, herencias, tenencias, homicidios, entre otros. Y, al igual que las constelaciones familiares, es una terapia cada vez más extendida "en operadores jurídicos, magistrados, abogados, escribanos, judiciales, asistentes sociales y en las personas que atraviesan una situación judicial", sostiene Camargo.
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