Volverse un expatriado por decisión propia. El fenómeno no es nuevo, por eso existe una patria peregrina enorme. Y, por lo general, tiene que ver con la falta de oportunidades y la necesidad de buscar nuevos destinos. En el arte, como en otras ramas de actividad, el techo es muy bajo en Uruguay. Ello ha provocado la fuga de innumerables talentos, algunos de los cuales no regresaron jamás.
Domingo presenta aquí cuatro historias de vida de actores uruguayos que se encuentran probando suerte en la Madre Patria. Una sinopsis de sus experiencias, realidades e ilusiones. Y una constatación de que en un mundo globalizado y conectado -dos situaciones que muchas veces evitan el desarraigo- cada vez es más fácil acceder a las nuevas oportunidades. Aunque -esto no ha cambiado demasiado- para tener éxito por lo general es tan importante el talento como la formación y el trabajo duro. “Persevera y triunfarás”, dijo (al parecer) Séneca en la época de Cristo. Sus palabras siguen teniendo tanto valor hoy como entonces.
Ir a “probar suerte”
El lunes de esta semana se cumplieron cuatro meses desde que Sergio Damián (43) decidió abandonar Uruguay para probar suerte en España como comediante. La idea de radicarse en la Madre Patria la tenía desde hacía 10 años. En 2014 viajó junto a un grupo de estudiantes y en 2018 tuvo oportunidad de hacer stand up en Madrid y Barcelona. “Ya entonces me gustó el público y empecé a tramitar la ciudadanía italiana, que me permite estar en España sin ningún tipo de problemas. Después vino la pandemia y en Uruguay surgieron oportunidades en teatro. En 2022 decidí finalmente venirme. Y acá estamos. Quería un cambio de lugar, siempre tuve eso de querer moverme, aunque no por nada en particular del Uruguay, sino por una necesidad mía”, explica en diálogo telefónico con Domingo.
Pese a que como otros migrantes arriesgó mucho para irse en la persecución de su sueño, mantiene un cable a tierra. O mejor dicho, un salvoconducto para el caso que le vaya mal en España. Damián es empleado de El Correo Uruguayo, del área de soporte de aplicaciones y atención al usuario, y pidió un año de licencia sin goce de sueldo que le fue aprobada. Es egresado del Club de Comedia de Montevideo y licenciado en Comunicación (trabajó cinco años como guionista en Canal 10). Además había hecho talleres de teatro y algún cortometraje académico, aunque destaca que con el stand up se recibe un feedback del público como no ocurre en ningún otro tipo de actuación. Su primer monólogo fue muy autorreferencial: hablaba de su infancia, del almacén que atendía su madre y de un parecido que tiene con Hugh Laurie (Dr. House). “Lo peor que me puede pasar es que si no me gusta, me doy la vuelta. Tengo un año de gracia”, destacó el comediante. En España los únicos contactos que tenía eran una amiga de la escuela y un excompañero de trabajo.
Damián comenta que no tuvo que hacer muchos cambios en sus monólogos para presentarse en los teatros y boliches de Barcelona, donde vive actualmente, ni en lo que tiene que ver con la pronunciación ni con el tipo de humor que venía trabajando. “Sentí una conexión inmediata con el público y con la ciudad. Y ya tengo eventos particulares, de gente que te vio en un show y te contrató para una fiesta privada”, argumenta. Y agrega: “En Cataluña hay muchos latinoamericanos, sobre todo argentinos, mexicanos y peruanos. Y, por lo general, son mayoría en los shows. No adapto mucha cosa, solamente palabras que son muy específicas de Uruguay. El 90% es lo mismo”.
Con respecto al público, explica que, a diferencia de Uruguay, hay más “gente mayor” que sale a divertirse. “Es una audiencia más diversa en cuanto a edad. Respecto al humor y el feedback, para mí es muy similar. Siento que conecto como conecto en Uruguay. Eso por suerte se viene dando en todos los shows que he dado”, dice.
Damián vive en Mataró, a una hora del centro de Barcelona, en una habitación que le alquila a una uruguaya casada con un catalán y con la cual entabló contacto a través de una página de memes que tiene en Instagram (@culpabledeesteamor). En julio del año pasado tenía 5.500 seguidores en esta red social y hoy suma 97.000. La “explosión” se dio cuando compartió un posteo sobre la crisis hídrica en Uruguay, curiosamente sumando seguidores de Argentina. “Hay veces que los reels tienen millones de reproducciones, otras veces tienen 10”, anota.
Actualmente está buscando otro trabajo “más estable”, aunque la actuación le ha alcanzado para mantenerse. “Quizás me sorprenda y termine dedicándome enteramente a la comedia. Poder, se puede, porque hay un mercado grande; se pueden hacer eventos y presentar shows”, destaca.
Nuevo proyecto de a dos
Cuando vivía en Uruguay, Eugenia Ruiz daba clases de teatro en un colegio y en un residencial de adultos mayores. También trabajaba como payaso medicinal en el Casmu. Empezó a estudiar actuación con Germán Medina hace más de ocho años. Y aunque en ese entonces no se proyectaba como comediante, terminó haciendo reír a todos en un escenario provista únicamente de un micrófono. Hace cinco años vivió en Chile y desde hace casi uno se encuentra radicada en Madrid junto a su pareja, bailarina de profesión.
“En España hay muchos uruguayos viviendo, principalmente en Valencia y Mallorca. Yo me quería venir a España desde que tenía 7 años, desde la época de (las series de televisión Ana y los siete y Los Serrano). Siempre supe que quería ser actriz y me llamaba la atención que ellos hablaban ‘diferente’. Mi madre me explicó que eso se debía a que vivían en otro país. Y desde entonces me quise venir para acá”, recuerda Ruiz en diálogo con Domingo.
“Primero me fui a Chile porque era más fácil migrar hacia allá. Acá en España con el tema de los papeles es más difícil, hay mucha burocracia. Y se necesita otro respaldo económico. Vine con el objetivo de seguirme formando en la actuación. Y no tanto con la idea de hacer comedia. Pero hice unos chistes en un lugar, me vio alguien y ya me llamaron para otro show. Después hice otros shows en bares y teatros y empecé a cobrar. Estuve también en un festival de cómicas en Tarragona en junio y me presenté en Bilbao”, agrega.
Ni ella ni su pareja fueron con trabajo asegurado. No conocían a nadie, llegaron con una mano atrás y otra adelante. “Ella trabaja como camarera y está en un grupo de competencia de bachata. Obviamente tener mucho dinero te abre puertas y hace que todo sea más rápido, pero la motivación es fundamental para encontrar las cosas. Las dos vinimos con mucha hambre de hacer cosas”, destaca Ruiz.
La comediante señala que Madrid es una ciudad acostumbrada a recibir gente de todo el mundo y que por eso existe allí una diversidad de culturas. “Están muy dispuestos a ayudarte, si realmente tenés ganas de conocer gente, es muy fácil hacerlo”, acota.
Con respecto al costo de vida, dice que “Montevideo está igual o más caro que Madrid”. Y además, destaca que el sueldo mínimo es “el doble” en España comparado con Uruguay. En los últimos días comenzó a trabajar en un bar porque buscaba un complemento económico, pero hasta ahora ha podido sustentarse con el stand up. “Vivo del arte desde hace como seis años. Pero en estos momentos estoy solo con la comedia, no doy clases porque recién estoy logrando que me conozcan como para hacerlo acá”, detalla. De todos modos, aclara que en España se vive “con más incertidumbre”, porque hay meses en los que la actividad baja considerablemente. “En julio y agosto Madrid está muerto, porque es verano y la gente se va la playa. Ahora, que es enero estamos en invierno”, explica.
Ruiz coincide con Damián en cuanto a que no tuvo que hacer muchas adaptaciones a sus guiones o su humor. Y asegura que los españoles se ríen mucho de ellos mismos. “Al principio creía que no debía opinar mucho sobre el país porque eso me jugaría en contra, pero al final me di cuenta de que todo depende de cómo lo decís. A ellos les gusta y se ríen de eso. Y les gusta nuestra gente o nuestros insultos, por ejemplo cuando decimos ‘boludo’ o ‘boluda’. También les hace reír que digamos ‘ta’. Y yo me encargo de contarles las diferencias que tenemos en el lenguaje con los argentinos”, destaca.
Mientras avanza con el stand up, también practica el español neutro para presentarse a castings: “Yo tuve mi visa de trabajo recién ahora en enero, por eso estoy empezando a moverme por ahí. Acá está todo muy regularizado y en un casting siempre te van a preguntar tu número de seguridad social”.
Su idea es quedarse a vivir en España. “Me encanta acá. Nada es fácil en la vida, hay que insistir e insistir, pero hay muchas oportunidades. A mí me encanta Uruguay, es mi país y tiene muchísimo talento, pero faltan oportunidades”, concluye.
Un uruguayo referente
Boli Santuch (43) es referencia entre los compatriotas que viven en España. Ha actuado con Carmen Lynch de Saturday Night Live y en shows de reconocidos comediantes como Tío Rober y El Cojo Feliz en su gira por Barcelona. Además ha producido shows para artistas de China, Italia, Estados Unidos y Reino Unido. “También he compartido escenario con los argentinos Laila Roth y Mike Chouhy. Y participé en la producción de la gira de Fabri Ballarini y Hermana Beba (Jorge Haddad)”, comenta en diálogo con Domingo.
En Uruguay hacía un trabajo de oficina hasta que le salió una visa Working Holiday que le permitió viajar a Nueva Zelanda para trabajar durante un año. Al regresar hizo un curso de stand up en El Comedy con Nico Duarte e inmediatamente le surgieron oportunidades de trabajo sobre el escenario. “Estuve casi un año así y a principios de 2019 decidí mudarme a Barcelona. Los comienzos no fueron fáciles. Había entonces toda una agitación política en Cataluña, que estaba luchando por su independencia. Y yo me había mudado a un pueblo llamado Blanes que está a unos 60 kilómetros de la ciudad de Barcelona. Para llegar tenía que tomarme un tren que justo en esa época lo cortaban por las manifestaciones”, recuerda Santuch.
Luego hubo un temporal que derribó un puente que contactaba a Blanes “con el mundo”. Y más adelante llegó la pandemia. Todo esto retrasó sus proyectos, aunque nunca lo desalentó. “Hice algunas cosas esporádicas hasta que, a fines de 2022, logré establecerme bien. Me puse a producir mis propios espectáculos y los de otros”, destaca.
Al segundo mes, Santuch ya se podía sostener con la comedia y la producción. Hoy se dedica exclusivamente a ello. “Tengo varios productos que trabajo, tanto de shows unipersonales como con otros cómicos, cada uno con diferente enfoque. Y a su vez trabajo produciendo a gente que viene por ejemplo de Uruguay o Argentina”, señala.
El comediante también entiende que no es necesario hacer demasiados cambios para conquistar al público europeo. “Lo importante es transmitir bien una premisa. Tuve que cambiar algunas palabras, sí. Siempre te confunden con un argentino (su Instagram es @nosoyargentino) y hago varios chistes con respecto a eso”, anota.
También aclara que el público es diferente dependiendo del lugar de España (“el catalán necesita que empatices con él primero”) y que se ha acostumbrado tanto a ello que hoy siente que sus guiones son más efectivos en ciudades como Barcelona o Madrid que en Montevideo.
“Hace dos años volví a actuar en Uruguay y sentí que estoy teniendo más resultados acá que allá. En Madrid por ejemplo sentís que no te están juzgando, que van con voluntad de reírse, el aplauso sale más fácil”, destaca.
Boli Santuch viajó a España con una pareja y un hijo. Y aunque se separó, los tres siguen viviendo allá. “Mi hijo está súper adaptado y arraigado. Llegó con 5 años y ahora tiene 10. Estoy planificando hacer giras en Uruguay, pero la verdad es que los proyectos que tengo acá están caminando muy bien”, remata.
En el teatro dramático
Analía Puentes (nacida en Tacuarembó en 1981) comenzó su carrera artística a los 18 años en el Teatro Circular de Montevideo. Paralelamente estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación, especializándose en cultura y llegando a trabajar en medios como El Espectador. Hoy, con su pareja y una hija de un año y medio llamada Rita, su vida es muy diferente a la que alguna vez soñó. “En mayo nos compramos un velero, por lo que soltamos un poco la vida de ciudad. Él es capitán de barco y de Pamplona”, relata la actriz en diálogo con Domingo.
La idea de vivir en un barco surgió después de leer el libro Hasta donde me lleve el viento, del uruguayo Eduardo Rejduch, quien ha dado la vuelta al mundo. “Hicimos un esfuerzo y nos compramos un velero de 14 metros, ahora estamos en el puerto de Badalona (Barcelona) y en el verano estuvimos en las (islas) Baleares. Es todo una aventura, con sus cosas duras también porque dependemos mucho del clima”, comenta.
En 2014 se radicó en Barcelona para trabajar con la compañía catalana La Fura dels Baus -que se había presentado en Montevideo- y se graduó en el Laboratorio Escuela de Expresión Corporal Dramática dirigida por Jessica Walker. También se formó en el método Keep Moving de Mercedes Boronat y en Técnica Meisner con su director Javier Galitó-Cava. Se trata de ejercicios diseñados para desarrollar y afinar el instrumento del actor y así poder “habitar” cada uno de los personajes.
Su unipersonal sobre María Antonieta fue un verdadero éxito en distintas salas españolas y llegó a estrenarse en Uruguay, en la Sala Delmira Agustini del Teatro Solís.
—Es una obra muy jugada. No solo porque está sola en el escenario, sino porque se presenta completamente desnuda frente al público…
—Sí, bastante jugada. Eso fue producto del proceso creativo, yo nunca me había desnudado en escena en mi vida, no me había atrevido. Pero se dio así y la directora quiso que fuera así. Estuve tres meses atrás de una cortina sin salir por la vergüenza que me daba, hasta que finalmente ése fue su vestuario, porque ella terminó guillotinada frente al público casi al desnudo.
Su más reciente espectáculo, George Sand (mi vida es la vuestra) también ha recibido buenas críticas en España. Puentes ha dado su cuerpo y alma para moldear esta particular visión sobre una de las escritoras más notables del Romanticismo francés. La obra podrá ser vista los días 1, 2 y 3 de marzo en el Teatro Solís de Montevideo (La Embajada de Francia en Uruguay apoya la puesta en escena).
Clubes y teatros para hacer stand up
El stand up comedy es un estilo de monólogo actoral -originalmente en inglés- que tiene más de 100 años de andadura por el mundo. Y que antiguamente se reducía a breves actuaciones de los maestros de ceremonia al comienzo o en medio de los espectáculos. El término se traduce como “ponerse de pie” y refleja la característica principal de esta expresión artística, en la que un solo actor se para frente al público provisto únicamente de un micrófono. Pero con el tiempo se fue ganando su espacio propio y hoy representa la forma más directa y honesta de comunicar haciendo uso del humor.
En Uruguay el stand up ha tenido un fuerte desarrollo en los últimos 20 años. Desde el under, muchos comediantes han llegado incluso a la televisión y a los grandes teatros. Y en los últimos tiempos se han animado a cruzar el océano para presentar su arte en los escenarios de España, en algunos casos teniendo un gran suceso.
Hay múltiples opciones para hacer stand up en las principales ciudades de ese país. Los clubes y teatros de comedia se han multiplicado en los últimos tiempos, sobre todo con el fin de la pandemia, que permitió que la gente vuelva a salir y a divertirse en lugares cerrados.
Sergio Damián destaca en Barcelona locales para hacer comedia como Dr. Flow, Secret, Craft, Tinta Roja y Metamorfosis (donde produce espectáculos el uruguayo Boli Stuch). “A todos estos lugares les pedís fecha y siempre te dan. Y de ahí te salen shows. El 14 de febrero hay un especial de San Valentín (San Solterín) en el que voy a participar junto a otros comediantes”, comenta.
Y añade: “Secret y Craft están como en un sótano y tienen el bar arriba, por lo que quienes van a estos lugares lo hacen para ver stand up. Y siempre se paga entrada, lo cual predispone al público: el que ve el show es porque realmente le interesa.
Eugenia Ruiz, en tanto, destaca en Madrid el local de stand up Black Jack, El Golfo Comedy Club (con shows de martes a domingos) y teatros más grandes como el Gran Vía.
Sobre esta famosa avenida madrileña se encuentra también La Chocita del Loro, uno de los clubes de comedia de mayor prestigio que, sin embargo, hace algo más de dos años estuvo envuelto en una polémica por ser tildado de “machista”. En junio de 2021, la directora de La Chocita del Loro realizó una serie de comentarios explicando las razones por las que la programación del local contaba con tan poca presencia femenina: había 26 cómicos varones y tan solo una mujer. La polémica causada por sus respuestas en el programa Hoy por Hoy de la Cadena SER supusieron varias bajas de cómicos que estaban trabajando en el teatro y un aluvión de críticas y chistes en las redes que se mantienen hasta hoy.
La responsable de la Chocita del Loro, Laura Sánchez Vegas, respondió entonces explicando lo siguiente: “Hemos pasado a un punto en el que mucho del humor que hacen las mujeres es como de víctimas o muy feminista, y el público que va, que es muy variopinto, no lo suele comprar. Sí que intentamos que haya mujeres, pero es complicado porque el humor es diferente”. Sus palabras, sobre todo siendo ella una mujer, levantaron polvareda.
Sin embargo, el crecimiento de las mujeres que hacen comedia en España ha sido notorio en los últimos años. Y así fue reflejado el año pasado con el estreno del programa televisivo La explosión de las cómicas, cuyo objetivo era reflejar la situación actual y la evolución del stand up hecho por mujeres en las últimas dos décadas. El programa incluyó entrevistas con las figuras más representativas de la actualidad y una visión retrospectiva sobre el inicio de la actuación unipersonal con El Club de la Comedia, el programa que impulsó el fenómeno en España.
Godoy, el primero en quedarse y en triunfar
Uno de los primeros éxitos de un comediante uruguayo en la Madre Patria fue el espectáculo Esperando a...Godoy, un monólogo de humor protagonizado por Wellington Ángel Romero Godoy, hoy de 83 años y afincado en España desde 1968.
En esta obra, Godoy utilizaba como únicas herramientas el lenguaje y el sentido del absurdo para contar anécdotas de la vida cotidiana, algo muy típico del stand up.
Esperando a...Godoy llegó a Madrid después de recibir el premio Sebastiá Gasch en 2002 y de convertirse en 2004 en el espectáculo más visto en las salas alternativas de Barcelona con más de 250 representaciones y 80.000 espectadores.
Godoy, que se caracteriza por su humor poco convencional con tintes surrealistas, comenzó su actividad artística en España trabajando a finales de la década de los 70 en el teatro y en la televisión.
En 1974 comenzó su carrera en solitario en Barcelona, ciudad que eligió para residir y donde en 1992 estrenó su espectáculo Con el culo al aire en el teatro Malic.
En Uruguay había estudiado en la Escuela de Arte Dramático, fundada por Margarita Xirgu.