"Me parecía irresponsable. Entiendo que hay gente que lo hace, pero yo no soy capaz”, contó el actor colombiano Claudio Cataño sobre el hecho de que casi rechazó el casting al que fue invitado para interpretar, primeramente a José Arcadio, y luego al Coronel Aureliano Buendía, en la esperada adaptación de la novela Cien años de soledad. Y es que cuando le llegó la invitación para hacer la prueba, el actor recién se había embarcado en las grabaciones de la película Horizonte, del director César Augusto Acevedo, que hasta aquel momento era la producción más grande de su carrera.
En una entrevista con CNN, contó que no tuvo tiempo de prepararse adecuadamente para las audiciones de un papel tan crucial en la historia escrita por Gabriel García Márquez y consideró dejar pasar la oportunidad. Sin embargo, su manager lo convenció de intentarlo, animándolo a ser sincero tanto consigo mismo como con la producción sobre las condiciones en las que se presentaría. Cataño se arriesgó y logró ganar el papel. La responsabilidad era enorme, y él lo sabía.
“Ya de entrada sé que me va a destrozar la mitad de la gente que lo vea. Es imposible que no. Y como ya lo sé, tengo algo de ganancia porque no estoy esperando que sean lindos conmigo. Sí hice todo lo que estaba en mis manos para que no queden cargos de conciencia”, relató sobre la presión de interpretar a uno de los personajes más icónicos de una obra que vendió más de 50 millones de copias y se tradujo a 50 idiomas.
La serie recién estrenada ya es una de las más vistas de Netflix en estos días. Cataño aparece brevemente en los primeros tres episodios cuando el narrador cita la arrebatadora frase de arranque del libro: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el Coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Es a partir del cuarto episodio —esta primera parte de la serie tiene ocho— que gana destaque.
De Bogotá para el mundo
Cataño, de 39 años, nació en Bogotá y su inclinación hacia el arte viene de cuna: es nieto del poeta Mario Rivero e hijo del cineasta Mauricio Cataño. Su carrera artística inició a mediados de los 2000, cuando debutó en la versión colombiana de Casados con hijos. Sin embargo, su éxito comenzaría en 2008, cuando participó en la serie La sucursal del cielo. Su actuación le dio pie para formar parte de diversas producciones como Comando élite, Bermúdez, Tiro de gracia, Rosario Tijeras y Mil Colmillos. Esta última fue la primera producción colombiana en MAX. También actuó en las películas Nadie sabe para quién trabaja, Pacífico y Aurora. Además actuó en la obra de teatro La dama negra e incursionó en el mundo de la dirección con la película Moria (2016). Este 2024 viene siendo su gran año: no solo está en la aguardada serie del gigante del streaming, sino que actúa en las películas recién estrenadas Inventario y Horizonte, la cual se presentó en setiembre en el Festival Internacional de Cine de Toronto.
Más allá de la actuación, tiene entre sus pasiones pintar y el boxeo, deporte que empezó a disfrutar a partir de su personaje en la serie A mano limpia (2010), y decidió incorporarlo de manera permanente en su vida. Cataño es discreto en su vida personal. Estuvo casado durante una década con la actriz Patricia Castañeda con quien tuvo una hija, y actualmente mantiene una relación con la también actriz María del Rosario Barreto.
Un buceo personal
Aureliano es uno de los hijos de Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía. Tiene la capacidad de predecir algunos acontecimientos y durante su vida se dedicó a luchar contra el gobierno de Macondo. Es un personaje enigmático que suele contener sus emociones, pero su mirada de ojos siempre muy abiertos, como quien ve más allá, dice mucho. Ese aspecto fue algo que Cataño trabajó especialmente para el papel.
“En los primeros ensayos, Laura (su coach) me dio una premisa esencial: ‘El movimiento va por dentro; no actúes’. Esa idea resonó profundamente en mí, porque creo que una actuación poderosa no se muestra, se contiene. Esa recomendación dio a mi interpretación una inmovilidad que considero perturbadora y eficaz. El movimiento va por dentro como en la vida”, contó en entrevista al medio colombiano Cambio, quien ya había leído Cien años de soledad hacía siete años y la volvió a leer nada menos que 17 veces desde que asumió el reto de su personaje.
“La novela tiene innumerables capas por descubrir. Para mí, fue fundamental entender el cuerpo, la voz y los registros del personaje. Gabo describe a Aureliano como un hombre de voz estentórea, delgado, huesudo, con una gravedad solitaria que lo rodea. Trabajé minuciosamente para encarnar esas características”, comentó el intérprete que tiene ojos azules, usó lentes de contacto castaños oscuros durante las grabaciones y adelgazó 10 kilos para el papel.
Además, reveló haber necesitado hacer un buceo personal en el momento que atravesaba en su vida para conectar con todas las pérdidas y la profundidad de su personaje. “Tengo una forma de trabajar muy particular: necesito resonar personalmente con los personajes. No puedo interpretarlos solo por oficio; debo sentir una conexión profunda con ellos. Recuerdo que lo primero que sentí al pensar en él (Aureliano) fue la idea de la dignidad en la derrota. Es un personaje que, a lo largo de su vida, es derrotado constantemente. En ese momento, mi vida atravesaba experiencias similares: desprendimientos y pérdidas. Había perdido la casa donde crecí con mis abuelos en La Candelaria, un lugar cargado de memoria, familia y raíces. La muerte de mi abuelo fue el inicio de todo aquello que se desmoronó, y más recientemente, la partida de mi abuela Blanca profundizó ese sentido de orfandad”, confesó.
“Esa mirada profunda de Aureliano tiene que ver con estar viendo algo realmente significativo, algo que nace muy dentro. Yo veía (mientras actuaba) la mano de mi abuela. Por eso digo que necesito tener una conexión profunda con los personajes que interpreto. No tengo otra forma de habitar lo que hago”, añadió el protagonista de esta serie que se puso al hombro una gran responsabilidad y supo cumplir dignamente con el reto.
El realismo mágico de García Márquez llegó a Netflix
Desde que se estrenó, el 11 de diciembre, la adaptación de la obra del Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, publicada en 1967, se ha mantenido en el top 10 global de series de habla no inglesa en Netflix. La producción, dirigida por la colombiana Laura Mora y el argentino Alex García López, se grabó enteramente en Colombia con el respaldo de la familia de Gabo y cumpliendo con sus requisitos: que la serie se filmara en el país, se hiciera con talento nacional y fuera rigurosa respecto a la historia original. De hecho, además de los actores y del equipo, 97% de los textiles que se utilizaron en el vestuario son de origen colombiano.
Llevar a la pantalla la historia de siete generaciones de la familia Buendía, que miles de latinoamericanos hemos leído y ubicado en un lugar especial de nuestra memoria, era un grande desafío que todo el equipo de la serie estaba consciente. Al final, implicaba tocar una fibra sensible del público y fijar una imagen sobre los personajes del mítico Macondo. Para el escritor colombiano Ricardo Silva Romero, el resultado fue respetuoso con la creación original y logró una puesta en escena a la altura del libro.
“El solo hecho de que hayan construido el pueblo completamente señala que no es un ejercicio cínico. Lo hicieron con todas las de la ley, con todo el compromiso, con la gente que podía escribirla bien, dirigirla bien; gente sensible a la obra, humilde ante la obra. Eso garantiza que cuando uno la está viendo no se sienta estafado”, dijo a El País de Madrid.
El equipo de producción estuvo integrado por más de 900 personas y el set principal se ubicó en un terreno de 540.000 metros cuadrados. La segunda temporada llegará en junio de 2025 con ocho episodios. Además de Cataño, destacan las actuaciones de Marleyda Soto en la versión adulta de Úrsula Iguarán, Marco Antonio González y Diego Vásquez como José Arcadio Buendía y Moreno Borja como Melquíades.
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